El 91 por ciento de los refugiados palestinos en Siria viven en la «pobreza absoluta», alerta la UNRWA
El 91 por ciento de los 438.000 refugiados de Palestina que se estima que permanecen en Siria viven en la «pobreza absoluta» y el 95 por ciento depende de la ayuda humanitaria de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), según datos ofrecidos por la propia organización tras una década de conflicto sirio.
La UNRWA ha destacado que la guerra ha afectado «especialmente» a los sectores «más vulnerables» de la población, entre los que se encuentra la comunidad de personas refugiadas de Palestina a las que asiste. Así, la mayoría de los refugiados, que buscaron refugio en el país tras su desplazamiento en 1948, han perdido sus hogares y sus medios de vida.
Ya antes del inicio de la guerra, las personas refugiadas de Palestina en Siria se enfrentaban a tasas de pobreza «más elevadas» que el resto de la población, subraya la UNRWA. Sus condiciones de vida se han deteriorado «aún más» como resultado de la pandemia de COVID-19 y de la crisis económica, que ha provocado un aumento de los precios, incluso de los productos básicos.
Hasta el momento, la agencia de la ONU tiene constancia de más de 16.000 casos de COVID-19 en Siria. Sin embargo, la capacidad de análisis en todo el país sigue siendo baja y se teme que el número de casos sea mucho mayor. Además, el país se enfrenta a la enfermedad con un sistema de salud pública «gravemente» afectado por el conflicto y una infraestructura «destruido», lamenta.
Por otra parte, los cierres y otras medidas restrictivas han reducido aún más el acceso a los medios de vida, en particular al empleo diario e informal. En julio de 2020, la UNRWA evaluó el impacto socioeconómico de la COVID-19 en las personas refugiadas de Palestina en Siria y descubrió que cerca del 80 por ciento había reducido el número de comidas o la cantidad de alimentos consumidos. También, más del 90 por ciento estaba consumiendo alimentos que eran más baratos y/o menos nutritivos desde marzo de 2020.
EL REFLEJO DE LA TRAGEDIA
El campamento de Yarmuk, cerca de la capital siria, Damasco, ilustra la tragedia de la población refugiada de Palestina en Siria. Antes del comienzo del conflicto, en marzo de 2011, el campamento era el hogar de aproximadamente 160.000 personas refugiadas de Palestina, la comunidad de refugiados y refugiadas de Palestina más grande de Siria. Situado a ocho kilómetros de Damasco, tenía un valor simbólico para la diáspora.
En diciembre de 2012, estallaron feroces enfrentamientos en Yarmuk que causaron numerosas víctimas civiles, graves daños en las propiedades y el desplazamiento de miles de personas refugiadas de Palestina. El campamento estuvo sitiado desde julio de 2013, lo que restringió drásticamente la entrada de bienes comerciales y humanitarios y miles de personas quedaron atrapadas en el campamento bajo asedio durante meses.
La violencia dejó a su paso miles de escombros. En el campamento, solo quedan esqueletos de edificios. Casi todos los edificios de UNRWA, 23 instalaciones, incluidas 16 escuelas, necesitan reparaciones importantes y el 75 por ciento tiene que ser completamente reconstruidos.
Según la UNRWA, muchas familias han comenzado a regresar al campamento porque ya no pueden permitirse seguir pagando el precio de los alquileres fuera de la zona. Sin embargo, las condiciones de vida dentro de Yarmuk siguen siendo «increíblemente difíciles», sin servicios básicos disponibles hasta hace muy poco.
Desde septiembre, una clínica de salud móvil de la agencia de la ONU visita el campamento todos los miércoles para brindar servicios desde el patio de una de nuestras escuelas destruidas.
«Se me llenaron los ojos de lágrimas cuando escuché que los servicios UNRWA se reanudaban en mi campamento», explica Khadraa Mohammad al Mawed, de 90 años, que forma parte de una de las 430 familias que viven actualmente en el campamento. «Cuando comenzó la guerra en Siria, sentí que cada bomba, cada explosión me quitaba algo de esperanza», agrega, asegurando que se sintió «devastada» cuando vio Yarmuk en ruinas.
Otros campamentos de refugiados de Palestina también han resultado muy afectados por el conflicto, como el de Deraa, al sur de Siria, donde solo un centro de distribución de UNRWA quedó intacto.