El acusado de acuchillar a otro joven en San Juan: «Nunca he usado un arma y jamás apuñalaría a una persona»
El fiscal plantea como alternativa que los hechos sean delito de lesiones con instrumento peligroso penado con tres años y medio
El joven acusado de acuchillar a otro en la noche de San Juan de 2023 en el parque de Mesones de Santander ha negado ese extremo este martes en el juicio contra él, en el que ha asegurado que «nunca» ha llevado ni utilizado un arma: «Jamás apuñalaría a una persona. Lo sabe él y su abogado. Todos saben que yo no he sido».
El procesado se ha expresado así durante la vista oral, celebrada en la Audiencia Provincial de Cantabria, donde ha admitido que conocía a la víctima de un conflicto y pelea previa y que ese día también se golpearon.
Pero ha precisado que él solo le dio «un puñetazo» y que sus amigos «se metieron» y fueron «todos a por él». «Quieren que me lo coma yo», ha alegado, a preguntas del fiscal sobre la persona autora del apuñalamiento. «Está escondida», ha zanjado.
El enjuiciado, en la Sección Primera de la AP, se enfrenta a seis años de cárcel que pide para él el ministerio público, aunque una vez practicada toda la prueba ha introducido como calificación alternativa al homicidio en grado de tentativa que los hechos constituyan un delito de lesiones causadas con instrumento peligroso y que se le imponga en ese caso tres años y medio de prisión.
Mientras, la acusación particular -ejercida por el agredido- ha elevado a definitiva su reclamación de siete años de prisión, al igual que la defensa, que mantiene la solicitud de libre absolución para su patrocinado al entender que no fue el autor de los hechos.
La Fiscalía también pide 10.330 euros de indemnización por las lesiones y las secuelas, que la acusación particular eleva a 19.123 euros, interesando además nueve años de alejamiento y prohibición de comunicar con la víctima.
SE NOS CONECTARON LAS MIRADAS
Durante el interrogatorio de las partes, el acusado ha explicado que la noche de la hoguera estaba con sus amigos cuando vio a la víctima y «se nos conectaron las miradas», según ha expresado. Pese a ello, y al conflicto que habían mantenido con anterioridad a ese día, ha aseverado que él no le dijo nada, sino que permaneció en su sitio y callado, pues «sabía lo que quería» el denunciante.
Así, pasados unos minutos, sintió un golpe en el hombro y al girarse vio que era él, que se había acercado hasta donde se encontraba porque quería «movida».
Según el relato del procesado, recibió un puñetazo, al que respondió con otro, metiéndose a continuación sus amigos en la pelea. Ha precisado que eran «seis o siete» y que fueron quienes «golpearon» y dieron la «paliza» a la víctima.
En concreto, ha dicho que le propinaron «patadas y puñetazos», y que él no vio cuchilladas «en ningún momento», hasta el punto de que se enteró de que había sido apuñalado al cabo de varias horas por una exnovia suya, que le llamó por teléfono para contárselo, extremo que ha corroborado la joven.
Con motivo de la agresión, ha indicado que al principio intentó apartar a sus colegas, pero como «no daba abasto» se fue del lugar. En ese momento, ha proseguido, aparecieron sus amigos portando «armas, machetes, de todo».
Mientras tanto, ha señalado que él se fue con dos colegas. Ha precisado que abandonaron la zona atravesando una urbanización privada, pero ha negado que en ese momento dijera que le había «metido bien» a la víctima, como asegura que oyó el responsable de esos edificios que estaba de guardia aquella noche.
Este testigo ha ratificado que eran tres los chicos que le pidieron pasar por la propiedad porque decían, «nerviosos», que les «querían matar» y ha indicado además que uno de ellos comentó a otro: «Le he metido bien».
«¿QUÉ MIRAS?»
En el juicio también ha testificado el herido, que ha reconocido igualmente que conocía al presunto agresor de una pelea previa y que si bien la noche de San Juan hubo «un problema», no tuvo relación con el episodio anterior.
Conforme a su versión, estaba en el parque de Mesones con sus amigos cuando se dio cuenta de que alguien le estaba mirando «fijamente», y continuó haciéndolo cuando se dio la vuelta y le espetó: «¿Qué miras?».
A continuación, ha relatado que fue el sospechoso quien se acercó hacia él y no al revés, añadiendo que empezó a golpearle hasta que cayó al suelo. Circunstancia que aprovechó el agresor para tirarse encima de él y darle puñetazos al tiempo que le manifestaba «te voy a matar».
En un momento dado logró girarse y echar a correr hacia la multitud. No vio a los amigos con los que estaba, pero sí se encontró con otro, que fue quien le indicó dónde estaba la Policía y el hospital de campaña instalado en la zona, donde fue atendido para ser trasladado después en ambulancia a Valdecilla.
PUNZADAS Y HERIDAS
A preguntas de las partes ha indicado que «protagonizó» la agresión el sospechoso, «en principio», aunque ha reconocido que había más gente alrededor, formando un círculo. Así, dio su nombre al amigo con el que se encontró y también a los agentes.
Cuestionado por la defensa, ha admitido que no vio que el sospechoso portase un arma o la sacase en el momento de la agresión, sino que sintió «punzadas», pero ha precisado que cuando cayó al suelo estaba «solo» el presunto agresor y amigos suyos alrededor.
Agentes de la Policía Nacional que intervinieron tras el suceso y que han declarado en la vista oral han confirmado que el agredido les dio la identidad del presunto autor de las puñaladas.
La más grave la recibió en el muslo, aunque presentaba también en un costado, pero eran superficiales. Así, aunque eran heridas incisas, no llegaron a penetrar en cavidades y no constituyeron un peligro para la vida, han indicado los forenses, que han admitido que en algunas zonas había órganos vitales, como el hígado o el pulmón.
AMIGOS
En la vista también han comparecido amigos de los implicados que estaban presentes en el lugar y momento de la pelea. Uno, del grupo de la víctima, ha alegado que vio a varias personas pegándose, pero que se enteró de lo ocurrido con posterioridad.
Y otro, colega del procesado, ha negado que le viera «apuñalar a nadie. Al contrario, se estaba «cubriendo» de los golpes que recibía. Este testigo abandonó la zona junto al sospechoso atravesando la urbanización privada porque les estaban lanzando «botellas» y era la «única salida».