Catorce zonas de Sudán hacen frente al riesgo de hambruna por la guerra entre el Ejército y las paramilitares RSF
Cerca de 25,6 millones de personas harán frente a niveles de inseguridad alimentaria aguda entre junio y septiembre, según un estudio
Alrededor de 25,6 millones de sudaneses, más de la mitad de la población, harán frente a inseguridad alimentaria aguda entre junio y septiembre, incluidos cerca de 750.000 que sufren niveles catastróficos de inseguridad alimentaria, según tres agencias de Naciones Unidas, que han apuntado que catorce zonas del país se encuentran en riesgo de hambruna, en medio de la guerra desatada en abril de 2023 entre el Ejército y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF).
La Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria (IPC) publicada este mismo jueves sobre la situación en Sudán revela que el país hace frente a sus peores niveles de inseguridad alimentaria aguda registrados hasta la fecha, con riesgo de hambruna en cinco localidades y nueve campamentos de desplazados y refugiados.
Así, el informe recoge que un mayor aumento de los combates contribuiría a incrementar las restricciones actuales a la entrega de ayuda humanitaria a la población y limitaría aún más la posibilidad de que los sudaneses puedan acceder a sus puestos de trabajo y a sus campos de cultivo durante la temporada de cosecha.
De esta forma, los datos reflejan un deterioro «rápido y drástico» de la situación alimentaria respecto a los recogidos en diciembre, con un aumento del 45 por ciento del número de personas en situación de inseguridad alimentaria aguda, que pasa de 17,7 a 25,6 millones, y la aparición por primera vez de personas en situación catastrófica.
La situación es «especialmente crítica» para las poblaciones atrapadas en las zonas en conflicto, especialmente en la capital, Jartum, y las regiones de Darfur, Kordofán y Gezira. El conflicto ha provocado además un desplazamiento masivo de población, afectaciones en las rutas de suministros y en la producción agrícola.
En este sentido, el informe recoge que «es probable que el conflicto continúe al menos en los niveles actuales en regiones clave, como Darfur Norte, Kordofán Occidental y Sur, Jartum y Gezira» y que «se espera que el desplazamiento siga aumentando, especialmente mientras el conflicto se expande en estados densamente poblados como Sennar, Gedaref, Kassala y Nilo Blanco».
La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) han alertado del deterioro de las condiciones de vida de la población sudanesa, particularmente los niños, ante el agravamiento de la crisis alimentaria en el país, por lo que han reiterado su llamamiento a un alto el fuego y al incremento de la entrega de ayuda humanitaria.
«El nuevo análisis del IPC revela un deterioro cada vez más profundo y rápido de la situación de seguridad alimentaria en Sudán, con la vida de millones de personas en riesgo», ha dicho el director general de la FAO, Qu Dongyu, quien ha detallado que el organismo «está entregando semillas para la principal temporada de cultivo».
EL PMA ALERTA DE QUE «EL TIEMPO SE AGOTA»
«El tiempo corre para los agricultores de Sudán. La FAO necesita urgentemente 60 millones de dólares (cerca de 56 millones de euros) para cubrir partes no financiadas de su Plan de Prevención de la Hambruna para garantizar que las personas, especialmente las que se encuentran en zonas inaccesibles, estén capaces de producir alimentos localmente y evitar la escasez de alimentos en los próximos seis meses», ha explicado. «Debemos actuar colectivamente, a gran escala, con acceso sin obstáculos, por el bien de millones de vidas inocentes que están en juego», ha agregado.
La directora ejecutiva del PMA, Cindy McCain, ha recalcado que el equipo del organismo en Sudán «trabaja día y noche en condiciones peligrosas para entregar una ayuda vital» y ha reseñado que las cifras del informe «confirman que el tiempo se agota a la hora de evitar una hambruna». «Por cada persona a la que hemos dado ayuda este año, otras ocho necesitan ayuda desesperadamente», ha lamentado.
«Necesitamos urgentemente una expansión masiva del acceso y la financiación humanitaria para que podamos ampliar nuestras operaciones de ayuda y detener la caída de Sudán hacia una catástrofe humanitaria que amenaza con desestabilizar toda la región», ha alertado.
En esta línea, la directora ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell, ha hecho hincapié en que las cifras «ilustran el impacto devastador del conflicto en Sudán sobre los niños del país» y ha advertido de que «el hambre y la desnutrición se están propagando a un ritmo alarmante».
«Sin una acción y financiación internacionales concertadas, existe un peligro muy real de que la situación quede fuera de control. No hay tiempo que perder. Cualquier retraso en el acceso sin restricciones a las poblaciones vulnerables será medido en la pérdida de vidas de niños», ha argumentado Russell..
La guerra estalló el 15 de abril de 2023 a causa de las fuertes discrepancias en torno al proceso de integración del grupo paramilitar –ahora declarado como una organización terrorista– en el seno de las Fuerzas Armadas, situación que provocó el descarrilamiento definitivo de la transición abierta en 2019 tras el derrocamiento del régimen de Omar Hasán al Bashir.