El acusado de atropellar y no auxiliar a un joven: «Reaccioné mal y me fui a mi casa»
Dice que no vio al chico, que caminaba con otro por la calzada, y que tras «notar» el impacto frenó «en seco» y se quedó «en shock»
El acusado de atropellar y no auxiliar a un joven -en verano de 2016 en Santander y que desde entonces está en coma- ha explicado que impactó contra él cuando trató de esquivar a otro peatón que se había quedado en su carril, después de percatarse de la presencia de ambos caminando por la calzada y de que la víctima saliera corriendo hacia un lateral, hacia la acera.
«Al esquivar al (chico) de mi carril sucedió esta tragedia», ha manifestado el procesado este lunes en el arranque del juicio contra él, que se celebra con jurado a lo largo de esta semana en la Audiencia de Cantabria, y en el que si bien no ha reconocido los hechos como tal, ha admitido que tras la colisión «reaccioné mal y me fui a mi casa».
Así lo ha expresado a preguntas de las partes en la primera sesión de la vista, en la Sección Tercera de la AP, en la que se enfrenta a dos años de cárcel que pide el fiscal y cinco que interesa la acusación particular, ejercida por la familia del herido en este siniestro, que tuvo lugar en la madrugada del 26 de agosto en la Avenida de los Infantes, en la zona de El Sardinero de la ciudad, cuando víctima y encausado tenían 19 años.
Según ha relatado en el interrogatorio de las acusaciones y de su abogado, esa noche -en la que había llovido y el asfalto estaba mojado- conducía el vehículo de su padre, un Ford Focus, después de haber trabajado durante todo el día como camarero.
En concreto, tras finalizar su jornada laboral, sobre la una y media de la mañana, se fue a casa a ducharse, recogió a una chica y se dirigió a un bar en Cueto donde estaba su tío y después hacia El Sardinero, accediendo desde el Alto Miranda hacia abajo.
Una vez en la calle donde sucedió todo, ha aseverado que tras pasar la iglesia que hay en el lugar -San Roque- y girar la curva no vio «nada», y a continuación se percató de «una luz». «Juraría que era un teléfono o una linterna», ha reflexionado, a la par que ha subrayado que estaba «muy oscura» la zona, que conocía pues «pasaba muchas veces» por allí.
«No iba distraído», ha zanjado para señalar que vio dos peatones caminando por la calzada, «en medio de mi carril». Uno de ellos «salió corriendo hacia la izquierda» -hacia la acera, donde había coches aparcados en batería- y el otro «se quedó» en su sentido de circulación, ha apostillado el procesado, para justificar que al «esquivar» a este último se produjo el atropello, en el carril contrario, que invadió aunque «completamente no», y a unos 30 ó 40 metros de la curva.
«Yo me fijé en el de mi carril. Fui a esquivarle y, cuando eso, noté el impacto», ha indicado. «Frené en seco» y «entre en shock», ha apostillado, para explicar que se puso «nervioso». También vio por el espejo retrovisor y a unos «cuatro metros» de distancias gente acercándose al lugar donde estaba el herido, que estaba en el suelo y «se movía». «Reaccioné mal y me fui a mi casa», ha reconocido, aclarando que primero dejó en la suya a la chica que iba con él, y que había conocido ese día.
NO ME IMAGINABA EL ALCANCE DE ESTE ACCIDENTE
A la jornada siguiente, se enteró por la Policía Local de la gravedad de las lesiones y se quedó «impactado». «Yo no me imaginaba el alcance de este accidente», ha confesado. Así, «para nada» pensó que estaba desamparando a una persona en riesgo. Además, ha aseverado que de haber ocurrido en otro lugar y circunstancias el siniestro -una zona deshabitada y sin gente, por ejemplo- «no hubiera tenido la misma reacción».
Al hilo, ha justificado que se fue del lugar por la «situación» y el «momento» en el que fue, ya que tenía dudas sobre la vigencia de su carné de conducir pues previamente había dado positivo en dos pruebas de alcoholemia. «Tenía 19 años y nunca me había pasado esto. Si me vuelve a pasar, no haría lo mismo», se ha justificado, antes de apuntar que el permiso estaba en vigor.
