Borrell descarta un efecto llamada por acoger el Aquarius y espera que provoque un «electroshock» en la UE
El ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, Josep Borrell, no cree que la decisión de acoger el buque Aquarius y a los 629 migrantes que viajaban en él vaya a provocar un efecto llamada hacia España, pero sí espera que genere un «electroshock» que obligue a la UE a abordar la política migratoria de otra manera.
En un encuentro con periodistas, Borrell ha defendido que el efecto llamada hacia Europa es «estructural y permanente» y no se verá influido por esta decisión española.
Además, ha dejado claro que lo que se ha hecho con el Aquarius, trasladar un barco más de 1.500 kilómetros desde donde rescató a los inmigrantes, tampoco puede ser una solución permanente, y no ha querido adelantar qué haría el Gobierno si surgiese otro caso parecido.
Su objetivo, ha dicho, es que en el Consejo Europeo del 28 de junio se ponga sobre la mesa la reforma de la política migratoria europea pero no como un mero trámite. La UE, ha recalcado, tiene que ser consciente de que si se eliminan las fronteras interiores las exteriores tienen que ser fronteras verdaderamente comunes, y actuar en consecuencia.
De hecho, ha evitado cargar las tintas contra el nuevo Gobierno italiano, pese a admitir que es cuestionable la actuación de cerrar los puertos a un barco en el que, además, viajaban migrantes rescatados por Italia. Según ha dicho, para resolver esta crisis él mantuvo contactos «muy cordiales» con el embajador italiano en España, que se tradujeron en que Italia decidiese enviar dos barcos para repartir a los pasajeros del Aquarius.
Borrell ha reconocido que el Gobierno italiano ha actuado en línea con lo que prometió en campaña y que hay cierta «exasperación de la sociedad italiana» por la falta de apoyo europeo en la gestión de las fronteras. Eso sí, no ha dado pistas de cuál será la posición española sobre este asunto en el Consejo Europeo.
También ha admitido que en política no hay soluciones perfectas y que los acuerdos de control migratorio que se alcanzaron con Turquía y con Libia «hay que vigilar como se aplican».
A su modo de ver, el futuro de Europa va a estar marcado por cómo gestione las migraciones, teniendo en cuenta la pirámide demográfica y la situación económica de Europa y de África.