Dermatólogos recuerdan acudir a un profesional médico a la hora de realizar un procedimiento con estético con bótox
El Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica (GEDET) de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) recuerda que es importante «acudir a un lugar acreditado y ponerse en manos de un profesional médico con experiencia» a la hora de realizar un procedimiento de dermatología estética, como puede ser un tratamiento de toxina botulínica.
Ante el reciente ingreso en la UCI de una mujer que recurrió al tratamiento con neuormoduladores en un piso de Zaragoza y acabó sufriendo intoxicación por botulismo, el doctor Miguel Sánchez Viera, coordinador del GEDET, señala que «es obligado que la administración del fármaco se haga siempre por un médico experto en su uso (neurólogo, oftalmólogo, dermatólogo, cirujano plástico, médico estético, etc.) y empleando siempre el fármaco obtenido por los canales oficiales de farmacia».
Debe ser un profesional médico con un adecuado conocimiento de la anatomía y fisiología de las estructuras cutáneas, musculares y nerviosas. «Por este motivo, confirma la doctor Isabel del Campo, dermatóloga del GEDET, «este procedimiento solo debe realizarse en un entorno clínico, con adecuadas medidas de higiene y seguridad».
Según del Campo, como todo producto sanitario, solo es posible bajo prescripción médica a través de los canales habilitados de farmacia e industria farmacéutica, nunca a través de páginas de Internet que oferten productos sin control sanitario, ya que no podemos estar seguros ni de lo que inyectamos ni de la cantidad.
«Comprar este producto en el mercado negro o autoinyectárselo sin tener el conocimiento adecuado de la anatomía facial es un riesgo muy alto para la salud pública. Esos productos que se compran ilegalmente no sabemos de dónde proceden, qué toxina contienen o qué dosis, ni cuál ha sido su conservación», aclara la también dermatóloga del GEDET, la doctora Elia Roo.
¿Y SI SE INYECTA EN UNA DOSIS MÁS ALTA DE LO CONVENIENTE?
Para el doctor Miguel Sánchez Viera, las dosis de neuromoduladores que se emplean para tratar enfermedades son seguras y están muy lejos de la necesaria para producir botulismo en caso de ingestión o administración accidental. «En estética las dosis son aún menores y por tanto más seguras», señalan.
En caso de no haber pasado los controles necesarios y usar una dosis mayor de la aprobada, puede dar como resultado un cuadro tan grave como es el botulismo, añade Roo. «La inyección tiene que hacerse en la dosis justa, en los músculos adecuados, de lo contrario las consecuencias a nivel estético pueden ser una caída de párpados, de cejas y parálisis excesiva, pero obviamente el mayor riesgo es la difusión de este producto por el organismo, el botulismo», explica la experta.
«El butulismo ocasionado por la infiltración de neuromoduladores se llama botulismo iatrogénico, y se asocia a la inyección de dosis muy altas, lo que hace que se difunda por el organismo aunque se inyecte en una zona localizada; se asocia también al uso de productos ilegales no autorizados y comprados en el mercado negro sin control sanitario que evalúe si está contaminado o la dosis que contiene», explica la doctora Roo.
Las toxinas aprobadas por la Agencia Española del Medicamento a día de hoy han pasado por un control muy exhaustivo, tanto en su proceso de fabricación como en la venta a través del canal farmacia con unas condiciones de conservación muy estrictas. Esto, según las dermatólogas, aporta seguridad de cara al procedimiento y el paciente. «Además, en caso de un posible efecto secundario, un profesional cualificado sabe cómo resolverlo, algo que no sucede con alguien que no lo es», concluye Roo.