Ciudadanos lucha contra las encuestas para entrar en Madrid y evitar que el partido estalle con una derrota
Plantea las elecciones como una disyuntiva con dos opciones: que se repita la coalición del PP y Cs o que Ayuso gobierne con Vox
Ciudadanos ha llegado al final de la campaña de las elecciones de la Comunidad de Madrid con la esperanza de que no se cumplan los peores pronósticos de las encuestas, que auguran que se quedará sin representación parlamentaria en la Asamblea. Tras haberse hundido en Cataluña y haber perdido el poder en la Región de Murcia, la posible derrota de Cs en Madrid podría hacer que el partido liderado por Inés Arrrimadas estallase.
La formación naranja ha tenido que enfrentarse a unos comicios que no esperaba ni quería y que fueron convocados por la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, con el argumento de evitar una moción de censura, después de que Ciudadanos se aliara con el PSOE en Murcia para echar al PP de los gobiernos que compartían en la Región y en el Ayuntamiento de la ciudad.
Durante la campaña en Madrid, Arrimadas y el candidato a presidir la Comunidad, Edmundo Bal, han reiterado que el único lugar donde quisieron romper con el PP fue Murcia, por los casos de corrupción y el escándalo con las vacunas, y que nunca hubo intención de acabar con los gobiernos que comparten en Andalucía, Castilla y León, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la capital.
Ciudadanos se ha visto en una posición complicada no solo por estos acontecimientos, sino también por la fuga de cargos que ha sufrido en los últimos meses, muchos de los cuales han acabado sumándose al PP, mientras Arrimadas seguía rechazando una fusión con este partido e insistía en defender la continuidad de la formación naranja como un proyecto autónomo.
EVITAR QUE EL GOBIERNO DEPENDA DE LOS «EXTREMOS»
El mensaje que repiten en Madrid en estas semanas para convencer a los electores, apelando específicamente a los «moderados», es que si Cs vuelve a ser decisivo, evitará que el Ejecutivo regional dependa de los «extremos», como definen a Vox, a Unidas Podemos y a veces también a Más Madrid.
Y prácticamente desde el comienzo de la precampaña, dejaron clara su postura respecto a los pactos postelectorales: aspiran a reeditar el gobierno de coalición con Díaz Ayuso, que creen que ha sido un «modelo de éxito» estos dos años.
Aunque inicialmente el candidato del PSOE, Ángel Gabilondo, dijo que pactaría un gobierno con Más Madrid y con Ciudadanos, excluyendo de la ecuación a Podemos, Bal descartó enseguida esta opción, advirtiendo de que la verdadera intención del representante socialista, a quien ve en una posición de sumisión ante el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, era gobernar con Iglesias y subir los impuestos, dos cosas que Cs no podía aceptar.
Sin embargo, el objetivo del partido liberal de gobernar de nuevo con el PP y retomar el acuerdo de 155 medidas que firmaron al comienzo de la legislatura no parece fácil de conseguir, a juzgar por las encuestas.
Aunque algunas apuntan a que podría obtener entre siete y ocho diputados, muchas otras pronostican que no alcanzará el 5% de los votos y, por tanto, se quedará fuera de la Asamblea. Tras haber sido la tercera fuerza más votada en 2019, con 26 escaños, ahora parece que muchos de los antiguos votantes de Ciudadanos lo abandonarán por Díaz Ayuso.
ELECCIONES CLAVE PARA EL FUTURO DE CS Y PARA ARRIMADAS
Las elecciones del 4 de mayo son clave para la supervivencia de Cs y para el liderazgo de Arrimadas, ya que desde la debacle en las elecciones generales de noviembre de 2019, que motivó la dimisión de Albert Rivera, el partido no solo no ha remontado, sino que ha seguido perdiendo poder y representación en las instituciones.
