El Colegio de Médicos de Madrid advierte de que la incidencia de Covid en los niños «ha estado infraestimada»
Según el Comité Científico de la Covid-19 del Ilustre Colegio de Médicos de Madrid (ICOMEM), la incidencia de COVID en pediatría «ha estado infraestimada durante los primeros meses de la pandemia», y considera que la situación de la Covid-19 en personas en edad pediátrica es «más preocupante», sobre todo durante la sexta ola.
«Al principio de la pandemia, pensamos que los niños no se contagiaban. No fuimos capaces de detectar entonces que los niños son susceptibles al virus, si se infectan y transmiten de la misma manera que lo hacen los adultos», asegura la doctora Teresa Hernández-Sampelayo, especialista en pediatría y miembro de este Comité.
«Con más experiencia clínica, actualmente conocemos que presentan cuadros clínicos menos graves, aunque empezamos a detectar casos de COVID persistente o prolongado también en edad pediátrica y cuadros de síndrome inflamatorio multisistémico tras la infección por SARS-CoV-2, que requieren de ingreso hospitalario y en UCI», añade.
En este sentido, la doctora Hernández considera que es importante trabajar también en el tratamiento de esta enfermedad en pediatría con la investigación y realización de ensayos clínicos pediátricos que permitan conocer mejor y ajustar los tratamientos.
Los niños tienen cuadros clínicos menos graves y letales que los adultos, debido a una menor madurez del sistema inmune del niño y a la menor prevalencia de comorbilidades y de factores de riesgo asociados a una peor evolución (obesidad, diabetes e hipertensión entre otros).
Sin embargo, hay un escenario que, según este comité, habría que valorar. Se trata de los casos de cuadros post-COVID que, al igual que en adultos, se producen entre 2-6 meses después de la infección aguda. Los menores muestran fatiga, disnea, dolor torácico, dificultad de concentración y alteraciones del sueño.
«No conocemos aún su incidencia real, la carga de enfermedad que supone, ni las secuelas a largo plazo. En estos momentos, su manejo no está claramente protocolizado y el tratamiento es sintomático y el tiempo suele resolverlo. Pero recomendamos que se haga un seguimiento y evaluación a través de médicos bien entrenados e integrados en equipos de carácter multidisciplinar e integral», afirma.
En cuanto al síndrome inflamatorio multisistémico (MIS-C) tras la infección por SARS-CoV-2 en niños, es un cuadro raro pero muy grave que frecuentemente requiere de cuidados intensivos. Se produce dos semanas después de la infección aguda, con manifestaciones clínicas de los pacientes con varían según la edad.
Los niños más pequeños (0 a 4 años), presentan menor proporción de manifestaciones graves y menos admisiones en UCI, con mayor frecuencia conjuntivitis, erupción cutánea y dolor abdominal. Los pacientes de 18 a 20 años tenían más probabilidades de tener neumonía, disnea, miocarditis y disfunción cardíaca.
«No sabemos exactamente por qué ocurre, suele ser una respuesta especial al virus de determinados pacientes, y suele cursar con fiebre alta, problemas digestivos, afectación cardíaca, dolor en pies y manos, cansancio y palidez», explica la doctora Hernández-Sampelayo, que advierte de que los padres deben estar atentos a estos síntomas, al tiempo que les tranquiliza: «la mayoría de los ingresos se recuperan sin secuelas».
VACUNACIÓN PARA ESTA POBLACIÓN
«La vacuna es lo único que tenemos para evitar la enfermedad», recuerda esta especialista en pediatría. «Las ventajas directas son claras, pues pueden prevenir muertes y enfermedad grave en niños, además de la reducción de la propagación, la disminución del estrés general en los niños derivado del cierre de escuelas y del distanciamiento social, así como del coste económico para las familias», expresa. «Es importante que los niños puedan cuanto antes volver a recuperar su vida familiar, escolar, social y las vacunas ayudarán a esto», concluye.
Además, uno de los argumentos que el comité da en favor de las vacunas es que los niños y adolescentes puedan volver a su vida previa a esta crisis sanitaria, protegiendo así su salud mental. En su análisis, ponen el foco en las consecuencias psicológicas en este grupo de edad (depresión, estrés, ansiedad, inatención, irritabilidad), así como en las agudizaciones de enfermedades psiquiátricas previas.