Experta teme una ola creciente de contagios de sarna en España y apela a mejorar el «diagnóstico y control»

La vicepresidenta de la International Association for the Control of Scabies (IACS, por sus siglas en inglés) y miembro de la Fundación Lucha Contra las Infecciones, la doctora Cristina Galván, ha reconocido que «es posible» que llegue una ola de «más intensificación» de contagios de sarna o escabiosis, por lo que ha pedido «mejorar las estrategias de diagnóstico y control, tanto a nivel individual con el paciente, cómo a nivel comunitario».

Durante la edición número 50 del Congreso Anual de la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV), Galván ha señalado que «en los años previos a la pandemia, ya se habían comunicado datos de aumento de número de casos de escabiosis».

En este sentido, se ha detectado un aumento de la incidencia de sarna en España en los últimos años, ya antes de la pandemia, pero agudizada tras el confinamiento. Pese a que no hay datos oficiales de la enfermedad, una investigación del Instituto de Salud Carlos III de Madrid refleja que la incidencia acumulada media anual fue de 488 casos de sarna atendidos en Atención Primaria por cada millón de habitantes, siendo los menores de 15 años el grupo de edad más afectado.

En cuanto a los lugares de contagio más frecuentes fueron los centros educativos, los centro de atenciones de personas con discapacidad, los Centros sanitarios, los cuarteles militares, los centros penitenciarios y las residencias de ancianos.

«La sarna puede afectar a cualquier persona, de cualquier edad, situación de salud y condición socio económica», ha explicado la experta frente a la creencia de que «es una enfermedad de tiempos pretéritos, vergonzante y relacionada con la suciedad y la pobreza».

El ácaro de la sarna humana es un parásito que infecta la capa más superficial de la piel y se transmite por contacto cercano de piel con piel. Por eso, la doctora Galván ha destacado que «es la convivencia cercana, cómo en el caso de las comunidades, o el hacinamiento relacionado con la falta de acceso a una vivienda digna, lo que hace que se disemine, y no la falta de higiene».

«Reconocer los casos y los brotes con la mayor diligencia posible y conseguir el tratamiento de todos los contactos cercanos a los afectados» es clave por parte de los dermatólogos, «así como de colaborar en la formación y trabajar en equipo los organismos de salud pública y con compañeros de asistencia primaria, de pediatría, de enfermería, de los servicios de urgencias y de otras especialidades cómo geriatría y alergología», ha asegurado la doctora.

Además, ha trasladado la esperanza de los dermatólogos para que se «desarrollen nuevos fármacos con mayor actividad escabicida, buen perfil de seguridad y de uso más sencillo», lo que favorecerá el tratamiento de controles o en núcleos grandes de población.

Por otra parte, en el congreso también se han tratado temas como la tiña, que desde 2021 se ha detectado un aumento de casos en el cuero cabelludo en adolescentes que se cortan el pelo mediante degradado o rasurado. En este sentido, Brote de dermatofitosis en región de cabeza y cuello asociadas al rasurado en peluquerías: Estudio descriptivo multicéntrico de una serie de casos mostró los hallazgos clínicos y epidemiológicos en un estudio retrospectivo de 107 casos recogidos por un grupo numeroso de dermatólogos españoles.

«La mayoría de mis compañeros han observado un mantenimiento en los casos de tiña», ha explicado sobre la situación actual el dermatólogo del Servicio de Dermatología del Hospital General de Granollers y autor principal de ese estudio sobre tinea capitis o tiña de la cabeza, Leonardo Bascón.

Lo más preocupante de esta emergencia de infecciones fúngicas es «el aumento y gravedad de las micosis invasivas en pacientes inmunodeprimidos», ha indicado Vicente García-Patos, del Servicio de Dermatología del Hospital Vall d Hebron de Barcelona.

Se trata de enfermedades como las candidiasis, aspergilosis, fusariosis y mucormicosis que, tal y como explica el García-Patos «ocasionan una elevada mortalidad». Además de las formas clásicas, comenta, «están emergiendo nuevos patógenos». Un ejemplo son las feohifomicosis, entre las que destacan las ocasionadas por Alternaria y Exophiala, «cada vez más comunes en receptores de trasplantes de órganos».

Por último, un año después de que los dermatólogos dieran la voz de alarma sobre los primeros casos de Monkeypox, la situación ha mejorado significativamente. «Gracias a la labor de las autoridades de salud pública que han trabajado en estrategias de prevención y control, incluyendo la implementación de programas de vacunación, vigilancia, pruebas, rastreo de contactos y comunicación de riesgos, se ha observado una tendencia decreciente constante, llegando a un punto de estabilización con números muy bajos desde finales de septiembre de 2022», ha asegurado el dermatólogo en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid, Pablo Fernández.

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