De asaltar los cielos a la marginación en las listas de Sumar, los nueve años de historia de Podemos
Los morados llegaron a tener 69 escaños y diferentes ayuntamientos del cambio , pero el 28M evidenció su declive territorial
Las tensiones entre Podemos y el proyecto de Yolanda Díaz han provocado este viernes que la historia de la formación morada haya vivido uno de los capítulos más dolorosos desde su nacimiento oficial en 2014, donde irrumpieron en las elecciones europeas con el deseo de «asaltar los cielos», según una frase atribuida a Lenin que Pablo Iglesias puso de moda.
Nueve años después, el partido que ahora pilota Ione Belarra no solo ha perdido la hegemonía a la izquierda del PSOE, sino que apenas tiene sitio en Sumar, donde ha sido vetada incluso la actual ministra de Igualdad, Irene Montero, convertida en «un obstáculo insalvable» para el proyecto que lidera Yolanda Díaz.
El recorrido de Podemos se inicia en enero de 2014, cuando la formación saltó a la primera línea de la política, con su presentación oficial en el barrio madrileño de Lavapiés, y aupado por la popularidad de su exlíder Pablo Iglesias, que frecuentaba como tertuliano diferentes programas de comunicación.
Su irrupción revolucionó el mapa político con su discurso de regeneración política, heredero del 15M que impugnaba la deriva de los partidos tradicionales y denunciaba la «casta» de la clase política, consiguiendo dar la sorpresa en las elecciones europeas de 2014 al obtener cinco escaños en el Parlamento comunitario con 1.245.948 sufragios (7,97% del voto emitido).
CINCO MILLONES DE VOTOS EN SUS PRIMERAS GENERALES
Un año después llegó la auténtica eclosión de la formación morada al superar los 5 millones de votos (20,66%) e irrumpir en el Congreso de los Diputados con 69 parlamentarios, a una distancia de 300.000 votos del PSOE que abría la opción de rebasar a la formación socialista, que se encontraba en plena crisis con el convulso liderazgo de la primera etapa de Pedro Sánchez, como fuerza mayoritaria de la izquierda.
Fue entonces cuando la formación arengaba al electorado progresista con «asaltar los cielos», convertirse en el partido hegemónico dentro de la izquierda y quebrar el «bipartidismo» imperante.
Para ello, forjó una alianza con IU, pese al criterio contrario del entonces sector errejonista , y en la repetición electoral de junio de 2015 se produjo el denominado pacto del botellín , con los que querían el anhelado sorpasso al PSOE para agregar los 923.133 votos que la formación liderada por Alberto Garzón había cosechado en solitario.
Sin embargo, la fórmula no dio resultado y la suma de ambas fuerzas, en lo que sería el inicio de Unidas Podemos, logró 71 diputados pero con la pérdida de un millón de votos.
LOS AYUNTAMIENTOS DEL CAMBIO
A nivel regional, el avance del partido morado fue también destacado, consiguiendo en 2015 entrar en casi todos los parlamentos autonómicos cosechando hasta 177 diputados.
Pero su mayor cuota de poder la consiguió a nivel municipal, impulsando candidaturas de unidad popular con otras formaciones y plataformas sociales que le llevó a conseguir los denominados ayuntamientos del cambio en Madrid (Manuela Carmena), Barcelona (Ada Colau), Zaragoza, La Coruña, Ferrol, Santiago o Cádiz, entre otras.
Esos resultados electorales y el nivel de presencia territorial llevó a Iglesias al lanzar una oferta al PSOE de formar un gobierno de coalición, presidido por Sánchez, él como vicepresidente y reparto proporcional de ministerios, sin que el líder socialista aceptara.
LAS DISPUTAS INTERNAS DE 2016
Ya en 2016 comenzaron los problemas para los morados a raíz de la cascada de disputas internas, sobre todo en el sector partidario de Íñigo Errejón y también con Anticapitalistas, que se fueron incrementando con el paso del tiempo y terminaron con la salida de ambos, surgiendo de ahí la escisión de Más Madrid en 2019 en vísperas de las elecciones.
