El Banco de España cree que la banca española podría absorber el impacto de las políticas climáticas
El Banco de España cree que el sector bancario español podría absorber el impacto del incremento en costes de los sectores productivos que generaría una política ambiciosa de transición climática sin deterioros materiales en la solvencia del sector.
Así lo ha señalado el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, este viernes en su intervención en el congreso de la Asociación de Capital, Crecimiento e Inversión (Ascri).
El gobernador ha incidido en que la mejora de la capacidad de gestión de las entidades «tendrá que complementarse con el desarrollo de un marco regulatorio y prudencial que considere adecuadamente las particularidades de los riesgos derivados del cambio climático».
Hernández de Cos considera que la existencia de información y de taxonomías comunes, y el desarrollo de metodologías de medición son dos cuestiones previas relevantes.
También ha puesto de relieve durante su intervención la importancia de la financiación pública, pero también privada, en tanto que es «fundamental» que la respuesta sea global.
El Banco de España afronta este asunto desde el punto de vista de la estabilidad financiera. «La incorporación de estos riesgos en sus decisiones de gestión facilitará el cambio en los precios relativos de los instrumentos financieros en favor de aquellos que financien actividades más sostenibles, reforzando de esta forma el impacto del resto de las políticas públicas», ha destacado Hernández de Cos.
De esta forma, las entidades se enfrentan a dos tipos de riesgos, tanto directa como indirectamente: los físicos, que surgen cuando se materializa en todo o en parte el cambio climático, y los de transición, que se derivan de los costes que pueden surgir durante el proceso de transformación de la economía.
En cuanto al impacto de los riesgos físicos, el deterioro del capital físico y la disrupción en la producción derivados de la materialización de estos riesgos repercutirían en los ingresos y en los costes de las entidades, así como en el valor de los activos de garantía y en la riqueza.
«Si el capital físico se deteriora, serían necesarias nuevas inversiones, lo que se traduciría en un mayor apalancamiento. Además, los ingresos también se verían afectados por estos riesgos, debido a sus efectos negativos en la capacidad de producción», ha explicado Hernández de Cos.
Estos riesgos también pueden menoscabar la productividad y provocar también una reasignación de recursos «no solo del capital físico, sino también del trabajo, a través de migraciones».
Asimismo, el Banco de España considera que estos riesgos se manifestarán en las entidades financieras a través de las categorías tradicionales de riesgos financieros, como el de crédito, de mercado, de liquidez, operacional y reputacional.
No obstante, el gobernador ha incidido en que los riesgos relacionados con el cambio climático tienen algunas particularidades: no tienen precedentes, los riesgos físicos y de transición están interrelacionados, tienen una dimensión global y son heterogéneos por áreas geográficas y sectores económicos.
El organismo ha sido capaz de estimar mediante ejercicios econométricos que el deterioro ecológico ha generado ya un comportamiento negativo y significativo del valor de la vivienda en las zonas más afectadas.
La pérdida de valor del sector residencial implica un menor valor del colateral disponible y un mayor riesgo en caso de deterioro de la cartera de préstamos, fundamentalmente hipotecaria, según ha destacado el gobernador.