China exige la cancelación de una conferencia de la ONU sobre los uigures y dice que se basa en «mentiras»
Las autoridades de China han exigido a Estados Unidos, Alemania y Reino Unido que cancelen una conferencia de la ONU sobre las medias puestas en marcha por Pekín contra la minoría musulmana uigur y ha insistido en que el evento se basa en «mentiras».
La videoconferencia, prevista para este miércoles, «se apoya sobre mentiras e ideologías políticas», ha dicho en un comunicado la misión diplomática china ante la ONU.
Según varias organizaciones de defensa de los Derechos Humanos, al menos 1 millón de uigures, así como otras poblaciones musulmanas que viven en China, han sido internados en campos en la región de Xinjiang, en el noroeste del país. Varios informes acusan a Pekín de esterilizar a mujeres a la fuerza y obligar a la población a realizar trabajos forzosos.
El Gobierno del gigante asiático ha pedido así a los países tras la organización de la conferencia que la cancelen cuanto antes dado que «interfiere en los asuntos internos de China» y ha pedido a los estados miembro que rechacen el evento.
«La actual situación en Xinjiang es la mejor en cuanto a estabilidad, desarrollo económico y coexistencia entre personas de todas las etnias», ha recoge el texto, según el diario South China Morning Post .
Estados Unidos, sin embargo, insiste en que el trato dado a los uigures supone un «genocidio», dado que además de los campos de trabajo, millones de musulmanes viven sometidos a un fuerte sistema de vigilancia y numerosos controles.
Sin embargo, Pekín ha arremetido contra Washington y ha señalado que, si bien el país «parece preocuparse por la situación de los Derechos Humanos del pueblo musulmán en China, todo el mundo sabe que Estados Unidos ha estado matando musulmanes en Afganistán, Irak y Siria».
«Son precisamente Estados Unidos y sus seguidores quienes han matado al mayor número de musulmanes en todo el mundo», ha dicho. En el encuentro de este miércoles estaba previsto que intervinieran embajadores de Estados Unidos, Alemania y Reino Unido ante la ONU, así como miembros de la ONG Human Rights Watch, que también participan en la organización del evento.