El BCE incorpora elementos medioambientales en su política monetaria para controlar la inflación
El gobernador del Banco de España asegura que el alza de los precios energéticos afecta de forma desproporcionada a los más vulnerables
El Banco Central Europeo (BCE) continúa incorporando de forma progresiva elementos medioambientales en su política monetaria con el objetivo de mejorar los instrumentos que tiene para alcanzar su objetivos de inflación.
Así lo ha avanzado el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, durante su participación en el encuentro Energy Prospectives , un ciclo de conversaciones organizado por Fundación Naturgy e IESE Business School sobre las condiciones económicas, regulatorias y tecnológicas que se vislumbran para el futuro del sector energético.
De Cos ha explicado que los riesgos asociados al cambio climático pueden derivar en la introducción por parte de los gobiernos de figuras tributarias como los impuestos al carbono, que acabarían incrementando los precios de la energía y, a su vez, los costes de las empresas.
Esto es exactamente lo que ha ocurrido en los últimos meses, lo que ha hecho disparar, entre otras razones, los precios energéticos y poner en peligro a ciertos sectores e industrias, así como disparar los precios de la cesta de la compra de los ciudadanos.
El gobernador no ha podido incidir durante su discurso en esta espiral inflacionaria, ya que el BCE se reúne esta semana para discutir los próximos pasos en la política monetaria a aplicar en toda la Zona Euro y su discurso podría interferir en estas decisiones.
En cualquier caso, se ha referido al dilema que esta inflación derivada de los precios energéticos genera en los distintos bienes y servicios, dependiendo de si requieren más o menos energía en producirse, así como en la evolución de su demanda. En este sentido, ha asegurado que el alza de los precios también afectará a los ingresos de los consumidores, siendo más afectados los más vulnerables.
Otras de las variables que acaban afectando a la evolución de la inflación es la adopción por parte de las compañías y ciudadanos de tecnologías más limpias que favorecen la reducción de emisiones pero que, al mismo tiempo, impulsan los precios de estos mismos productos.
Debido a estas implicaciones del cambio climático en la inflación, De Cos ha señalado que el BCE ya se ha comprometido con la introducción de criterios medioambientales en su sistema de toma decisiones para controlar la inflación y asegurar que no hace peligrar al sistema financiero.
«Debemos asegurarnos de que las firmas financieras aborden estos riesgos, contribuyendo a la identificación de sus impulsores y canales de transmisión, a la medición adecuada de su impacto económico y financiero, y al desarrollo de posibles mitigaciones técnicas», ha añadido.