Ayuso resiste una campaña electoral polarizada y llega al cierre fuerte con apoyo popular y encuestas a favor
La presidenta de la Comunidad de Madrid y candidata del PP a la reelección, Isabel Díaz Ayuso, cerrará este domingo la campaña electoral en el Puente del Rey, en Madrid Río, tal y como hizo en 2019, acompañada del presidente de su partido, Pablo Casado, y como favorita para ganar los comicios el martes.
Ayuso pondrá fin a su campaña en un atípico 2 de mayo, Día de la Comunidad de Madrid, en el que la dirigente regional ejercerá por la mañana como anfitriona en el acto institucional que se celebra todos los años en la Real Casa de Correos, sede del Gobierno madrileño, y que concluirá con un gran acto de cierre a las 19.00 horas en Madrid Río, insignia de la gestión de los populares en la capital.
La campaña de la dirigente madrileña se ha caracterizado por actos multitudinarios, ya que, aunque el PP ha establecido un perímetro vallado con distancia social entre los asistentes, numerosos ciudadanos se han acercado alrededor y han querido fotografiarse o saludar a la presidenta. «Cada vez hay más niños y mascotas», bromeaba la presidenta en algunos de sus últimos mítines.
Normalmente ha sido acogida con aplausos y vítores y durante estos quince días ha recibido todo tipo de regalos: postres, velas aromáticas ( San Ayuso, contra todo mal ), flores, cervezas y botellas de agua con su imagen, camisetas con el lema comunismo o libertad , mascarillas o muñecos funko personalizados.
Desde que comenzó la cuenta atrás hacia el 4 de mayo, Ayuso ha visitado alrededor de 20 municipios de la Comunidad de Madrid, donde por lo general se ha reunido con personas de la sociedad civil para presentarles sus propuestas de gobierno y donde ha ofrecido multitud de mítines a pie de calle. Además, ha concedido más de treinta entrevistas en diversos medios de comunicación.
Como bandera, la presidenta y candidata a la reelección lo tiene claro: «libertad». La popular ha reivindicado siempre su gestión de la pandemia, basada en conjugar «economía y salud», y, consciente del tirón que tiene entre el sector de la hostelería, se ha acercado a numerosos establecimientos de la región.
Esto lo ha compaginado con su actividad de presidenta, porque, como ella misma reitera con insistencia, no está «en funciones» y el Gobierno trabaja «a pleno rendimiento». La popular no ha realizado grandes promesas durante la campaña electoral sino que ha reivindicado el trabajo realizado y ha apostado por seguir en la misma senda los próximos dos años, impulsando los puntos que le quedaban pendientes.
TRASCIENDE «LAS SIGLAS DEL PP»
Ayuso ha centrado su campaña en apelar a un voto que trasciende «las siglas del PP». Así, con la idea de fondo de reunificar el centro derecha en torno a su figura, ha apostado por ir más allá y luchar por el «votante socialista descontento», que no se identifica «con el sanchismo».
Para ello se ha rodeado de exdirigentes socialistas como Joaquín Leguina o Nicolás Redondo y se ha acercado a municipios del sur, tradicionales feudos del PSOE, como Fuenlabrada, Parla o Getafe. La presidenta reconoce a su enemigo : el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Dejando de lado al candidato del PSOE, Ángel Gabilondo, Ayuso ha echado en cara a Sánchez que después de haber «abandonado y arremetido» contra la Comunidad de Madrid durante la pandemia, ahora se haya involucrado directamente en la campaña usando para ello «las instituciones de todos». «Para oponerse a Pedro Sánchez no hay que ser de derechas, sino ser sensato», ha recalcado.
DEBATES ELECTORALES
Con la mayoría de las encuestas siempre a favor, con resultados que han vaticinado que duplicará sus escaños y se quedará a las puertas de la mayoría absoluta, Ayuso salvó los muebles en el que era a priori su principal escollo en la campaña: el debate a seis con el resto de candidatos en Telemadrid.
