Cerca de 3.000 personas asisten a la apertura de la Puerta del Perdón, que inaugura el Año Jubilar Lebaniego
Numerosas autoridades religiosas, civiles y militares han asistido al acto, que se ha desarrollado en un soleado día
SANTO TORIBIO DE LIÉBANA (CAMALEÑO), 16
Cerca de 3.000 personas han asistido este domingo in situ a la apertura de la Puerta del Perdón del Monasterio de Santo Toribio de Liébana (Camaleño), que marca el inicio del 74 Año Jubilar Lebaniego.
Han sido pasadas las 12.10 de este domingo soleado en Liébana cuando las campanas del monasterio han comenzado a voltear –algo que también han hecho las de la Catedral y de otros templos de la Diócesis–, lo que ha marcado el inicio de la procesión hacia la Puerta del Perdón de las autoridades junto a los integrantes de la Cofradía de la Santísima Cruz.
Todo ello se ha llevado a cabo en medio de un respetuoso silencio por parte de los fieles que se han concentrado en la entrada del templo, un escenario que ha quedado embellecido por la alfombra de flores, que a modo de ofrenda, han realizado los artesanos de la Asociación de Alfombristas do Corpus Christi de Ponteares y que se ha instalado en la entrada de la Puerta del Perdón.
Todo el acto religioso ha estado precedido por el obispo de Santander, monseñor Manuel Sánchez Monge, quien desde la Puerta del Perdón ha dirigido un saludo y una oración a los fieles.
Tras ello, José Miguel Dorronsoro, vicario provincial de los Padres Franciscanos –que son los encargados de la custodia de la reliquia de la Santa Cruz (el trozo más grande de la cruz de Cristo)–, ha leído el rescripto de la Sagrada Penitenciaría Apostólica (1967) concediendo la indulgencia plenaria a los fieles que visiten devotamente el santuario de la Santa Cruz.
Ha sido a las 12.20 cuando el obispo ha declarado inaugurado el Año Jubilar Lebaniego. «¡Peregrinos! ¡La Puerta del Perdón se nos abre, caminemos a contemplar el amor de Dios, expresado en el Santo Leño de la Cruz de Cristo! ¡Que, marcados por la Cruz del Señor, construyamos un mundo de amor y justicia, mientras peregrinamos a la casa del Padre!», ha orado.
Posteriormente, ha procedido a llevar a cabo el ritual simbólico de golpear tres veces la Puerta con un martillo antes de su apertura, dando así inicio a este nuevo Año Jubilar Lebaniego.
Tras arrodillarse junto a la entrada del templo, el obispo ha entrado en el templo, seguido del resto de las autoridades religiosas, civiles y militares, para dar inicio a la Misa del Peregrino, presidida por la reliquia del Lignum Crucis, el trozo más grande la Cruz de Cristo.
Una vez que los fieles han entrado en el templo, el obispo ha impuesto incienso en el turíbulo y ha incensado la Santa Reliquia y el altar.
Posteriormente, ha dado inicio la ceremonia, a la que, entre otras autoridades, han acudido numerosas autoridades eclesiásticas, entre ellos el arzobispo de Oviedo, monseñor Jesús Sanz, y varios obispos de otras diócesis, y también civiles y militares.
Entre las autoridades civiles, han asistido, además de Revilla; el vicepresidente regional, Pablo Zuloaga, y varios integrantes del Gobierno, la delegada del Gobierno, Ainoa Quiñones; el presidente del Parlamento de Cantabria, Joaquín Gómez, y alcaldes de la zona.
Igualmente, se han sumado a la celebración el presidente de Asturias, Adrián Barbón, y el consejero de Cultura de la Xunta de Galicia,Román Rodríguez, además de autoridades como el delegado de Defensa en Cantabria, Emiliano Blanco; el coronel jefe de la Guardia Civil, Antonio Orantos; la jefa Superior de Policía de Cantabria, Carmen Martínez, y el presidente de la Cofradía de la Santísima Cruz, Javier Redondo, entre otros.
En la eucaristía se han sucedido distintas lecturas, entre ellas un pasaje del Evangelio según San Juan (20, 19-31) y ya en la homilía el obispo ha recordado que el Año Santo Lebaniego es «un acontecimiento de gracia que tiene primordialmente una finalidad religiosa», en el que «se favorece la fe», «se promueve la santidad de los fieles» y se «anima a la nueva evangelización» de la sociedad.
«Hemos abierto la Puerta del perdón. Entremos por la Puerta que es Jesús e invitemos a entrar a todos los hombres», ha dicho monseñor Sánchez Monge, que ha llamado a hacer «una Iglesia de puertas abiertas».
Tras la eucaristía, los actos religiosos han finalizado con la adoración de la Santa Cruz por parte de los peregrinos que se han acercado hoy al Monasterio de Santo Toribio. A diferencia de lo que ocurría antes de la pandemia del Covid, cuando los fieles podían besar el madero, en esta ocasión la nueva norma permite solo hacer solo una reverencia.
Además, con motivo de la celebración religiosa, se ha hecho una colecta que irá destinada a ayudar a los cristianos de Alepo, en Siria, y a también al proyecto pastoral que realiza Pastoral Penitenciaria en la prisión del Dueso, en Santoña.
El Año Jubilar Lebaniego se celebra cada vez que la festividad de Santo Toribio (16 de abril) cae en domingo, como en esta ocasión. El anterior fue en 2017, hace seis años.
Con motivo de este 74 Año Jubilar, el Gobierno de Cantabria ha organizado una serie de actividades culturales para poner en valor la importancia histórica, social, política y religiosa de la región por este acontecimiento, que se desarrollará hasta el 16 de abril de 2024.
En este tiempo, el presidente regional ha estimado la visita a la comarca de Liébana y Cantabria de unos dos millones de personas y ha cifrado en «más de 200 millones» de euros el impacto económico del evento, que, según sus estimaciones, supondrán la generación de unos 2.200 empleos.
El monasterio franciscano de Santo Toribio de Liébana guarda desde la Edad Media el Lignum Crucis , una reliquia venerada como el mayor fragmento conservado de la cruz de Cristo, que fue traída a Liébana en tiempos de la invasión musulmana.
Gracias a la custodia de la reliquia de la Santa Cruz desde el siglo VIII, el monasterio de Santo Toribio obtuvo en 1512 del Papa Julio II la prerrogativa papal para otorgar a los fieles la indulgencia plenaria de los pecados durante la semana siguiente a la fiesta de su patrón, unprivilegio que después se amplió a todo un año.
Estos privilegios lo igualan a los años jubilares de Santiago de Compostela, Roma y Jerusalén.