El Banco de Japón mejora sus previsiones de crecimiento para 2021 y 2022
El Banco de Japón ha revisado al alza su cuadro macroeconómico para este año y el siguiente, cuando confía en que el PIB japonés crecerá a un ritmo del 3,9% y del 1,8%, respectivamente, lo que representa una mejora de tres décimas respecto de su anterior previsión para 2021 y de dos décimas en el caso de 2022.
Sin embargo, la institución dirigida por Haruhiko Kuroda ha empeorado ligeramente su estimación para el año 2020, cuando calcula que la actividad sufrió una contracción del 5,6%, una décima más de lo estimado el pasado mes de octubre, como consecuencia de la pandemia de coronavirus y de las medidas de contención implementadas.
«Es probable que la economía de Japón siga una tendencia a mejor a medida que disminuye gradualmente el impacto del coronavirus», ha señalado la entidad al actualizar sus proyecciones macroeconómicas, advirtiendo de que es probable que la presión a la baja derivada del impacto de un rebrote de Covid-19 «siga siendo fuerte por el momento, particularmente en el consumo presencial de servicios».
El Banco de Japón ha advertido de que sus perspectivas se fundamentan sobre el supuesto de que el impacto de la Covid-19 disminuirá gradualmente y luego casi desaparecerá hacia el final del horizonte de las previsiones, aunque estas suposiciones y premisas conllevan grandes incertidumbres.
En este sentido, ha señalado que si la pandemia tiene un impacto mayor del esperado, existe el riesgo de que el deterioro de la economía real acabe afectando a la estabilidad del sistema financiero, ejerciendo así una mayor presión a la baja sobre la propia economía real, aunque considera que en este momento «este riesgo no se considera significativo».
En cuanto a la evolución de los precios, el Banco de Japón estima que la inflación cerró 2020 en el -0,5%, una décima por encima de lo esperado en octubre, y este año subirá ligeramente, hasta alcanzar el 0,5%, una décima más de lo anticipado previamente, aunque en 2022 se situará en el 0,7%, como estaba previsto, aún muy lejos de la meta de estabilidad de precios de la institución.
«Es probable que la tasa de variación interanual del IPC sea negativa por el momento, afectada por la Covid-19 y la caída experimentada por los precios del crudo», ha explicado el banco central, que espera bajadas de los precios en los bienes y servicios afectados directamente por la reducción de la actividad provocada por la pandemia.
De este modo, se prevé que la presión a la baja sobre los precios disminuya gradualmente junto con la mejora de la economía a la vez que espera que se disipen los efectos de la caída de los precios del petróleo, lo que debería impulsar a terreno positivo la tasa de inflación, con un ligero aumento gradual a partir de entonces.
Por otro lado, el Comité del Banco de Japón decidió este jueves continuar sin cambios con su actual política monetaria y el resto de medidas de alivio cuantitativo y cualitativo para mantener bajo control la curva de rendimientos de la deuda nipona.
De este modo, el máximo órgano de política monetaria del BoJ decidió por una mayoría de siete votos contra uno mantener una tasa de depósito del -0,1% y llevar a cabo la compra de «la cantidad necesaria» de bonos del Gobierno de Japón sin establecer un límite máximo con el fin de que el rendimiento del bono japonés a 10 años se sitúe cerca del 0%.
Asimismo, el instituto emisor japonés seguirá adelante con la compra de fondos cotizados (ETF) a un ritmo anual de 12 billones de yenes (95.655 millones de euros) durante el tiempo que sea necesario, mientras que el Comité votó unánimemente a favor de prorrogar un año sus programas de apoyo a la financiación de bancos, empresas y particulares.