Demuestran que la red de nervios que conecta los ojos con el cerebro es más antigua de lo que se pensaba

La red de nervios que conecta nuestros ojos con el cerebro es sofisticada y los investigadores han demostrado ahora que evolucionó mucho antes de lo que se pensaba, gracias a una fuente inesperada: el pez cocodrilo.

Un equipo internacional de investigación ha evidenciado que este esquema de conexión ya estaba presente en los peces antiguos hace al menos 450 millones de años. Eso hace que sea unos 100 millones de años más antiguo de lo que se creía.

Este trabajo, publicado en la revista Science , significa también que este tipo de conexión ojo-cerebro es anterior a los animales que viven en tierra. La teoría existente era que esta conexión evolucionó primero en las criaturas terrestres y, de ahí, pasó a los humanos, donde los científicos creen que ayuda a nuestra percepción de la profundidad y a la visión en 3D.

El pez cebra es un animal modelo muy popular, por ejemplo, pero su cableado ocular-cerebral es muy distinto al de los humanos. De hecho, eso ayuda a explicar por qué los científicos pensaron que la conexión humana evolucionó primero en criaturas terrestres de cuatro extremidades, o tetrápodos. «Los peces modernos no tienen este tipo de conexión ojo-cerebro. Esa es una de las razones por las que la gente pensaba que era algo nuevo en los tetrápodos», explica uno de los responsables del estudio, Ingo Braasch, de la Michigan State University (Estados Unidos).

Braasch es uno de los mayores expertos del mundo en otro tipo de pez conocido como pez cocodrilo o gar. Los gar han evolucionado más lentamente que el pez cebra, lo que significa que los gar son más parecidos al último ancestro común compartido por los peces y los humanos. Estas similitudes podrían convertir a las gar en un poderoso modelo animal para estudios de salud, razón por la cual Braasch y su equipo trabajan para comprender mejor la biología y la genética de las gar.

Para realizar el estudio, utilizaron una técnica innovadora para ver los nervios que conectan los ojos con el cerebro en varias especies de peces. Entre ellas se encontraba el estudiado pez cebra, pero también especímenes más raros como el gar de Braasch y el pez pulmonado australiano, proporcionados por un colaborador de la Universidad de Queensland.

En el pez cebra, cada ojo tiene un nervio que lo conecta con el lado opuesto del cerebro del pez. Es decir, un nervio conecta el ojo izquierdo con el hemisferio derecho del cerebro y otro nervio conecta su ojo derecho con el lado izquierdo de su cerebro.

Los otros peces más «antiguos» hacen las cosas de forma diferente. Tienen lo que se llama proyecciones visuales ipsilaterales o bilaterales. En este caso, cada ojo tiene dos conexiones nerviosas, una que va a cada lado del cerebro, que es también lo que tienen los humanos.

Gracias a su conocimiento de la genética y la evolución, el equipo ha podido remontarse en el tiempo para estimar cuándo aparecieron estas proyecciones bilaterales. De cara al futuro, el equipo está entusiasmado con la idea de aprovechar este trabajo para comprender y explorar mejor la biología de los sistemas visuales.

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