Ante unos sondeos poco halagüeños, Ciudadanos decidió presentar como cabeza de lista a Edmundo Bal, que concurrió a las primarias tras la retirada del vicepresidente del Ejecutivo autonómico, Ignacio Aguado, el cual participó en un mitin el pasado 24 de abril pese a que no forma parte de la candidatura.
Si bien su trayectoria en política comenzó hace solo dos años en el Congreso, donde es el portavoz adjunto del grupo parlamentario, Bal aporta su experiencia como abogado del Estado durante 28 años, un periodo del que Cs destaca su labor frente a corruptos y defraudadores fiscales y su destitución en 2018 por no seguir el criterio del Gobierno de Pedro Sánchez en el escrito de acusación sobre el proceso independentista en Cataluña.
El candidato de la formación naranja ha hecho una campaña marcada por su carácter entusiasta y afable, en actos al aire libre, más vistosos y con más público que en la campaña catalana del pasado febrero y en los que Arrimadas y la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, han tenido un papel protagonista.
CONTRA LA POLARIZACIÓN
Bal se ha resistido a participar en el clima de polarización actual, ha rechazado la división de la sociedad en dos bandos y ha abogado por la tolerancia y la moderación. Por ello, lamenta los ataques y descalificaciones que se han dedicado los representantes de otros partidos, que se han tachado de «comunistas» o «fascistas».
Ciudadanos ha asegurado que ocupa el centro político y su candidato se ha ofrecido como «el presidente de todos los madrileños, no de una mitad contra la otra». Tras las cartas amenazantes recibidas por Iglesias, Díaz Ayuso, dos ministros del PSOE y la directora de la Guardia Civil, instó a sus rivales en los comicios a firmar un pacto por la concordia y para condenar todas las violencias y coacciones, aunque sin éxito.
Bal ha apostado por ofrecer soluciones a los «problemas reales» de la gente y ha prometido mantener como trabajadores fijos a los sanitarios y profesores de refuerzo contratados en la crisis del coronavirus, reducir a 30 días las listas de espera para pruebas diagnósticas y operaciones quirúrgicas, aumentar la inversión en las residencias de mayores, recuperar la deducción en el IRPF por el pago de una hipoteca, un préstamo público sin intereses a los jóvenes de hasta 35 años para pagar la entrada de un piso, dedicar el 2% del PIB regional a ciencia e investigación y alargar tres líneas de Metro.
Con estas propuestas, ha buscado atraer a votantes de centro y también «de centro derecha y centro izquierda» que quieran medidas económicas liberales, con impuestos bajos y apoyo a empresas y autónomos, combinadas con unas políticas sociales fuertes y protección del medio ambiente.
POCAS CRÍTICAS A DÍAZ AYUSO
Según Ciudadanos, al PP no le interesa esa faceta más social y tampoco potenciar la transparencia y la lucha contra la corrupción, y por ello defiende que, tras el 4 de mayo, los populares no deben gobernar en solitario. Además, Arrimadas y Bal no han dejado de sacar pecho de la gestión de las consejerías que ostentaba Cs, en áreas como economía, políticas sociales o turismo y cultura.
Las críticas a Díaz Ayuso durante la campaña electoral han sido pocas y leves y Bal no ha aludido a las discrepancias que había entre Aguado y la presidenta. Lo que sí ha exigido a la candidata del PP es que aclare si pretende cambiar a Ciudadanos por Vox como socio de gobierno.
En estas semanas, Vox se ha convertido en el partido con el que más ha confrontado Cs, que ha acabado planteando el 4-M como una disyuntiva entre dos opciones: que se repita la coalición entre el PP y Cs o que Díaz Ayuso haga el «experimento» de meter en el Gobierno a Vox.
Ciudadanos censura de Vox sus ideas «antieuropeas», su propuesta sobre el pin parental en los colegios o su defensa de «un único modelo de familia», entre otras cosas, pero se ha negado a aislarlo mediante un cordón sanitario, como pidió el PSOE, y no lo califica de «ultraderecha».