Recibió la mayoría de críticas y, aunque arrancó titubeante, reivindicó gestión y se esforzó por mantener su «imagen institucional». «Todo sigue igual», expresaban desde su candidatura al día siguiente.
Respecto al candidato de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, la popular rechazó en la primera parte de la campaña electoral hablar de él y le ignoraba en la mayoría de sus intervenciones. En las últimas semanas y, sobre todo, tras el debate de Telemadrid y el fallido debate de la Cadena Ser , al que ella no asistió, sí ha entrado a confrontar y ha alertado de que el líder de la formación morada es «el mal» y quien más ha «contemporizado con la violencia.
De esta manera, y ante los intentos de los partidos de izquierda por ligar su proyecto al de Vox, Ayuso ha reivindicado que quiere ser «libre» y contar con un gobierno en mayoría que le permita impulsar medidas y contar con «los mejores» (sin importarle que sean personas de Ciudadanos o Vox) pero ha incidido en que no es «equidistante» con situarse a un lado u otro.
«No he visto en Vox las barbaridades que sí he visto en líderes de Podemos», expresó hace unos días, aunque sí ha censurado algunos aspectos de las políticas impulsadas por la formación de Rocío Monasterio, como el pin parental y las campañas contra los menores extranjeros.
AMENAZAS DURANTE LA CAMPAÑA
Ayuso ha denunciado que hayan querido, desde la izquierda, cambiar el marco de la campaña y poner el foco «en lo que no pasa». Así, ante las amenazas que se han mandado a diferentes responsables políticos, entre ellos a ella misma, ha pedido «serenidad».
«Creo que si no hablamos más de ello y no le damos más importancia, como ha sido también en mi caso, pues pasa. Creo que al terror y a la violencia hay que darle oscuridad», trasladó públicamente en una de sus intervenciones, donde recordó la calma con la que actuaron los expresidentes Mariano Rajoy y José María Aznar ante los ataques que recibieron durante sus mandatos.
SU PROPIO PROYECTO
Prácticamente nada ha descentrado a la presidenta madrileña, quien ha sacado pecho de que impulsa su «propio proyecto» para la Comunidad de Madrid. Así, ha hecho una campaña personalista, aunque sin esconder del todo el logo del PP, su «casa».
No ha contado con la presencia de ningún barón autonómico del partido pero se ha rodeado a diario de sus consejeros, a quien pone siempre como ejemplo de «gestión», así como de los alcaldes y portavoces del partido de los municipios que ha visitado.
Por su parte, el presidente del PP le acompañó en el arranque, en un desayuno informativo que ofreció, en un mitin en Pozuelo de Alarcón, este sábado en Majadahonda y lo hará también en el cierre. Ayuso ha desvelado durante esta campaña que es «muy mandona» y que no admite «tutelas» porque es «libre» y se debe a los madrileños.
Así, no dudó en hacer público que, pese a la buena sintonía personal que mantiene con Casado, no le gustó cómo se comunicó desde Génova que el exportavoz de Ciudadanos en las Cortes Valencianas, Toni Cantó, fuese en el número cinco de su lista electoral. Ella manejaba otros «tiempos» para hacerlo público y desde la Dirección Nacional apresuraron la decisión.
Precisamente, Cantó centró parte de la otra contienda que se ha librado en la Justicia con las denuncias cruzadas entre partidos por los incumplimientos de la Ley Orgánica del Régimen General Electoral (LOREG). Y es que tras una denuncia del PSOE, Cantó y el exalcalde de Toledo, Agustín Conde, fueron finalmente excluidos de la lista del PP al considerarlos «inelegibles», por no estar inscritos en el censo vigente cuando correspondía.
Ayuso rechaza ver más allá de estas elecciones, y aunque aún no se quiere pronunciar sobre si optará a presidir el PP de Madrid y públicamente ha desechado la posibilidad de que Madrid sea un «trampolín» para saltar a la política nacional, numerosas voces dentro del partido reconocen que si gobierna su liderazgo será indiscutible.