Millones de personas deberán procurarse nuevos empleos tras los cambios por la pandemia, según McKinsey

MADRID,18

La pandemia de Covid-19 ha acelerado los cambios en los hábitos de los consumidores y en los modelos de negocio de las empresas con un impacto duradero en el tiempo, lo que intensificará la redistribución del empleo durante la próxima década, forzando a millones de trabajadores de todo el mundo a buscar nuevas ocupaciones.

Estos nuevos puestos exigirán mayor cualificación por la esperada destrucción masiva de empleos en las escalas salariales más bajas, según el estudio El futuro del trabajo después de la Covid-19 , elaborado por McKinsey Global Institute (MGI).

El estudio, que analiza los cambios hasta 2030 en economías como China, Francia, Alemania, India, Japón, España, Reino Unido y los Estados Unidos, que en conjunto representan alrededor de la mitad de la población mundial y el 62% del PIB, afirma que los efectos de la Covid-19 sobre la fuerza laboral y los lugares de trabajo en estos países seguirán presentes una vez que la pandemia haya quedado atrás.

En este sentido, los autores sostienen que la pandemia ha acelerado tres grandes cambios en el comportamiento de los consumidores y en los modelos de negocio de las empresas, incluyendo el aumento del teletrabajo, la adopción generalizada del comercio electrónico y de interacciones virtuales, así como un despliegue más rápido de las tecnologías de automatización e inteligencia artificial (IA).

La Covid-19 ha puesto de manifiesto también la importancia de la proximidad física en el trabajo, causando mayores alteraciones inmediatas en ocupaciones que requerían trabajar estrechamente con los clientes y los compañeros en espacios físicos concurridos, por lo que trabajos que requieren mayor proximidad física, como cajeros de supermercados, camareros y cocineros de restaurantes, o recepcionistas de hoteles, pueden experimentar la mayor alteración después de la pandemia, debido a los cambios que se producirán en la conducta de los clientes y de las empresas.

«En los ocho países del estudio, 107 millones de trabajadores, o 1 de cada 16, necesitarán encontrar una ocupación diferente para 2030 en nuestro escenario posterior al Covid-19. Esto es un 12% más en todos los países de lo que estimamos antes de la pandemia, y hasta un 25% más en las economías avanzadas», señala el estudio.

Asimismo, el informe advierte de que estos trabajadores se enfrentarán a brechas aún mayores en los requisitos de habilidades, ya que en todos los países analizados el crecimiento del empleo puede concentrarse en trabajos con salarios altos, mientras que los trabajos con salarios medios y bajos disminuyen.

«La pandemia no solo incrementará el número de transiciones ocupacionales de unos trabajos a otros, sino que también intensificará el reto del reciclaje profesional. Los trabajadores vulnerables que se encuentran en situación más precaria serán los que más sentirán sus efectos», señaló la socia de MGI y coautora del informe Anu Madgavkar, para quien es urgente que tanto las empresas como los responsables políticos ayuden a estos trabajadores a adquirir las habilidades más necesarias en el futuro.

En este sentido, los autores del informe proponen a las empresas adaptar modelos ya instaurados y contratar a los trabajadores por su cualificación en lugar de por sus títulos académicos, mientras que plantean que los responsables políticos podrían reconfigurar los programas de emergencia que apoyaron a los trabajadores durante la pandemia para ofrecer incentivos que favorezcan el reciclaje profesional y el aprendizaje.

IMPACTO DEL TELETRABAJO.

Según el estudio, entre el 20% y el 25% de los trabajadores de las economías desarrolladas podrían desempeñar sus funciones desde casa sin que se registrase una pérdida de productividad.

Entre los países analizados, Reino Unido (26%) y Alemania (24%) son los que cuentan con mayor porcentaje de trabajadores en disposición de trabajar entre tres y cinco días a la semana desde casa, por delante de Estados Unidos (22%), Japón (22%), Francia (21%) y España (18%), mientras que en China e India la proporción era del 11% y el 5%, respectivamente.

A pesar de que los trabajadores que pueden trabajar desde casa entre tres y cinco días a la semana son una minoría, representan de cuatro a cinco veces más que el porcentaje anterior a la pandemia, y esto podría tener importantes implicaciones para las zonas urbanas, así como para la demanda de restaurantes y tiendas en las áreas del centro de las ciudades y en el uso del transporte público.

Asimismo, MGI señala que el uso extensivo de las videoconferencias durante la pandemia ha impulsado la aceptación de las reuniones virtuales, con las que muchas empresas esperan reemplazar algunos viajes de negocios después de la pandemia, por lo que, mientras que es probable que los viajes de placer y el turismo se recuperen cuando termine la pandemia, como ya lo ha hecho en China, los viajes de negocios pueden tomar un camino diferente, con una caída estimada de alrededor del 20%, lo que tendría un efecto en cadena significativo sobre el empleo en las aerolíneas, los hoteles y los servicios de comidas.

Por otro lado, la masiva adopción por trabajadores y empresas de herramientas digitales para facilitar el teletrabajo puede conllevar cambios en la geografía del trabajo, puesto que antes de la pandemia los trabajadores altamente cualificados se concentraban en las ciudades más grandes del mundo, mientras que el teletrabajo permitirá a los trabajadores vivir en cualquier parte. Esto permitirá que las empresas tengan la oportunidad de contratar con mayor libertad y amplitud geográfica.

IMPULSO DEL COMERCIO ELECTRÓNICO.

Las restricciones impuestas durante la pandemia para contener la Covid-19 obligaron a consumidores y empresas a migrar rápidamente a la economía de entrega facilitada por la tecnología digital, provocando un trasvase de los empleos con salarios bajos en establecimientos de comercio minorista y restaurantes hacia empleos en almacenes y el sector de transporte.

En algunos países el comercio electrónico creció en 2020 tanto como en los 3-5 años anteriores, y la venta online de productos de alimentación, la banca digital, la telemedicina y el entretenimiento en streaming crecieron vertiginosamente. Según encuestas realizadas por McKinsey, tres cuartas partes de los consumidores que han usado canales digitales por primera vez afirmaron que continuarán haciéndolo una vez que vuelva la normalidad.

Este cambio a las transacciones digitales ha impulsado el crecimiento en los trabajos de entrega, transporte y almacén, al tiempo que ha provocado una fuerte disminución entre los trabajos minoristas en las tiendas, como los cajeros. De hecho, a medida que las ventas minoristas en línea han aumentado, los vendedores minoristas están cerrando tiendas físicas.

A este respecto, el informe advierte de que muchos de los puestos de trabajo creados en el transporte de larga distancia y la entrega de última milla corresponden a la economía Gig y contratistas independientes, lo que sugiere que el auge del comercio electrónico y otras transacciones digitales puede implicar un cambio de trabajos asalariados por trabajos a demanda entre una fuerza laboral independiente.

Esta clase de ocupaciones independientes, si bien proporciona la flexibilidad que requieren muchos trabajadores con otros compromisos, y durante la pandemia fue una red de seguridad para las personas que habían sido expulsados de otros trabajos, no ofrece una trayectoria profesional clara para aumentar las habilidades e ingresos de los trabajadores, que, en algunos países, también carecen de prestaciones como bajas remuneradas por enfermedad.

De este modo, los autores plantean la necesidad de que las autoridades, que durante la pandemia extendieron algunos beneficios a los trabajadores autónomos y a los trabajadores de la economía Gig por primera vez, hagan permanentes estos programas.

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