El asesinado era sacristán desde hace 16 años y un florista y cofrade muy querido en Algeciras
ALGECIRAS (CÁDIZ), 25
El asesinado en la tarde de este miércoles en Algeciras (Cádiz) a mano de un hombre, de 25 años y nacionalidad marroquí, que irrumpió en la Iglesia de Nuestra Señora de La Palma, era Diego Valencia, de 65 años, casado y con dos hijas, sacristán de la parroquia desde hacía 16 años, que había regentado una floristería y muy querido en el mundo cofrade algecireño.
Una prima de la víctima, en declaraciones a los periodistas aún entre sollozos en la mañana de este viernes, ha manifestado que su muerte «la siente toda Algeciras» y ha añadido que «cuando se está en una cosa así es porque eres buena persona y confían en uno».
Una confianza constatada por el propio párroco de la Iglesia de La Palma, Juan José Marina, que no ha dudado en definirlo como sus «manos y pies». «Llevaba cerca de 16 años sirviendo en esta iglesia y hacía de todo en este templo, desde abrir y cerrar las puertas, hasta arreglos florales, porque antes tenía una floristería», ha dicho el sacerdote, que ha estado presente en el minuto de silencio guardado en memoria de Diego en la plaza Alta, donde fue asesinado.
Por su parte, la otra víctima del ataque sufrido a las iglesias de Algeciras, el sacerdote salesiano Antonio Rodríguez Lucena, de 74 años de edad, se encuentra fuera de peligro.
Aunque sigue ingresado en el hospital de Algeciras tras haber sido intervenido por las heridas provocadas de la cuchillada sufrida en el cuello, ha trasladado que «gracias a Dios ha pasado ya todo y estoy esperando el alta, para seguir celebrando la fiesta de San Juan Bosco».