Definen el biomarcador en sangre que determina qué tratamientos aumentarán la supervivencia en cáncer de próstata
Un estudio coliderado por el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) e investigadores de Italia y Reino Unido, y que ha sido publicado en la revista European Urology , ha definido un biomarcador que, a través de biopsia líquida, puede determinar cuál de las dos terapias actuales para el cáncer de próstata (los taxanos o los tratamientos hormonales) prolongará la supervivencia de cada paciente.
El estudio ha estado dirigido por el jefe de la Unidad de Investigación Clínica de Cáncer de Próstata del CNIO, David Olmos; el doctor del Istituto Scientifico Romagnolo per lo Studio e la Cura dei Tumori (IRST) IRCCS de Meldola (Italia), Ugo de Giorgi; y el doctor del Centro de Evolución y Cáncer del Instituto de Investigación del Cáncer (ICR) en Reino Unido, Gerhardt Attard.
El cáncer de próstata está entre los más frecuentes en hombres y es uno de los que cuenta con mayor tasa de supervivencia a los cinco años cuando se diagnóstica en fase localizada. Cuando se diagnóstica en fase avanzada o un tumor localizado recae tras el tratamiento local inicial, la forma más habitual de combatirlo es a través de la privación de las hormonas masculinas (andrógenos), ya sea por extirpación quirúrgica de los testículos o mediante el uso de medicamentos que eliminan la producción de testosterona (castración química).
Sin embargo, muchos de estos pacientes, hasta un 90 por ciento, desarrollan tras esta castración inicial formas más agresivas resistentes a la castración, la supervivencia media de estos pacientes está en torno a los 2 años. Entre las terapias destinadas a prolongar la supervivencia en el cáncer de próstata resistente a la castración, los taxanos (docetaxel y cabazitaxel) funcionan bloqueando la división y proliferación celular.
Ahora bien, las terapias hormonales de nueva generación (abiraterona y enzalutamida) actúan sobre la producción de los andrógenos, las hormonas masculinas: la abiraterona inhibe su síntesis, mientras que la enzalutamida bloquea el receptor nuclear de la testosterona, es decir, interfiere con la producción de la gasolina que hace que el tumor siga creciendo.
«Hoy en día, no hay estudios comparativos entre hormonas y taxanos. Solo hay estudios en poblaciones similares, y la selección de los tratamientos se hace de forma empírica. Se suele optar por comenzar con los tratamientos hormonales, pero también depende de la preferencia del paciente, tras informarle debidamente sobre cada una de las opciones», ha dicho Olmos.
En concreto, los resultados del estudio han determinado que los pacientes de cáncer de próstata resistente a la castración que tienen un número normal de copias del gen de Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) receptor androgénico (RA) (aquel que regula la señales celulares mediadas por las hormonas masculinas) en ADN tumoral circulante (el ADN que el tumor libera al torrente sanguíneo), parecen tener un menor riesgo de progresión de la enfermedad y mejor supervivencia cuando son tratados con abiraterona/enzalutamida con un aumento de la supervivencia del 50 por ciento comparado con docetaxel, donde la supervivencia mediana fue entorno a los 24 meses.
Por otro lado, los pacientes con más copias del gen del receptor de andrógenos responden ligeramente mejor al docetaxel, con una mejoría aproximada de la supervivencia de unos 9 meses comparada con abiraterona/enzalutamida.
Este trabajo, liderado por tres investigadores de proyección internacional, Olmos, Attard y de Giorgi, y con la participación de científicos de España, Italia y Reino Unido, representa un ejemplo de colaboración en el marco de la investigación clínica y traslacional en el entorno académico europeo, cuya prioridad es el beneficio de los pacientes.
La Unidad de Investigación Clínica de Cáncer de Próstata del CNIO ha liderado el estudio en España y ha coordinado los 13 centros españoles de los que proceden 112 pacientes de los 239 analizados.
Esta Unidad Clínica cuenta con una extensa red de colaboradores clínicos, integrados en la plataforma PROCURE, la cual ha dado lugar a una de las mayores colecciones prospectivas multicéntricas de muestras biológicas de pacientes de cáncer de próstata avanzadas asociadas a datos clínicos prospectivos más importantes en el ámbito académico europeo.
LA BIOPSIA LÍQUIDA: INOCUA, RÁPIDA Y EFICAZ
La presencia de RA en ADN tumoral circulante se convierte así en el primer biomarcador que ayudaría a definir el tratamiento de primera línea a suministrar a los pacientes, e incide en la importancia de las sinergias entre la investigación básica y la atención clínica para mejorar su calidad de vida.
El estudio indica también la urgencia por desarrollar nuevos tratamientos para pacientes con ganancia de RA, ya que responden peor a las terapias existentes. La biopsia líquida se ha revelado como un método «fiable, rápido y no invasivo» para determinar las alteraciones de un tumor concreto y poder decidir la terapia más adecuada a cada caso.
Con un «sencillo» análisis de sangre, se evita la invasión en el tejido que supone la biopsia tradicional y su fiabilidad es mucho mayor. «Mediante métodos bioinformáticos calculamos la fracción de ADN tumoral presente en el ADN libre total en plasma, y en esa fracción se calcula a su vez el número de copias de RA», ha dicho el investigador.
En el caso de este estudio, la biopsia líquida ha servido para confirmar que un marcador que sabemos que tiene validez pronóstica también tiene utilidad predictiva. «El próximo paso consistirá en realizar un estudio randomizado que pueda confirmar los resultados», ha zanjado el experto.