Científicos identifican un biomarcador sanguíneo predictivo del deterioro cognitivo y la demencia
Un estudio realizado por la Universidad Nacional de Singapur y el Sistema Nacional Universitario de Salud de Singapur ha revelado que unos niveles bajos de ergotioneína (ET) en el plasma sanguíneo pueden predecir un mayor riesgo de deterioro cognitivo y demencia, lo que sugiere posibles medidas terapéuticas o de detección precoz del deterioro cognitivo y la demencia en las personas mayores.
La ET es un compuesto único derivado de la dieta descubierto hace más de 100 años por Charles Tanret. Sin embargo, no fue hasta 2005 cuando los científicos descubrieron un transportador específico para la ET que facilita su captación y acumulación en el organismo.
En este trabajo, publicado en la revista científica Antioxidants , han demostrado que la ET se retiene ávidamente en el cuerpo humano tras la administración oral de suplementos, y en modelos preclínicos, la ET se transporta a casi todos los órganos, aunque se pueden encontrar niveles más altos en células y tejidos específicos como las células sanguíneas, los ojos, el hígado, los pulmones e incluso el cerebro.
Trabajos anteriores demostraron las potentes propiedades antioxidantes de la ET y, posteriormente, su capacidad para proteger a las células de una serie de diferentes formas de estrés y toxinas. Como su principal fuente en la dieta son las setas, se descubrió que el aumento del consumo de setas como la dorada, la ostra, el shiitake y el botón blanco se asocia con un menor riesgo de deterioro cognitivo leve en los ancianos de Singapur.
Un estudio realizado en 2016 por este equipo mostró niveles más bajos de ET en el plasma sanguíneo entre los participantes con deterioro cognitivo leve. Esto se verificó en un grupo mucho mayor de participantes con deterioro cognitivo con y sin demencia. Sin embargo, se desconocía si un nivel bajo de ET en el plasma sanguíneo puede predecir la progresión del deterioro cognitivo y la demencia.
Este estudio aborda estas lagunas en la investigación de ET al demostrar el potencial de ET como un biomarcador predictivo para el deterioro cognitivo y la demencia en los ancianos de Singapur.
En su estudio, el equipo de investigación reclutó a 470 pacientes de edad avanzada y les hizo un seguimiento de hasta cinco años. Los investigadores midieron los niveles de ET en el plasma sanguíneo de los participantes y siguieron sus capacidades cognitivas y funcionales en diferentes momentos. A continuación, examinaron la relación entre los niveles bajos de ET y el riesgo de deterioro cognitivo y funcional con el paso del tiempo.
«Antes de este estudio, había pocas pruebas de que los niveles de ET en la sangre pudieran predecir el riesgo de desarrollar problemas cognitivos. El estudio actual es significativo porque midió los niveles de ET de los participantes ancianos antes de desarrollar demencia. Nuestros resultados demuestran que si los niveles de ET son bajos, aumenta el riesgo de desarrollar problemas cognitivos», ha comentado Barry Halliwell, uno de los responsables de la investigación.
Los investigadores demostraron que los participantes con niveles más bajos de ET mostraban un peor rendimiento cognitivo al inicio del estudio y un ritmo acelerado de deterioro de las capacidades cognitivas y funcionales durante el periodo de seguimiento.
El equipo también observó cambios estructurales en el cerebro a partir de las imágenes por resonancia magnética (IRM) de los participantes, lo que sugería que la asociación entre un nivel bajo de ET en sangre y el deterioro cognitivo se debía a una patología subyacente de la enfermedad.
Estos cambios estructurales, como la reducción del grosor cortical, la disminución del volumen del hipocampo y la hiperintensidad de la sustancia blanca, son característicos de las enfermedades neurodegenerativas.
«Esto apunta a la posibilidad de utilizar un simple análisis de sangre para detectar los niveles de ET en el cribado precoz de los ancianos, con el fin de identificar a los que pueden tener un mayor riesgo de deterioro cognitivo. Los niveles bajos de ET también se asocian a otras enfermedades relacionadas con la edad, como la fragilidad, las enfermedades cardiovasculares y la degeneración macular, por lo que la ET puede tener un papel más general en el mantenimiento de la salud», ha resaltado Halliwell.
A partir de este estudio, que demostró que los niveles plasmáticos de ET en la sangre pueden ser un biomarcador predictivo del riesgo de deterioro cognitivo y funcional, el equipo de investigación espera reunir más pruebas del potencial preventivo y terapéutico de la ET mediante un ensayo clínico doble ciego controlado con placebo.
Para este ensayo clínico, el equipo está reclutando actualmente voluntarios que sean pacientes mayores de 60 años con deterioro cognitivo leve para participar. Los investigadores suministrarán a los voluntarios del estudio suplementos de ET pura o un placebo durante un periodo determinado para evaluar el efecto y la relación causal de la suplementación con ET en pacientes ancianos con deterioro cognitivo leve.
«Si la deficiencia de ET conduce a un mayor riesgo de deterioro cognitivo, entonces tendríamos la posibilidad de intervenir, y eso es lo que estamos tratando de averiguar mediante la realización de este ensayo clínico», ha finalizado otro de los autores, Irwin Cheah.