El CISC recibe 1,1 millones de euros en ayudas para un proyecto de investigación sobre tejidos artificiales
Otros tres proyectos obtienen cerca de 1,5 millones de euros de financiación cada uno
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha recibido una financiación de 1,1 millones de euros para un proyecto de investigación sobre tejidos artificiales, mientras que ha obtenido una cantidad similar para otros tres proyectos para investigar los límites del desarrollo embrionario, los mecanismos neuronales que detectan el frío y la luz como comunicación en el mundo marino.
Los cuatro proyectos del CSIC, junto a otros 34 proyectos, han logrado ser elegidos por parte del Human Frontier Science Program (Organización del Programa Internacional de Ciencias de la Frontera Humana, HFSP) como iniciativas «verdaderamente pioneras», según un comunicado del CSIC.
El proyecto sobre tejidos artificiales pretende desarrollar una plataforma para producir tejidos artificiales vegetales usando una impresora 3D, para lo que se deconstruirán plantas en este tipo de tejidos formados por «tipos celulares seleccionados a la carta».
Servirá para estudiar las células dianas de diferentes patógenos, y está codirigido por el Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), en colaboración con la Universidad de Nottingham de Reino Unido y la Universidad Nacional del Litoral-CONICET (Argentina).
«Este estudio se centrará en la determinación del tropismo de virus de plantas. Posteriormente, se integrará toda la información recogida en forma de imágenes y datos moleculares del análisis de la expresión génica celular mediante el uso de inteligencia artificial, y así predecir el curso de cualquier infección viral», ha destacado uno de los directores del proyecto, el investigador del CNB-CSIC Adrián Valli.
La segunda investigación estudiará la regulación mecánica y la identificación de las primeras fronteras establecidas durante el desarrollo del embrión mediante la combinación de los conocimientos de expertos en morfogénesis, modelos matemáticos, mecanobiología, regulación génica y adquisición de imágenes de alta resolución en 3D.
«Todo ello nos ayudará a descubrir nuevas formas de regulación del establecimiento de los patrones morfogenéticos durante las primeras etapas del desarrollo embrionario», ha destacado María Almuedo-Castillo, del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (CABD), sobre el proyecto realizado en colaboración con la University College de Londres y la Universidad de California en San Diego, que recibirá 1,2 millones de euros.
El objetivo del tercer proyecto es la comprensión de las adaptaciones moleculares que han desarrollado los seres vivos para detectar los cambios de la temperatura ambiental, lo que aumentará el conocimiento sobre los procesos biológicos a través de sus mecanismos evolutivos, para lo que colaborarán con equipos de la Universidad de Estocolmo, de la Universidad de Columbia y de la Universidad de Bath (Reino Unido), y recibirá una partida de 1,5 millones de euros.
Entre las investigaciones que llevará a cabo cada equipo se encuentra el análisis del ADN de especies extintas como el mamut lanudo, la aplicación criomicroscopía electrónica para estudiar las proteínas termosensibles a nivel atómico o la aportación de experiencias en simulaciones moleculares, para lo que contarán con una partida de 1,5 millones de euros.
«Analizaremos los genes que codifican proteínas termosensibles de especies que han evolucionado durante millones de años en diferentes ambientes térmicos. Entre estas especies se encuentran el extinto mamut lanudo, el oso polar, el elefante asiático, el pingüino y la lechuza de las nieves», ha afirmado el líder del Grupo de Transducción Sensorial y Nocicepción en el Instituto de Neurociencias (IN), centro mixto CSIC-UMH, Féliz Viana de la Iglesia.
El cuarto proyecto se centrará en la comunicación a través de la luz, algo «poco conocido del mundo microbiano marino» pero que podría aportar «amplias implicaciones» en campos como la ecología marina o las aplicaciones prácticas en ciencias aplicadas si confirman la hipótesis de que los microorganismos usan la luz para comunicarse, según ha explicado el investigador del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA) Idan Tuval.
Los equipos del CSIC colaborarán con la Universidad de Toulouse III, la Asociación Biológica Marina de Reino Unido y del Clúster de Cambio Climático de la Universidad Tecnológica de Sídney.
«Utilizando tecnologías de vanguardia, como la microfluídica y la síntesis de nanopartículas emisoras de luz, el proyecto llevará a cabo los primeros experimentos controlados diseñados específicamente para investigar la comunicación lumínica entre diferentes especies microbianas marinas», reza el comunicado.