Camerún reconoce la responsabilidad del Ejército en una matanza en una región anglófona del país
Las investigaciones revelan que los responsables provocaron incendios para ocultar pruebas
MADRID, 21
El Gobierno de Camerún ha reconocido este martes la responsabilidad de militares en una matanza cometida en febrero en una de las regiones de mayoría anglófona del país y ha indicado que los responsables provocaron varios incendios en el lugar para intentar ocultar las pruebas.
La Presidencia camerunesa ha indicado en un comunicado que las investigaciones ordenadas por el mandatario, Paul Biya, en torno a los sucesos en la localidad de Ngarbuh, situada en la Región Noroeste, revelan la responsabilidad del Ejército en lo sucedido.
Así, ha destacado que Ngarbuh «se ha convertido en un centro donde terroristas secesionistas se reagruparon y en un polo logístico para el suministro de armas, municiones y combustible para los grupos secesionistas», motivo por el que se decidió llevar a cabo una operación.
«Los terroristas participaron en todo tipo de abusos contra la población local, lo que justificó una intervención de las Fuerzas de Defensa y Seguridad para protegerla», ha señalado la Presidencia.
En este sentido, ha detallado que el mayor Charles Eric Nyiangono autorizó una «misión de reconocimiento» al frente de la cual estuvo el sargento Baba Guida, quien envió a la zona a tres militares y dos gendarmes, a los que se sumaron 17 miembros de un «grupo de vigilantes local».
El comunicado recoge que este grupo se dividió en dos y lanzó un ataque «a partir de información dada por un terrorista arrepentido y un agricultor de la zona», lo que derivó en un enfrentamiento en el que murieron cinco supuestos terroristas, tres mujeres adultas y diez niños.
«Movidos por el pánico, los tres militares, con la ayuda de algunos miembros del comité de vigilantes, intentaron ocultar los hechos provocando incendios», ha dicho, antes de agregar que Baba Guida «presentó un informe deliberadamente sesgado a sus superiores, sobre el que el Gobierno fundamentó su primer comunicado».
Por ello, ha indicado que Nyiangono «falló a la hora de supervisar personalmente la operación llevada a cabo por sus tropas, sabiendo lo sensible del área de Ngarbuh», si bien ha cargado con especial dureza contra Baba Guida.
De él ha criticado que «involucró a civiles armados en una operación militar, falló a la hora de controlar sus tropas durante la operación, ordenó la quema de casas y produjo deliberadamente un informe falso sobre la operación y su balance».
Asimismo, ha responsabilizado a un militar, un gendarme y diez vigilantes de participar en el asesinato de civiles y la quema deliberada de casas.
La Presidencia ha resaltado que Biya ha ordenado «medidas disciplinarias» contra Nyiangono y el arresto de Baba Guida y el militar, el gendarme y los diez vigilantes implicados en el suceso, si bien estos últimos permanecen fugados.
El mandatario ha ordenado además «la exhumación de los cadáveres de las víctimas para darles un entierro decente a cargo del Estado y que se establezcan las pruebas necesarias para conocer la verdad» y la «identificación de los denunciantes legítimas para el pago de compensaciones e indemnizaciones apropiadas».
Por último, ha ordenado «fortalecer la seguridad» en Ngarbuh «para ayudar a garantizar una mejor protección de los civiles contra los abusos de los grupos armados, el retorno de los desplazados y la reducción de las tensiones intercomunitarias».
«El presidente de la República expresa nuevamente sus condolencias y las de toda la nación a las familias de las víctimas y desea garantizarles su determinación a la hora de garantizar que se hace justicia», ha remachado.
LA VERSIÓN INICIAL
En un primer momento, el Ministerio de Defensa camerunés afirmó que se había tratado «simplemente» de un «accidente desgraciado, consecuencia colateral de las operaciones de seguridad en curso en la región».
Así, explicó que un grupo de cuatro soldados y dos gendarmes se acercó a la localidad de Ngarbuh para realizar un «reconocimiento nocturno» y fue recibido con disparos. Como resultado de su respuesta, los efectivos abatieron a «siete terroristas».
Los combates continuaron hasta que se produjo la explosión de varios contenedores de combustible, lo que desató un potente incendio que arrasó varias viviendas cercanas, saldándose con cinco muertos –una mujer y cuatro niños–, «lejos de los balances que circulan en redes sociales».
Sin embargo, el portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Rupert Colville, señaló que testigos habían relatado que «unos 40 hombres armados, incluidos miembros de las fuerzas de seguridad» atacaron la localidad «abriendo fuego contra la gente y quemando casas».
Por ello, tanto el secretario general de la ONU, António Guterres, como el Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, reclamaron una investigación imparcial para esclarecer lo sucedido.
Lo que en 2016 empezaron siendo protestas pacíficas de los habitantes de estas regiones, otrora colonias británicas pero que decidieron unirse al Camerún francés, por su supuesta marginación por parte del Gobierno central, derivó en una dura represión a raíz de la autoproclamación de la independencia de Ambazonia el 1 de octubre de 2017.
Desde entonces, los grupos armados han proliferado y el apoyo a los separatistas, hasta entonces bastante marginal, se ha visto acrecentado. El Gobierno ha respondido mediante una dura represión, durante la que las organizaciones de Derechos Humanos, han acusado a las fuerzas de seguridad de cometer atrocidades.
El conflicto ha dejado ya unos 3.000 muertos. Según Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), hay ya 60.000 refugiados cameruneses en Nigeria, mientras que otros 679.000 se han visto desplazados dentro del país.