Bangladesh abre una investigación sobre el asesinato de un líder rohingya
Las autoridades de Bangladesh han abierto este jueves una investigación sobre el asesinato del activista rohingya Mohib Ullá, que se encontraba al frente de la Sociedad Arakán para la Paz y los Derechos Humanos de los Rohingya.
En un comunicado, un alto cargo de las fuerzas de seguridad bangladeshíes ha indicado que se ha aumentado la seguridad en las inmediaciones de los campos de refugiados después de que el hombre, de 50 años, fuera asesinato en uno de ellos, en el sureste de Bangladesh.
Ullá, que trabajaba como profesor hasta que se convirtió en activista, murió tras recibir un disparo el miércoles por parte de un grupo de asaltantes que no han sido identificados. La víctima se encontraba dentro de uno de los campos de refugiados que se encuentran en Cox s Bazar, donde miles de rohingya buscan refugio tras huir de la persecución a la que se ven sometidos Birmania.
Imágenes retransmitidas por varias cadenas de televisión muestran un aumento de la vigilancia policial en los campos, que cuentan ahora con una treintena de controles. El hermano menor del activista, Habib Ullá, ha culpado del asesinato al Ejército de Salvación Rohingya de Arakán (ARSA, por sus siglas en inglés), un grupo rohingya insurgente.
Así, ha explicado en declaraciones a Channel24 que se encontraba con su hermano cuando los asaltantes abrieron fuego y que pudo identificar a algunos de los atacantes como miembros del ARSA.
Varias ONG, como Amnistía Internacional y Human Righst Watch (HRW) han condenado su asesinato y han pedido que se lleven a cabo las investigaciones pertinentes. En un comunicado, Amnistía ha instado a las autoridades de Bangladesh y el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) a trabajar «conjuntamente para garantizar la protección de los refugiados en los campos».
«La violencia en los campos de Cox s Bazar es un problema desde hace tiempo. Los grupos armados que operan en la zona han matado a numerosas personas y han llevado a cabo secuestros, por lo que las autoridades deben tomar las medidas pertinentes para evitar un baño de sangre», ha señalado Saad Hammadi, miembro de la organización.
Por su parte, HRW recuerda que el activista era una «voz crucial para la comunidad, que ha sufrido ya una pérdida incalculable y un profundo dolor» al tener que desplazarse a Bangladesh en calidad de refugiados.
«Su muerte socava no solo la lucha de los refugiados rohingya para obtener sus derechos y garantizar su protección en los campos de refugiados sino que además obstaculiza sus esfuerzos para regresar a sus casas en Birmania», ha lamentado Meenakshi Ganguly, director de HRW para Asia.