Egipto, Jordania y la Autoridad Palestina apoyan en una cumbre tripartita la solución de dos estados
El presidente de Egipto, Abdelfatá al Sisi, ha recibido este lunes al monarca jordano Abdulá II y al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, en la ciudad de El Alamein, donde se ha celebrado una cumbre en la que han recalcado la necesidad de poner fin a la «ocupación israelí» y apoyar la solución de dos estados.
«Los líderes enfatizan la necesidad de detener el terrorismo de los colonos y las corrientes extremistas y hacerlos responsables por sus actos. Condenan la violación del statu quo legal e histórico en Jerusalén y sus lugares sagrados», han recalcado en un comunicado conjunto recogido por la Presidencia egipcia.
Asimismo, también han enfatizado que Israel debe detener «sus incursiones en las ciudades de la Cisjordania ocupada», a la par que han expresado «su total rechazo a cualquier intento de dividir la mezquita de Al Aqsa, temporal o espacialmente».
Los líderes de Jordania y Egipto, junto con la Autoridad palestina, han sentenciado así que la única forma de lograr la paz en la región es «las resoluciones pertinentes de Naciones Unidas y del Consejo de Seguridad de la ONU».
Las partes han acordado además «mantener la coordinación» dentro de dicho marco trilateral de cara a reactivar posibles esfuerzos internacionales para «hacer realidad los derechos legítimos del pueblo palestino».
El portavoz de la Presidencia egipcia, Ahmed Fahmy, ha indicado previamente en un comunicado que Al Sisi y el rey Abdulá II de Jordania, al margen de la cumbre, han conversado sobre temas regionales e internacionales «de interés común».
La cumbre se produce después de que Arabia Saudí anunciara durante el fin de semana a Nayef al Sudairi, su hasta ahora embajador en Jordania, como cónsul en Jerusalén y embajador no residente en los territorios palestinos, una decisión sin precedentes que la Autoridad Palestina ha interpretado como un enorme espaldarazo diplomático.
Sin embargo, Israel ha rechazado de pleno las aspiraciones saudíes, que también habían sido interpretadas como un gesto de acercamiento entre Riad y el Gobierno israelí, en medio de los esfuerzos de Estados Unidos para que ambos países normalicen relaciones.