Ese año se evidenció el declive de la formación en los comicios europeos, autonómicos y municipales, cuando sus confluencias locales y regionales, pieza básica de su rápido crecimiento, perdieron pujanza y en otros casos ni se reeditaron, como el ocurrió con Compromís en Valencia que pasó a ser rival electoral.
A nivel autonómico el descenso fue generalizado y salieron de los parlamentos de Castilla-La Mancha y Cantabria, unido a la pérdida de sus gobiernos municipales a excepción de Barcelona y Cádiz.
UNA CAÍDA QUE SIGUIÓ EN 2019
La caída continuó en las generales de 2019 con un claro retroceso, al lograr en los primeros comicios más de 3,7 millones de votos y 42 diputados (1,5 millones menos de voto y 29 parlamentarios perdidos), aunque la sensación es que la buena campaña de su líder contuvo una hemorragia que pudo ser peor.
En la repetición electoral del 10N, tras fracasar el nuevo intento de gobernar junto al PSOE pese a que Iglesias renunció a estar dentro del Ejecutivo, volvió a experimentar otro descenso al conseguir 35 diputados y 3,5 millones de votos. No obstante, esta vez consiguió uno de los hitos del partido al lograr un pacto de coalición con los socialistas para gobernar.
Sin embargo, la experiencia de gobierno no ha dado réditos electorales a los morados, que en siguientes citas electorales autonómicas ha ido encadenando batacazos y debacles en las urnas mermando su condición de fuerza hegemónica en la izquierda.
EN CONTRAPOSICIÓN DE YOLANDA DÍAZ
En contraposición, la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz elevaba su figura pública desde la gestión del Ministerio de Trabajo y el propio Iglesias, en marzo de 2021, la propuso como futura candidata a las elecciones generales cuando decidió dejar el Ejecutivo para ir a los comicios madrileños. Sin embargo y con el fin de ensanchar el espacio progresista, Díaz empezó a mover la alianza para volver a reagrupar la izquierda escindida.
En 2020, el partido sufrió un severo golpe al quedarse fuera del Parlamento de Galicia y un fuerte descenso en Euskadi, donde redujo a la mitad su representación (de 11 a 6 parlamentarios). En las elecciones madrileñas de 2021, la formación morada e IU mejoraron sus resultados (de 7 a 10 escaños) pero sufrieron un terremoto político tras dejar Iglesias la política tras la contundente victoria del PP.
Luego, el adelanto electoral de Castilla y León volvió a sufrir otro varapalo al quedarse con solo un diputado y las últimas andaluzas del año pasado, con el experimento de frente amplio de Podemos, IU y Más País (con la coalición Por Andalucía ) fracasó al cosechar solo cinco diputados sin impedir la mayoría absoluta de Juanma Moreno (PP). El único paréntesis en esa tendencia fueron los comicios autonómicos catalanes de 2021, donde los comunes lograron conservar sus ocho diputados.
En las recientes elecciones del 28M Podemos tuvo un resultado nefasto con pérdida de todo su poder territorial a expensas de lo que ocurra en Navarra, quedando fuera de Madrid y la Comunidad Valenciana, y sin retener los comunes el bastón de mando en Barcelona.
Así, en Asturias Podemos se desplomó de cuatro a solo un representante en la Junta General del Principado e IU, bajo la marca Convocatoria con Asturias , mejoró de dos a tres escaños.
No fue mejor la situación en Aragón, donde ambas formaciones se presentaron también separadas, y solo lograron un diputado cada una. Con un único representante también se conformó Unides Podem en Baleares, de los seis que consiguió en 2019.
Los mejores resultados de Podemos e Izquierda Unida fueron en Extremadura, en la que mantienen cuatro escaños en la Asamblea; en la Región de Murcia, donde también conservan a dos parlamentarios, los mismos que hace cuatro años; al igual que ocurre en La Rioja, con dos diputados que no son suficientes para sumar con el PSOE.