Cepyme alerta de que la productividad ha caído un 3,8% desde 2018, mientras el salario mínimo ha subido un 47%
España registra la mayor caída de productividad de los países avanzados en los últimos cinco años
La Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme) ha alertado de que, mientras la productividad en España ha caído un 3,8% desde 2018, el salario mínimo ha subido un 46,8%, «30 puntos porcentuales por encima de la inflación».
En un informe publicado por la Confederación este miércoles se advierte de que la productividad de la economía española registró la peor evolución de los países avanzados entre 2018 y 2023 y, según la comparativa de los 34 países de la OCDE, la caída de la productividad española fue del 3,8% en estos cinco años, porcentaje que contrasta con un aumento medio en los países avanzados del 4,6%.
«Pese a que las grandes economías europeas comparten la problemática de sufrir un descenso de su productividad en los últimos años, esta situación se acentúa en el caso español», ha señalado la patronal en su estudio.
En concreto, España ha registrado en estos años un decremento más acuciado que Italia (-0,2%), Francia (-0,5%) o Alemania (-1,7%), y se ha alejado de la senda de otras economías europeas que sí han obtenido ganancias de productividad desde 2018. Es el caso, por ejemplo, de Portugal (4,6%), Dinamarca (5,3%), Suecia (4%) o los países bálticos, que han contado con tasas cercanas o superiores al 10%.
A este respecto, Cepyme ha advertido de que la empresa española arrastra un problema de productividad que, lejos de mejorar, en los últimos tiempos se está viendo agravado. De hecho, la productividad de las pymes se sitúa en el mismo nivel que en 2015 y un 9,6% más baja que en 2009, después de registrar una caída interanual en el segundo trimestre de este año del -0,7%, último dato disponible.
«FUERTE AUMENTOS DE COSTES»
Aunque el menor tamaño de la empresa española explica buena parte de su menor productividad, Cepyme ha avisado de que las compañías están sufriendo un «fuerte aumento» de costes que les obligan a destinar cada vez más recursos al margen de la inversión, rúbrica fundamental para mejorar su productividad».
En concreto, la patronal calcula que los costes totales que soportan las pymes se encuentran un 19,3% por encima del nivel de hace dos años, mientras que las ventas registradas sufren una clara desaceleración, situación que marca un estrechamiento de sus márgenes.
Entre los costes, destaca el alza sostenida de los costes laborales totales, que acumulan en la pyme ocho trimestres seguidos con crecimientos interanuales de al menos el 5%, algo que no ocurría desde 1994. Por tamaño de empresa, en el caso de los costes laborales, el alza registrada en el segundo trimestre fue del 12,6% en las pequeñas empresas y del 9,2% en las medianas.
Según Cepyme, la política de subida de los costes laborales se ha visto marcada por alzas continuadas de las cotizaciones sociales durante los últimos cinco años. Desde 2018, las bases mínimas de cotización han crecido cerca de un 50% y las máximas, un 18,5%. Además, por primera vez en 40 años han subido los tipos de cotización, lo que «lastra el crecimiento y la productividad de las pymes».
En el mismo periodo en el que el conjunto de la economía española ha registrado la caída de productividad mencionada, el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) ha subido un 46,8%, un incremento 30 puntos por encima de la inflación. Además, la Confederación ha apuntado que a escala mundial, España es el segundo país en aumento nominal del SMI de entre los más avanzados, pese a ser la economía en la que peor evolucionó la productividad entre 2018 y 2023.
«Ello sucede en un entorno macroeconómico adverso, en el que las subidas de costes se ven acompañadas de un incremento de gastos financieros y una restricción del crédito, a la par de una ralentización de la actividad que dibuja una recuperación desigual por sectores», ha criticado la patronal.
En este sentido, desde la organización que dirige Gerardo Cuerva han recordado que el Estatuto de los Trabajadores señala que las subidas del SMI han de contemplar simultáneamente otras variables como la productividad y la marcha de la economía, así como la evolución de la participación del factor trabajo en la renta nacional y la inflación.