El 40% de las pacientes con endometriosis sufre dolor durante las relaciones sexuales, según fisioterapeuta
Las relaciones sexuales llegan a ser un proceso doloroso en un 40 por ciento de las mujeres con endometriosis, según explica la fisioterapeuta especialista en obstetricia, ginecología y suelo pélvico de Onelife Center, Melanie Fernández.
La endometriosis es una patología crónica por la cual el 75 por ciento de las mujeres tiene dolores severos asociados a hemorragias durante la regla, que van acompañados de náuseas y diarreas. «Pero hay un 70 por ciento de pacientes en las que el dolor pélvico se cronifica», explica Fernández.
Por su parte, la ginecóloga Tamara Sánchez advierte de que la sintomatología de la endometriosis «puede ser extraginecológica», presentando señales como diarrea, estreñimiento, cólicos, problemas miccionales o defecatorios, dolor lumbar e, incluso, fatiga crónica, entre otros.
Asimismo, muchas mujeres, por falta de información, no le dan la suficiente importancia a los dolores durante la regla, al ser considerados como normales. Por otro lado, también es frecuente que la endometriosis se diagnostique durante la búsqueda un hijo que no llega y se realicen pruebas más específicas para encontrar el motivo de la infertilidad. Entre un 30 y 50 por ciento de las mujeres con endometriosis tiene esterilidad o problemas para concebir de manera natural.
El ámbito psicológico de la mujer con endometriosis también se ve afectado. Es una patología que puede llegar a incapacitar a las mujeres en los periodos menstruales, afectando al rendimiento laboral, las relaciones sociales, familiares y sexuales de la mujer (falta de deseo, excitación y dificultadas para conseguir orgasmos).
«Por eso, en consulta, es habitual que tratemos a mujeres hipermedicadas en los periodos dolorosos, con sentimientos de culpabilidad, tristeza y miedo ante estos episodios y el futuro, que pueden pasar a convertirse en episodios depresivos y de ansiedad, por lo que es necesario un abordaje multidisciplinar de la endometriosis para tratar el ámbito físico y psicológico» explica por su parte la psicóloga sanitaria Anushik Harutyunyan, especialista en dolor.
TRATAMIENTO MULTIDISCIPLINAR
Al ser la endometriosis una patología con un fuerte componente inflamatorio, el tratamiento médico y farmacológico pasa por el uso de anticonceptivos (salvo si se está buscando un hijo) «al permitir reducir la inflamación, el sangrado y el dolor en los periodos menstruales», explica la doctora Sánchez, además de analgésicos y otros fármacos coadyuvantes en la terapia farmacológica del dolor.
El abordaje fisioterápico está basado en el tratamiento del suelo pélvico, que ayudará a normalizar el tono y la función de la región lumboabdominopélvica, así como alteraciones en la micción y la defecación, que a veces van asociadas a la enfermedad. «Las herramientas terapéuticas que habitualmente se emplean son la terapia manual, la diatermia, terapia inductiva, la neuromodulación percutánea, la ecografía funcional y el ejercicio terapéutico», explica Melanie Fernández.
La dieta es también fundamental en el abordaje multidisciplinar de la enfermedad. En la endometriosis se produce crecimiento de tejido endometrial fuera de su lugar. Ese tejido sufre procesos de oxidación en exceso y eso provoca más inflamación.
«De esta forma, está indicado tomar alimentos que contienen antioxidantes como son: frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, frutos secos y semillas. Y, por supuesto, los que tienen propiedades antiinflamatorias como los frutos secos (especialmente las nueces), las semillas y los pescados azules (muy ricos en Omega 3) y el aceite de oliva virgen extra. Se deben evitar los dulces, carnes rojas, embutidos, alimentos ultraprocesados, café, alcohol y la soja», explica la dietista-nutricionista de Onelife Center, Laura Isabel Arranz.
Según estas expertas, un abordaje multidisciplinar de la endometriosis, en los que existe un tratamiento simultáneo por parte de ginecólogos, fisioterapeutas, psicólogos y nutricionistas, permite que los niveles de dolor se reduzcan drásticamente, así como la ingesta de analgésicos, a la vez que mejora la calidad de vida, tanto física como emocional, de las mujeres con esta enfermedad.