El BCE destaca que el impacto económico negativo de la transición ecológica será menor cuanto antes se inicie
Una transición tardía, pero que cumpla con los objetivos de París, incrementaría el riesgo de crédito bancario más del 100% para 2030
El Banco Central Europeo (BCE) ha explicado durante la publicación de sus test de estrés climáticos que el impacto macroeconómico negativo a medio plazo para hogares y empresas se reduciría «considerablemente» de acometer una transición ecológica acelerada, lo que, además, contendría posibles riesgos financieros.
Los resultados, conocidos este miércoles, muestran que las compañías y los hogares se beneficiarían «claramente» de una transición más rápida. Aunque una transición más rápida implicaría inicialmente mayores inversiones y costes energéticos más elevados, los riesgos financieros disminuirían considerablemente a medio plazo al no contagiarse el sector bancario de la vulnerabilidad de las empresas sometidas a una transición desordenada.
«Tanto los beneficios como el poder adquisitivo se ven menos afectados negativamente, ya que la inversión anticipada en energías renovables se amortiza antes y, en última instancia, reduce los gastos energéticos», precisa el documento.
El BCE ha examinado a firmas, hogares y bancos en tres supuestos, entre los que están una «transición acelerada» en línea con los objetivos del Acuerdo de París para 2030, una transición que solo cobra impulso a partir de 2026, pero que es «lo suficientemente intensa» para cumplir con 2030, y una «transición retrasada» que da comienzo en 2026 y a un ritmo que no permite llegar a los objetivos de 2030.
En el supuesto más optimista, la inversión verde de las empresas europeas se incrementaría hasta los 2 billones de euros para 2025, mientras que solo sería de 500.000 millones de euros en los otros dos escenarios. No obstante, en el escenario medio, la inversión alcanzaría para 2030 el nivel de la transición acelerada para ese mismo año; unos 3 billones ambas.
No obstante, advierte el organismo, la velocidad necesaria para cerrar esa brecha colocaría a las empresas europeas en una posición de «mayor riesgo», especialmente en los sectores electrointensivos, como la industria, la minería y la energía, ya que aumentaría el apalancamiento y reduciría los beneficios aproximadamente el doble que para la compañía europea media.
El BCE apunta a que si las empresas están en riesgo, «también lo están los bancos que las financian». Así, estas entidades estarían expuestas a un mayor riesgo de crédito si la transición tiene que precipitarse en una fase tardía y se requieren inversiones rápidamente a costes más elevados.
En este caso, los bancos pueden esperar que su riesgo de crédito aumente más del 100% en 2030 en comparación con 2022, mientras que en la transición acelerada, el aumento sería de solo el 60%.
Si la transición no se acomete con rapidez para cumplir con los objetivos de 2030, los costes y riesgos serían aún mayores a largo plazo. Aunque esto conllevaría menos inversiones en general, el incumplimiento de los objetivos de reducción de emisiones agravaría considerablemente el impacto del riesgo físico sobre la economía y el sector financiero.
«Necesitamos políticas más decididas para garantizar una transición más rápida hacia una economía de cero neto en línea con los objetivos del Acuerdo de París. Avanzar al ritmo actual aumentará los riesgos y los costes para la economía y el sistema financiero», ha asegurado el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos. «Hay una clara necesidad de acelerar el camino hacia París», ha resumido.