La cifra de niños que viven en las zonas de guerra más mortíferas del mundo aumenta un 10% en el último año
Una media de 22 niños al día fueron asesinados y mutilados en 2021
Yemen sigue siendo el peor país del mundo para la infancia
La ONG Save the Children ha denunciado este miércoles que la cifra de niños que viven en las zonas de guerra más mortíferas del mundo ha aumentado un 10 por ciento en el último año, mientras que uno de cada seis menores de edad vivía en zonas de conflicto a lo largo de 2021.
Los datos, que hacen saltar las alarmas especialmente ante el aumento de la violencia provocado por la invasión rusa de Ucrania, indican que a pesar de que el número de asesinatos y mutilaciones en el marco de conflictos armados se ha reducido en aproximadamente un tercio respecto a los datos de 2018, más de 8.000 menores –una media de 22 al día– han sido asesinados o mutilados.
En su informe Alto a la guerra contra la Infancia 2022 , la organización ha alertado de que se espera un aumento «trágico» de estas cifras a raíz de la guerra en Ucrania, si bien el país más peligroso para los menores sigue siendo Yemen, que encabeza la lista de zonas más afectadas por los conflictos para los menores por delante de Afganistán y República Democrática del Congo.
En 2021 eran aproximadamente unos 449 millones de niños los que vivían en una zona de conflicto, lo que supone un ligero descenso respecto a los datos recabados en 2020, un escenario en el que África destaca como el continente con mayor número de niños afectados por los conflictos (180 millones), seguido de Asia (con 152 millones aproximadamente) y América (con 64 millones).
Sin embargo, es en Oriente Próximo donde se encuentra la mayor proporción de niños viviendo en zonas de conflicto (uno de cada tres menores), mientras que Europa registra la cifra más baja, algo que podría cambiar este año a raíz del conflicto en Ucrania. «La situación es aterradora, están muriendo niños y niñas y nos han bombardeado desde todas direcciones», lamenta Yasmine, una niña de once años que reside en la Franja de Gaza.
Save the Children ha estimado así que más de la mitad de los niños que viven en zonas de conflicto viven en las zonas de guerra más mortíferas a medida que el acceso a ayuda humanitaria se ve obstaculizado, especialmente en países como Yemen.
El documento señala que es precisamente en este país donde más violaciones graves se han registrado dada la intensidad del conflicto y la proporción de menores que crecen rodeados de violencia. Estas violaciones incluyen el reclutamiento, secuestro, violencia sexual, falta de ayuda humanitaria, ataques a escuelas, asesinatos y mutilaciones, entre otras.
«Los niños y las niñas no causan ni empiezan las guerras, pero es innegable que son las víctimas más vulnerables de cualquier conflicto», ha aseverad Ingrid Ashing, directora general de Save the Children.
Así, ha manifestado que si bien las violaciones graves «se redujeron ligeramente el año pasado, (…) la situación podría empeorar a medida que los conflictos en Ucrania y en países como Yemen y la República Democrática del Congo se prolongan».
COBERTURA MEDIÁTICA DESIGUAL
Desde Save the Children han advertido de que la cobertura d elos medios de comunicación a nivel internacional en los diez países más afectados por los conflictos es «desigual» y ha destacado que solo Ucrania ha concentrado una cobertura cinco veces mayor que otros diez países igualmente afectados por los conflictos durante los primeros nueve meses de 2022. Durante ese periodo de tiempo, Yemen sólo ha obtenido un 2,3 por ciento de cobertura mediática en comparación con Ucrania
Asimismo, la ONG ha reconocido que existen «múltiples factores que pueden influir en la distribución de los fondos por parte de los donantes» y ha alertado de que la financiación de los países más afectados por las guerras se situaba en 2021 en torno al 43 por ciento, una cifra que asciende a casi el 70 por ciento este año en el caso de Ucrania.
Esta falta de recursos deja a millones de niños sin acceso a «elementos esenciales que permita salvarles la vida, como la atención sanitaria y la alimentación o servicios educativos y de protección», según el texto.
Ashing, por su parte, ha puntualizado que la atención prestada a la guerra en Ucrania «no ha recordado a muchos la brutalidad de los conflictos y sus terribles efectos sobre la infancia, pero también es una lección de lo que es posible cuando hay suficiente voluntad política y financiera a nivel colectivo para garantizar que los niños reciben la ayuda necesaria para salvar sus vidas».
«El mundo debe seguir protegiendo a los niños y niñas de Ucrania, al tiempo que hace mucho más para garantizar que los de otros países afectados por el conflicto sean atendidos», ha insistido.
En este sentido, Save the Children ha recalcado que «existe un imperativo moral y estratégico para actuar» y ha afirmado que «si no hacemos nada, corremos el riesgo de seguir quebrantando las normas y avances jurídicos que tanto ha costado alcanzar para consagrar los derechos de los niños en zonas de conflicto».
«No podemos dar lugar a un mundo de barbarie, inhumanidad e injusticia sin control que tendrá consecuencias trascendentales para la infancia actual y para generación futuras», continúa el informe, que insta a todas las personas responsables y a todos los actores que pueden influir en la vida de los niños y las niñas que habitan en zonas de conflicto a «emprender acciones concretas respecto de tres temas clave», como defender las normas y las leyes internacionales, hacer que quienes las infrinjan rindan cuentas por ello y apoyar la resiliencia y la recuperación de los niños.