Preguntado por el posible consumo de sustancias, a propósito de que en el momento en que fue detenido llevaba hachís encima, ha indicado que no recuerda si esa mañana se había fumado «un porro», pero ha destacado que en el momento del accidente y después de trabajar todo el día «estaba bien».
Sobre la velocidad en el momento del impacto, el implicado calcula que circularía a 50 ó 60 kilómetros por hora -el fiscal cree que iba entre 60 y 90 km/h-. Pero el chico considera «imposible» ir más rápido de lo que dice por el modelo de vehículo, de unos 70/90 caballos de potencia. «Iría en primera marcha o segunda como mucho», ha insistido, para remarcar igualmente que giró la curva «despacio» y después aceleró, aunque no de forma «fuerte».
PUDO EVITAR EL ATROPELLO
En cambio, el ministerio fiscal sostiene el acusado circulaba «a velocidad elevada» por El Sardinero cuando giró para tomar la Avenida de los Infantes, por donde caminaban de espaldas los dos chicos que al escuchar el ruido del motor, «trataron de esquivarle» y arrolló a uno de ellos con la parte delantera del vehículo, «lanzándole hacia arriba».
La acusación pública cree que el procesado «no pudo evitar el atropello» tanto porque los peatones invadían la calzada de vehículos de espaldas a su sentido de la marcha como porque el conductor circulada a una velocidad excesiva, a lo que se suma que huyó del lugar sin auxiliar a la víctima, que sufrió un traumatismo craneoencefálico grave y se encuentra «en coma profundo y con pocas esperanzas de salir adelante»
Para el fiscal, los hechos constituyen un delito de lesiones por imprudencia menos grave y otro de omisión del deber de socorro, merecedores de una condena de 4.050 euros por el primero y dos años de prisión por el segundo.
MUERTO EN VIDA
La acusación particular, ejercida por los padres, cree que el procesado pudo «evitar el fatal resultado», ya que «no hizo maniobra correcta para modificar su trayectoria y tampoco frenó para así evitar el atropello sino que, contrariamente, aceleró». Así, además de circular a una velocidad «excesiva, inadecuada y antirreglamentaria», huyó después del lugar.
Por todo ello, este abogado considera los hechos un delito de lesiones por imprudencia grave -no «un mero descuido» o una «mera colisión»- y otro de omisión del deber de socorro agravado, por lo que pide una condena de tres años de prisión por el primero de ellos y dos años más por el segundo.
Esta parte ha informado que los familiares han sido indemnizados por las lesiones «tremendas, catastróficas» que sufrió su hijo que, tras el «brutal atropello», está «muerto en vida». Han recibido 2,8 millones de euros de la aseguradora del vehículo, por lo que no efectúa petición alguna en concepto de responsabilidad civil.
TRAGEDIA POR LA DESAFORTUNADA FORME EN QUE CAE EL PEATÓN AL SUELO
Finalmente, la defensa considera que la culpa del accidente no fue «exclusiva» del conductor y su «desatención» al herido no fue «tan grande» como para que se condene al acusado en el ámbito penal. «Es una tragedia por la desafortunada forma en que cae el peatón al suelo», ha esgrimido.
Además de la insuficiente iluminación y del pavimento mojado, este letrado defiende que su cliente «se encontró inesperadamente con dos peatones sin ninguna prenda reflectante, de espaldas a su vehículo en el propio carril de circulación» y que no pudo esquivar a la víctima.
Y sobre la omisión del deber de socorro, explica que el joven frenó y, al comprobar que se encontraban más personas socorriendo al chico atropellado, «se alejó del lugar por el temor que le produjo la situación, sin que fuera consciente del alcance de la gravedad de las lesiones ocasionadas a la víctima».
Por ello, considera que no ha cometido delito alguno y solicita la absolución en el juicio, que continuará este martes con los testigos y concluirá el viernes con el veredicto.