Avisan de que hay avances en el manejo de pacientes con riesgo cardiovascular que no están en la práctica clínica

Expertos reunidos en la segunda edición del Annual Review of Congresses on Cardiovascular Risk , organizado por Luzán 5 Health Consulting, han avisado de que hay avances en el manejo de pacientes con riesgo cardiovascular que no están en la práctica clínica.

Y es que, a pesar de los avances que se han producido en los últimos cinco años en materia de prevención y tratamiento, el riesgo cardiovascular sigue siendo la primera causa de muerte en sociedades occidentales como la nuestra.

«Es clave abordar estas afecciones si bien avances que no se estén trasladando a la práctica clínica. Hay terapias como los inhibidores de SGLT-2, los anticoagulantes directos, los inhibidores de PCSK-9 o los agonistas de receptor de GLP-1, cuyo uso no está suficientemente extendido en las consultas», ha dicho el coordinador del encuentro, Esteban Jódar.

Asimismo, la importancia de «optimizar el tratamiento» de la insuficiencia cardiaca (FEVI deprimida) y la insuficiencia renal ha sido uno de los principales reclamos del panel de expertos durante el evento que ha contado con el soporte de la Fundación Micelium, el aval de Saedyn y Hospital Quirón Salud, y la colaboración de las compañías Amgen, AstraZeneca, Bristol-Myers Squibb y Novo Nordisk.

El problema que presentan estas dos patologías es que coexisten con frecuencia y que, además tienen mal pronóstico. En este sentido, el jefe de servicio de Cardiología del Hospital Arnau de Vilanova (Valencia), Juan Cosín, ha explicado que la mortalidad llega a alcanzar cifras de hasta el 29 por ciento tras ingreso por IC aguda.

Por este motivo, el experto ha celebrado que 2020 haya sido «un año de grandes novedades» al haberse desarrollado nuevos fármacos como omemcamtiv, vericiguat o finerenona y haberse confirmado el beneficio de los iSGLT2, que se utilizaban ya con otras indicaciones y que ahora se han convertido en «parte esencial» del tratamiento en pacientes con insuficiencia cardiaca y/o daño renal crónico.

ANTICOAGULACIÓN Y RIESGO CARDIOVASCULAR

El pasado ejercicio también fue un año de «grandes lecciones» en anticoagulación, tal y como ha subrayado el especialista del área de servicio de Medicina Interna del Hospital Carmen y Severo Ochoa (Asturias) y moderador de la mesa sobre anticoagulación, José María Fernandez.

Una de las grandes novedades del 2020 ha sido la publicación de la Guía de la Sociedad Europea de Cardiología sobre el manejo de la fibrilación auricular , la cual actualiza las previas de 2016 marcando un camino «exhaustivo» sobre cómo y cuánto tratar a las personas con esta patología. Además, el documento marca un cambio de estrategia «CC to ABC» para poner al paciente en el centro.

No en vano, el doctor ha señalado como una de las mayores novedades que se presentó el pasado año la superioridad de los anticoagulantes de acción directa por delante de los Antivitamina K tanto en eficacia como en seguridad en el manejo de pacientes diabéticos con fibrilación auricular, y en pacientes con insuficiencia cardiaca y fibrilación auricular.

El principal desafío que se plantea en cuanto al control lipídico es mejorar el grado de control. Así, el especialista en Medicina Interna del Hospital Universitario Fundación Alcorcón en Madrid, Carlos Guijarro, ha señalado que el problema parte de que «no se está ofreciendo» a los pacientes tratamientos eficaces que puedan reducir sus complicaciones cardiovasculares.

En este contexto, ha explicado que el colesterol LDL sigue siendo la diana terapéutica de referencia, para la que se disponen de nuevas opciones de tratamiento hipolipemiante intenso como los inhibidores de PCSK-9, cuya utilización debe dirigirse a los pacientes de muy alto riesgo cardiovascular, ya que son quienes ahora mismo se sitúan «más lejos» de los objetivos terapéuticos y pueden obtener mayor beneficio clínico, tal y como concluye el estudio DA VINCI.

Sin embargo, el doctor ha dicho que el mayor desafió del control lipídico es ir más allá del colesterol LDL y reconocer que las lipoproteínas ricas en triglicéridos son también una parte «muy relevante» en el condicionamiento del riesgo cardiovascular y que habrá que tener en consideración en los próximos años.

Dicho esto, ha puesto el foco en el factor temporal, al considerar que se debe utilizar el tratamiento intensivo en pacientes con alto riesgo cardiovascular pero también el tratamiento precoz en pacientes con riesgo moderado, algo que no recogen en este momento las guías de práctica clínica.

EL DESAFÍO DE LA DIABESIDAD

En plena crisis sanitaria por el Covid-19, el comité científico del encuentro ha querido también poner el foco en la diabesidad, «esa otra pandemia más silenciosa pero igualmente dañina», tal y como la ha calificado el director del departamento de Endocrinología y Nutrición de la Clínica Universidad de Navarra, Javier Escalada.

El principal desafío para su manejo es su alta prevalencia, ya que tiene un papel relevante como desencadenante de la enfermedad cardiovascular. Para este experto el problema radica en «lidiar con pacientes complejos», ya que padecen enfermedades crónicas que requieren de abordajes no sólo nutricionales, sino también farmacológicos, e incluso quirúrgicos.

Finalmente, los expertos reunidos han criticado que una de las trabas que tenemos en España para tratar la obesidad es que no se considera una enfermedad lo suficientemente grave como para financiar fármacos eficaces con los que abordarla.

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