Economistas mantienen en el 1,5% su previsión de PIB en 2023, con un alza de hasta 0,4% en primer trimestre
Señalan que la situación de la banca en España es «buena, pero avisan sobre el posible impacto de la crisis financiera en la economía real
El Consejo General de Economistas ha mantenido sus previsiones de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) español en 2023 en el 1,5% y prevé una evolución positiva de la economía en torno al 0,3%-0,4% en el primer trimestre de este año, esperando un comportamiento algo superior en los dos siguientes trimestres, sobre todo por el efecto del turismo.
«Este crecimiento vendría impulsado por el crecimiento del último trimestre de 2022 y por el buen comportamiento de los indicadores adelantados», explican los economistas en su último Observatorio Financiero publicado este viernes.
Señalan así que el crecimiento interanual del último trimestre de 2022, del 2,6%, está sirviendo de tracción para el primer trimestre de este año, alejando el riesgo de recesión. Se espera que en este primer trimestre la economía española crezca en torno al 0,3%-0,4%, aunque el Consejo advierte de que el encarecimiento de la financiación puede provocar un estancamiento, si no reducción, tanto del consumo como de la inversión, con efectos perversos en el empleo.
Aun teniendo en cuenta la buena evolución de los indicadores adelantados, los economistas consideran que este enfriamiento que se espera por los efectos del incremento de los tipos de interés afectará a la economía española, por lo que han mantenido su previsión de crecimiento del PIB para el conjunto del año en el 1,5%.
Como consecuencia de esta ralentización de la economía en 2023, los economistas esperan que el empleo se resienta y la tasa de paro sea superior a la registrada en 2022. Mantienen sus perspectivas sobre este indicador en el 13,1%, al igual que el de la deuda en el 111% del PIB y el del déficit en el 4,4%.
MEJORA DE LAS PERSPECTIVAS DE INFLACIÓN
En cuanto a la inflación, el Consejo General de Economistas ha revisado su previsión de crecimiento del Índice de Precios al Consumo (IPC) general en 2023 en una horquilla entre el 4% y el 4,5%, lo que supone una mejora respecto a la previsión anterior, que lo fijaba en el 4,5%.
Los economistas han advertido, eso sí, que el enquistamiento de la inflación subyacente, con cuatro meses consecutivos por encima del 7% y con tasas de crecimiento superiores al índice general, pone de manifiesto el componente estructural que se viene avisando desde hace meses.
De no controlarse la inflación en la zona euro, el CGE ha anticipado que el Banco Central Europeo mantendrá su política de incrementar tipos, que podría llegar hasta el 4%-4,25%. Este incremento de los tipos de interés debería conllevar al enfriamiento del consumo y la inversión, con objeto de frenar la inflación subyacente, que tendría también su efecto en las exportaciones españolas cuyo principal mercado es Europa, con Alemania, motor de la misma, prácticamente en recesión técnica.
BUENA POSICIÓN DE LA BANCA ESPAÑOLA, PERO ALERTAN DE LOS EFECTOS
Todo esto en un contexto marcado por las tensiones surgidas en los mercados financieros como consecuencia de los efectos de las subidas de los tipos de interés, que han afectado a determinadas entidades bancarias, sembrando la duda sobre la solidez y solvencia de las mismas, y han elevado la volatilidad de los mercados.
No obstante, los economistas han destacado que la situación de la banca en España es «buena, al estar las entidades muy capitalizadas», pero han advertido de que el establecimiento de condiciones financieras más estrictas podría tener como consecuencia la restricción de crédito y, por tanto, frenar la inversión y el consumo, trasladando la crisis financiera a la economía real.
Dadas las características del tejido empresarial español, con mayoría de pymes y autónomos, el incremento de los costes podría forzar al cierre de muchas pequeñas empresas, generando problemas en el mercado laboral y también, como no, en la morosidad de las entidades bancarias, en cuyos balances se incluye deuda comprada con tipos negativos, ahora con pérdidas latentes de no estar asegurada con swaps. «Esta incertidumbre está interfiriendo negativamente en el crecimiento económico de la zona euro», han avisado.