La eficacia de las vacunas sigue siendo alta en niños independientemente de la variante, según estudio

La eficacia de las vacunas contra la COVID-19 para prevenir la muerte sigue siendo alta en niños y adolescentes, independientemente de la variante circulante predominante, según sugiere un amplio estudio realizado en Argentina y publicado en la revista científica The BMJ .

Aunque la eficacia de la vacuna para la infección disminuyó considerablemente con el tiempo, especialmente durante el periodo de ómicron, los investigadores afirman que la vacunación de los niños es una importante medida de salud pública que seguirá evitando muertes.

Ya se sabe que las vacunas de ARNm contra la COVID-19 son eficaces para prevenir enfermedades graves e infecciones en niños y adolescentes, pero faltan datos sobre las muertes.

También se ha descrito la disminución de la protección contra la infección, especialmente en el caso de las vacunas de ARNm, pero las pruebas sobre las vacunas inactivadas en niños son limitadas.

Para colmar esta laguna de conocimientos, los investigadores evaluaron la eficacia de dos vacunas de ARNm (Moderna y Pfizer-BioNTech) y la vacuna inactivada de Sinopharm contra la infección y la muerte relacionadas con la COVID-19, y la disminución de la inmunidad a corto plazo, en niños y adolescentes.

Sus conclusiones se basan en los datos de 844.460 niños y adolescentes (de 3 a 17 años) del Sistema Nacional de Vigilancia y del Registro Federal de Vacunación Nominalizado de Argentina. Argentina comenzó a vacunar a los adolescentes (de 12 a 17 años) en agosto de 2021 y a los niños pequeños (de 3 a 11 años) en octubre de 2021.

Los participantes se agruparon por estado de vacunación antes de someterse a la prueba de COVID-19 (mediante una PCR o test rápido de antígenos) en un centro médico desde septiembre de 2021 hasta abril de 2022, cuando las variantes delta y ómicron BA.1 eran dominantes en Argentina.

Los jóvenes de 12 a 17 años totalmente vacunados habían recibido dos dosis de las vacunas Pfizer-BioNTech y/o Moderna, y los jóvenes de 3 a 11 años totalmente vacunados habían recibido dos dosis de la vacuna de Sinopharm. El tiempo medio desde la segunda dosis hasta la prueba fue de 66 días para los niños de 12 a 17 años y de 54 días para los de 3 a 11 años.

Los que dieron positivo (casos) fueron emparejados con los que dieron negativo (controles) por edad, sexo, zona de residencia, semana de la prueba, tipo de prueba y condiciones de salud existentes. Tras el emparejamiento, se incluyeron para el análisis 139.321 casos con sus correspondientes controles.

Los resultados muestran que la eficacia estimada de la vacuna contra la infección por COVID-19 fue del 61 por ciento en niños y del 67 por ciento en adolescentes durante el periodo delta y del 16 y el 26 por ciento, respectivamente, durante el periodo ómicron.

La eficacia de la vacuna disminuyó con el tiempo, especialmente durante el periodo ómicron, del 38 por ciento a los 15-30 días después de la vacunación al 2 por ciento después de 60 días o más en los niños y del 56 al 12 por ciento en los adolescentes.

La eficacia de la vacuna contra la muerte relacionada con la infección por COVID-19 durante el periodo ómicron fue del 67 por ciento en los niños y del 98 por ciento en los adolescentes.

Se trata de un estudio de observación y, como tal, no puede establecer la causa. Además, los investigadores reconocen que algunos datos, como los síntomas y los ingresos hospitalarios, eran incompletos. Tampoco pueden descartar la posibilidad de que otros factores no medidos (de confusión) puedan haber afectado a sus resultados.

Sin embargo, sus resultados fueron consistentes después de los análisis posteriores para evaluar el impacto de las diferentes pruebas y combinaciones de vacunas, y están en línea con los de otros estudios similares, lo que sugiere que es probable que sean sólidos.

Por ello, los investigadores afirman que la vacunación es eficaz para prevenir la muerte de niños y adolescentes con COVID-19, independientemente de la variante circulante.

Además, añaden que las vacunas también son eficaces para prevenir la infección por COVID-19 en niños y adolescentes a corto plazo, aunque se observó una disminución significativa con el tiempo, especialmente durante el predominio de ómicron.

«En resumen, vacunar a los niños es una importante medida de salud pública que evitará la mortalidad en esta población, especialmente en los periodos de alta circulación viral», han concluido los autores.

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