El acuerdo sobre Gibraltar sigue en el limbo cinco años después del Brexit
Tanto Madrid como Londres expresan voluntad de cerrarlo cuanto antes pero siguen sin vencer sus líneas rojas
La medianoche del 31 de enero de 2020 se hizo efectiva la salida de Reino Unido de la UE, tal y como habían decidido los británicos en referéndum en 2016, pero el Acuerdo de Retirada por el que se materializaba el Brexit dejaba un asunto sin resolver, la relación que Gibraltar tendría con los Veintisiete a partir de ese momento.
Cinco años después, el acuerdo entre Bruselas y Londres sobre esta cuestión sigue en el limbo, pese a que la negociación arrancó en el otoño de 2021. Pese a la voluntad de acuerdo que repetidamente han venido manifestando las partes, no parece haber perspectivas de una pronta resolución, a falta además de una fecha límite que ejerza presión.
«Todas las partes coinciden en la importancia de concluir un Tratado entre la UE y Reino Unido lo antes posible», ha reconocido un portavoz del Foreign Office británico en declaraciones a Europa Press, al ser preguntado sobre si podría haber pronto un acuerdo.
«El Gobierno de España confía en que, pese a la complejidad técnica de las mismas, las negociaciones culminen con un buen acuerdo para España lo antes posible, que contribuya a abrir una nueva etapa de convivencia entre el Campo de Gibraltar y Gibraltar», abundan fuentes de Exteriores a Europa Press.
Dadas las particulares circunstancias de Gibraltar, cuyos ciudadanos además votaron masivamente a favor de la permanencia en la UE, España consiguió que el Peñón quedara fuera del Acuerdo de Retirada y también ha logrado tener un papel privilegiado durante la negociación, que está llevando a cabo la Comisión Europea en nombre de los Veintisiete, en constante contacto y coordinación con Bruselas.
Dicha negociación tiene como punto de partida el llamado Acuerdo de Nochevieja alcanzado in extremis entre Madrid y Londres el 31 de enero de 2020, horas antes de que expirara el periodo transitorio previsto en el Acuerdo de Retirada y durante el que en Reino Unido se siguió aplicando el llamado acervo comunitario.
PRINCIPALES ESCOLLOS
En el mismo, se prevé la supresión de la Verja y que Gibraltar pase a formar parte de facto del espacio Schengen para lo cual España deberá encargarse de velar por el cumplimiento de todos los requisitos. Esto pasa por trasladar los controles que ahora se efectúan en la Verja al puerto y el aeropuerto del Peñón.
Y ahí es donde surje uno de los principales puntos de fricción. Gibraltar, y por extensión Londres, descartan de plano la posibilidad de que miembros de las fuerzas de seguridad españolas puedan desplegarse dentro del Peñón para realizar este cometido, ya que consideran que esto cuestionaría la soberanía británica sobre el mismo.
Para superar este obstáculo, España ha planteado el despliegue de agentes de Frontex, la agencia de fronteras de la UE, durante un periodo transitorio de cuatro años junto a los policías españoles, pero ambas partes siguen sin ponerse de acuerdo sobre los términos de este despliegue.
Otro de los grandes escollos en la negociación es el del aeropuerto de Gibraltar. España defiende el uso compartido del mismo, lo que beneficiaría a los habitantes del vecino Campo de Gibraltar, pero Reino Unido ha dejado claro que este punto no figuraba en el Acuerdo de Nochevieja y que además no puede afectar en modo alguno la base militar que también alberga el aeropuerto, que Londres considera fundamental para su seguridad.
A esto hay que añadir la necesidad de introducir impuestos indirectos a los bienes importados o fabricados en el Peñón para garantizar la competencia justa a ambos lados de la Verja. Esta cuestión preocupa particularmente al tejido empresarial del Campo de Gibraltar, dado el desequilibrio fiscal existente, y el Gobierno ya ha dejado claro que trabaja para el diferencial sea lo menor posible.
Tanto Madrid como Londres han recalcado de forma reiterada en estos años el deseo de ambas partes de crear una «zona de prosperidad compartida» de la que se beneficien tanto los gibraltareños como los más de 300.00 españoles que residen en el Campo de Gibraltar, muchos de los cuales cruzan a diario la Verja para trabajar en el Peñón.
CUATRO AÑOS DE NEGOCIACIÓN
La Comisión Europea, que negocia en nombre de los Veintisiete y en estrecha coordinación con el Gobierno español, aprobó el 5 de octubre de 2021 el marco negociador tomando como referencia el Acuerdo de Nochevieja, si bien con un mandato más severo que en algunos puntos levantó las reservas de los británicos.
A partir de ese momento, se llevaron a cabo toda una serie de rondas negociadoras entre Londres y Bruselas para la elaboración del acuerdo, que debe abarcar todos los aspectos de la futura relación entre Gibraltar y la UE y que han estado rodeadas de un gran hermetismo y discreción.
En el marco de las mismas, Bruselas y Madrid hicieron llegar a Londres a finales de 2022 una propuesta de acuerdo, situando con ello, en palabras del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, la «pelota en el tejado» de Londres.
Las fuentes consultadas en su departamento han vuelto a insistir en este punto. «España, junto con la Comisión Europea, ha presentado a Reino Unido una propuesta global, equilibrada, generosa y justa, que aborda todos aquellos elementos necesarios para crear una verdadera zona de prosperidad compartida, sin que ninguna de las partes renuncie a sus posiciones sobre el contencioso», han defendido.
Londres, por su parte, ha esgrimido que también ellos han hecho propuestas igualmente merecedoras de ser tomadas en consideración por la otra parte en estos años.
El portavoz del Foreign Office ha trasladado a Europa Press el compromiso del Gobierno británico de trabajar junto a Gibraltar para «concluir un tratado que proteja la soberanía, la autonomía militar de Reino Unido y garantice un futuro de prosperidad» tanto para el Peñón como para la zona aledaña. También ha querido dejar claro que solo aceptarán «los términos con los que esté contento» el Gobierno gibraltareño.
REUNIONES EN BRUSELAS
En esta tesitura, Bruselas acogió el pasado mes de abril una primera reunión a nivel político con la que se buscaba hacer balance de la casi una veintena de rondas negociadoras y tratar de dar un impulso al proceso para acercar el acuerdo.
El formato elegido incluyó al vicepresidente de la Comisión Europea encargado del asunto, Maros Sefcovic, junto al ministro español por parte europea, y al entonces ministro de Exteriores de Reino Unido, David Cameron, y el ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, por parte británica. El encuentro sirvió para hacer «avances significativos», según informaron las partes, que se emplazaron a seguir negociando.
Un mes más tarde se produjo una nueva cita, con prácticamente idéntico resultado, nuevos avances y el acuerdo «cada vez más cerca». Sin embargo la agenda electoral volvió a paralizar en buena medida todo el proceso, como ya había ocurrido un año antes con las elecciones del 23 de julio en España.
A las elecciones europeas del 6 al 9 de junio siguió el adelanto electoral en Reino Unido para el 4 de julio. Aunque en la Comisión Europea la cuestión ha seguido en manos de Sefcovic en la nueva Comisión, en Londres hubo relevo en Downing Street, con la llegada del laborista Keir Starmer.
Así las cosas, hubo que esperar hasta el 19 de septiembre para una nueva cita en la capital europea con el mismo formato, pero ya con el nuevo titular de Exteriores británico, David Lammy, aunque con similar resultado: «conversaciones constructivas» y «avances adicionales».
Cuatro meses después, no ha habido novedades y no parece inminente una nueva reunión en Bruselas de las partes para dar un nuevo empuje a la negociación.