Las úlceras en los miembros inferiores son uno de los principales motivos de consulta de los pacientes diabéticos

Las úlceras en los miembros inferiores son uno de los principales motivos de consulta de los pacientes diabéticos, según se ha puesto de manifiesto durante la segunda de las conferencias de la 46ª Semana Médica de Bilbao, organizada por la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao con el patrocinio del Igualatorio Médico Quirúrgico (IMQ).

Y es que, las personas con diabetes tienen más riesgo de sufrir úlceras y llagas en los pies que la población general. A causa del daño que la diabetes inflige a los vasos sanguíneos y a los nervios, se reduce el aporte de nutrientes a través de la sangre y la sensibilidad en los pies, originándose así las úlceras, las cuales pueden tardar varios meses en curarse o, incluso, en los peores casos, no cerrarse.

«Estas úlceras, muy prevalentes entre la población diabética, frecuentemente acaban desembocando, bien por una atención tardía o por una falta de cumplimiento terapéutico, en heridas crónicas con una pérdida considerable de sustancia. Por ello, ante la presencia de los primeros síntomas es importante consultar cuanto antes con los especialistas», ha declarado el presidente de la sección de Cirugía Plástica de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao y cirujano de Mutualia, Francisco Javier García Bernal.

La cirugía plástica es la especialidad médica que se encarga del manejo de las heridas complejas, como son las que presentan los pacientes diabéticos, de ahí que ante un fracaso de las medidas habituales en la cicatrización, como el desbridamiento de la herida (eliminación del tejido muerto o infectado que rodea la herida), su cuidado e higiene y el empleo de apósitos y pomadas o cremas específicas, el paciente puede consultar las posibilidades que hoy le brinda la cirugía plástica.

«Es necesario valorar si la zona ulcerada es candidata o no a beneficiarse de la cirugía y, a continuación, se optará por una técnica u otra en función del defecto. El cirujano puede optar por la colocación de un injerto de piel del propio paciente casos o bien, en aquellos casos en los que hay huesos o tendones visibles se realizará un colgajo», ha apostillado el experto.

En el caso de los injertos, prosigue, se trasplanta una porción de piel del propio paciente extraída quirúrgicamente sin vasos sanguíneos, mientras que en la técnica del colgajo, se trasplanta piel del paciente con su arteria y su vena correspondientes, de la zona donante a la zona receptora. En ocasiones, ese trasplante precisa de técnicas de microcirugía para conectar esas arterias y venas del colgajo a la zona receptora.

Finalmente, el doctor ha informado de que en otras ocasiones el cirujano plástico puede eliminar el tejido contaminado y preparar un lecho sano capaz de cicatrizar. «De este modo, tras la cirugía de injerto o colgajo, una úlcera diabética que puede haber estado abierta durante varios meses, puede cicatrizar de una manera más o menos normal en un mes, mejorando notablemente la calidad de vida del paciente, preservando su integridad tisular y reduciendo drásticamente el riesgo de infección», ha zanjado.

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