Dos años por robar dos paquetes de sobaos tras forcejear con una dependienta en Santander

El Juzgado de lo Penal número 1 de Santander ha condenado a una mujer por robar dos paquetes de sobaos, valorados en 21,90 euros, tras tomarse un café en un establecimiento de la ciudad y forcejear con una dependienta, a la que arañó y empujó.

La titular del citado órgano judicial ha impuesto a la procesada dos años de cárcel por un delito de robo con violencia, pena que ha acordado suspender durante tres años a condición de que la implicada no vuelva a delinquir en ese periodo de tiempo, según consta en el fallo, al que ha tenido acceso Europa Press.

Además, la jueza fija una multa de 300 euros por un delito leve de lesiones y, en concepto de responsabilidad civil, establece que la implicada indemnice con 21,90 euros -el montante de los productos sustraídos- al representante legal del local, perteneciente a una cadena de panadería y cafetería y ubicado en la Plaza de la Esperanza.

Los hechos ocurrieron sobre las 8 horas del pasado 3 de junio cuando la condenada -con antecedentes penales aunque inoperantes a efectos de reincidencia- entró en el establecimiento «con la idea de obtener un beneficio económico ilícito».

Así, pidió un café y lo consumió, y unos veinte minutos después se acercó a la zona de productos a la venta para llevar y «comenzó a meterse algunos de ellos bajo la chaqueta», mientras le decía a la dependienta: «Tranquila, tú a lo tuyo, que no te voy a robar».

Pero la empleada salió del mostrador mientras la acusada se marchaba con lo sustraído.

Y aunque la alcanzó y sujetó en un primer momento, la procesada forcejeó con ella y la arañó y empujó, raspándose la dependienta con la pared del edificio y logrando así la condenada marcharse con parte de los productos sustraídos -los dos paquetes de sobaos-.

La perjudicada denunció los hechos pero renunció a ser visitada por un médico forense y a ser indemnizada, aunque sí fue atendida en un centro de salud donde le apreciaron dos arañazos en un antebrazo y una erosión en el otro.

El juzgado de instrucción que estaba de guardia cuando ocurrieron los hechos, el número 4 de Santander, prohibió a la acusada acercarse a menos de cien metros de la víctima, de su domicilio y de su lugar de trabajo, así como comunicarse con ella hasta que finalice el proceso judicial.

En el momento de lo sucedido, la condenada estaba bajo los efectos del consumo de sustancias estupefacientes que afectaban levemente su capacidad volitiva.

Así, aunque la fiscal interesó inicialmente una pena de cuatro años de prisión y multa de 600 euros, modificó después su calificación provisional al introducir la atenuante por drogadicción, adhiriéndose a las nuevas conclusiones la defensa, que en un principio pedía la libre absolución de su patrocinada.

La vista se celebró con conformidad de las partes y, al comprometerse a no recurrir la sentencia, fue declarada firme.

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