Casi dos mil millones de personas están expuestas al calor extremo, según un estudio

Entre el calentamiento global y el efecto isla de calor urbano, muchas ciudades del mundo se están calentando. De hecho, el calor extremo afecta ya a casi dos mil millones de residentes urbanos en todo el mundo, según un nuevo estudio dirigido por la Universidad de California en Santa Barbara (Estados Unidos).

El trabajo, publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences , es el primero que examina con detalle las tendencias mundiales de exposición al calor extremo en las zonas urbanas.

El estudio abarcó más de 13.000 asentamientos durante casi tres décadas y media. Los autores descubrieron que la exposición a temperaturas peligrosas aumentó un 200 por ciento desde mediados de la década de 1980, y que las personas pobres y marginadas están especialmente expuestas.

«Nuestro estudio revela que la exposición al calor extremo en las zonas urbanas está mucho más extendida, y está aumentando en muchas más zonas, de lo que habíamos pensado hasta ahora. Casi uno de cada cinco habitantes de la Tierra experimentó un aumento de la exposición al calor urbano en los últimos 30 años», advierte una de las responsables de la investigación, Kelly Caylor.

Los investigadores recopilaron sus datos de población a partir de una base de datos mundial sobre asentamientos humanos elaborada por el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea, que estima la distribución de las poblaciones urbanas utilizando los mejores datos censales disponibles combinados con técnicas de imágenes remotas Landsat.

A lo largo de su análisis, los investigadores utilizaron una métrica llamada temperatura del bulbo húmedo (índice WBGT) para cuantificar el calor extremo, un índice que tiene en cuenta la temperatura, la humedad, la velocidad del viento y el calor radiante. Similar a un índice de «sensación», fue desarrollado para reflejar con mayor precisión cómo las condiciones ambientales afectan al cuerpo humano.

Para calcularlo, dividieron la superficie de la Tierra con una cuadrícula. Para cada celda, utilizó sus modelos y conjuntos de datos para calcular la temperatura máxima y la humedad relativa de cada día desde 1983 hasta 2016. Esto le permitió calcular el índice WBGT.

A continuación, superpusieron esta cuadrícula al mapa de las poblaciones urbanas. Eligieron una temperatura de bulbo húmedo de 30° Celsius como umbral de exposición al calor extremo. Este valor se utiliza habitualmente, ya que la Organización Internacional de Normalización considera que supone un alto riesgo de enfermedades profesionales relacionadas con el calor.

Para cada año, contó el número de días en que cada celda superó un WBGT de 30° C, y luego lo multiplicó por la población de esa celda. El resultado fue el número de días-persona al año de exposición al calor extremo con una resolución de 0,05º de latitud por 0,05º de longitud.

«Descubrimos que, en 34 años, la exposición urbana al calor extremo aumentó un 200 por ciento en todo el mundo», explica la científica. Los investigadores también pudieron distinguir entre las contribuciones del crecimiento de la población y el aumento de las temperaturas. Comprobaron que el crecimiento de la población contribuyó en dos tercios al aumento interanual y el calentamiento en un tercio. En un próximo artículo tienen previsto desgranar las aportaciones independientes del cambio climático frente al efecto isla de calor urbano.

La amenaza del calor extremo varió a nivel regional e incluso de ciudad, un tema que los autores planean examinar más a fondo en el futuro. Aproximadamente una cuarta parte del cambio global en la exposición al calor extremo provino de 25 asentamientos urbanos. Los cuatro primeros fueron Dhaka (Bangladesh), Delhi (India), Calcuta (India) y Bangkok (Tailandia). Sin embargo, este problema no se limita a las grandes ciudades. Según los autores, casi 6.000 municipios registraron un aumento significativo de la exposición al calor extremo.

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