El este de Ucrania, escenario perfecto para la propagación del coronavirus tras 6 años de conflicto
Un tercio de las personas que necesitan ayuda humanitaria en la zona son ancianos, lo que hace temer que la tasa de mortalidad sea más elevada
Seis años de conflicto en el este de Ucrania entre las fuerzas gubernamentales y los separatistas prorrusos han creado las condiciones perfectas para que el coronavirus se propague de forma considerable, con una población anciana significativa y un debilitado sistema de salud, a menos que se mantenga la ayuda humanitaria y se preste especial atención a esta parte del país.
«Existe la preocupación generalizada de que el este de Ucrania, asolado por seis años de conflicto armado, un debilitado sistema de salud y una población envejecida, podría enfrentarse a un brote de Covid-19 de escala considerable», explica a Europa Press el jefe de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) en Ucrania, James Weatherill.
Más de 3.350 civiles han muerto y otros 7.000 han resultado heridos desde que estalló el conflicto en abril de 2014, mientras que de los 5 millones de personas afectadas por el mismo, 3,4 millones necesitan asistencia humanitaria y protección, de las que alrededor del 30 por ciento son personas mayores. «Esta es la mayor proporción en una crisis humanitaria», subraya.
Este hecho se explica en primer lugar porque «el conflicto ha acelerado la recesión económica en la región que comenzó hace décadas», provocando el cierre de empresas e interrumpiendo negocios que necesitaban de la actividad a ambos lados de la línea de contacto que separa la parte bajo control gubernamental de la controlada por los separatistas.
El resultado, indica, es una tasa de paro de alrededor del 15 por ciento, casi el doble del 8 por ciento que había a nivel nacional antes del Covid-19. Esto ha empujado a los más jóvenes a marcharse «en busca de empleos y oportunidades a otras partes», mientras que los más mayores, «emocionalmente apegados a sus casas y comunidades», se han quedado, añade.
Así pues, incide Weatherhill, «existe un alto riesgo de propagación viral y complicaciones debido a la elevada proporción de ancianos en el este de Ucrania, muy superior al resto del país». Dado que en general estas personas presentan «al menos una enfermedad crónica», esto podría tener como resultado «tasas de mortalidad muy altas», advierte.
HASTA EL 50% DE LA POBLACIÓN AFECTADA
Por ahora, según el responsable de OCHA, en la zona gubernamental de las regiones de Donestk y Lugansk solo se han registrado 45 casos, mientras que en la zona controlada por los separatistas habría ya más de 110 casos, si bien con el aumento de la capacidad de análisis se espera que la cifra aumente aunque en todo caso el dato real seguramente sea más alto. «Se estima que hasta el 50 por ciento o 2,7 millones de personas que viven en estas regiones podrían contraer Covid-19», destaca.
Otro factor de riesgo en esta parte del país es el debilitado sistema de salud, que ha visto cómo muchos de sus profesionales huían de las hostilidades. «Ahora, el sistema apenas puede cubrir las necesidades de atención médica de los hombres, mujeres y niños afectados por el conflicto», resalta Weatherhill, recordando la enorme presión que han sufrido los sistemas sanitarios de países mucho más ricos, «como España».
Además, las infraestructuras de agua, electricidad y calefacción, así como escuelas y hospitales y también las viviendas, se ven alcanzadas con regularidad por ataques y fuego cruzado, «lo que pone a millones de personas en riesgo de perder su acceso a agua, atención sanitaria y educación», resalta el responsable de OCHA.
Otra de las consecuencias del conflicto que podría facilitar la propagación del coronavirus es el hecho de que para poder cobrar sus pensiones del Estado ucraniano, los jubilados que viven del otro lado de la línea de contacto tienen que registrarse como desplazados y cruzarla al menos una vez cada 60 días para no arriesgarse a perderla. Ahora, como resultado de las restricciones de movimientos impuestas para frenar los contagios, tanto pensionistas como otras personas vulnerables «han perdido el acceso a sus pensiones y beneficios sociales», resalta.
«EL RESULTADO PODRÍA SER DEVASTADOR»
Así pues, alerta el responsable de la ONU, «cuando el brote llegue al este de Ucrania el resultado podría ser devastador, o incluso peor». «Seguramente observaremos una tasa de mortalidad más alta debido a los desafíos de la población para llegar a hospitales por la disponibilidad limitada de ambulancias, especialmente en las zonas de difícil acceso, los altos costes del desplazamiento o la suspensión del transporte público así como por la escasa capacidad del sistema de salud de afrontar enfermedades infecciosas».
«Por ello es de vital importancia que la ONU y sus socios humanitarios, pese a todas las restricciones, sigan presentes en la línea de frente de la crisis y cuenten con los medios para apoyar a las personas más vulnerables que necesitan asistencia», defiende Weatherhill.
Pero para poder ayudar a quien lo necesita, «los trabajadores humanitarios deberían ser capaces de llegar hasta ellos, algo que en el este de Ucrania sigue siendo un desafío «debido a la inseguridad, los impedimentos burocráticos y defectos legales».
Con el Covid-19, añade, la entrega de asistencia vital se ha complicado. Las medidas introducidas por las autoridades de facto en las zonas separatistas para controlar el movimiento de la ayuda humanitaria y el personal de la ONU están haciendo que solo puedan cruzar la línea de contacto convoyes con alimentos, medicinas y artículos de higiene o relacionados con la lucha contra la pandemia, «lo cual pone en peligro la capacidad de los actores humanitarios de realizar proyectos vitales y mantener sus propias operaciones», denuncia.
HACEN FALTA FONDOS
Otro desafío, según Weatherhill, es conseguir movilizar fondos para financiar las acciones humanitarias. En 2019, de los 164 millones de dólares solicitados para la respuesta humanitaria en Ucrania solo se recibieron el 52 por ciento, así que «solo se pudo dar la mitad de la asistencia necesaria».
La pandemia solo complica este desafío, reconoce el responsable de la OCHA, que recuerda que «nadie está a salvo hasta que todos están a salvo». «Por eso contamos con el apoyo continuado de nuestros donantes para ser capaces de derrotar al virus aquí para que podamos vencerlo en todas partes», subraya.
El Gobierno de Ucrania actuó de forma «rápida y decidida» introduciendo medidas a nivel nacional para frenar la propagación y los separatistas prorrusos también han introducido «medidas restrictivas» en los territorios bajo su control, mientas que los movimientos a través de la línea de contacto han quedado limitados a los de carácter humanitario, señala el jefe de la OCHA.
Por el momento, las restricciones parecen haber «funcionado bien», si bien preocupa el hecho de que la respuesta adoptada a nivel nacional no sirve para las necesidades específicas en Donetsk y Lugansk», señala Weatherhill, que también apunta a que existe la impresión de no se está dando prioridad a estas regiones pese a las necesidades humanitarias previas que hay en ellas.
«Ucrania ha ganado un tiempo precioso pero ahora tiene que incrementar su capacidad de hacer test y de suministrar equipos de protección», advierte, algo para lo que cuenta con el apoyo de la ONU y de otros actores humanitarios, sobre todo en la parte oriental del país.
«Tenemos que ser solidarios con los ucranianos que, tras haber sufrido seis años de conflicto, ahora se enfrentan a desafíos sin precedentes que traen más sufrimiento e incertidumbre a sus vidas», reclama Weatherhill, que también aprovecha para sumarse al llamamiento a un alto el fuego hecho por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, e instar a las partes a «centrarse en la verdadera lucha de nuestras vidas: Covid-19».