Así funciona el START y el hospital de campaña de AECID para situaciones de emergencia
Dispone de todo lo necesario para atender a pacientes, incluido un quirófano, un paritorio o sala de rayos X
ISKENDERUN (TURQUÍA), 25 (De la enviada especial de EUROPA PRESS, Leyre Guijo)
Ispanyol Sahra Hastanesi reza el cartel a las puertas del recinto que alberga el hospital de campaña que ha instalado el Equipo Médico de Respuesta en Emergencias (START) de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) en Iskenderun, en la provincia turca de Hatay, una de las más castigadas por los terremotos del pasado 6 de febrero.
Quienes las franquean se encuentran con una treintena de tiendas de campaña de color blanco que, lejos de lo que los eventuales pacientes pudieran pensar, están dotadas con todo lo necesario para brindarles una atención médica adecuada, incluido un quirófano o una sala de rayos X.
El hospital del START fue el primero de este tipo que estuvo operativo en el sur de Turquía tras la catástrofe. El equipo voló en dos aviones –uno de ellos con todo el material– la noche del 9 de febrero y a primera hora de la mañana del día 13 comenzó a recibir a los primeros pacientes.
La primera semana transcurrió de forma tranquila, inicialmente con un número más comedido de pacientes ante el desconocimiento por la labor que se realizaba, pero pronto por encima de los 200 de media que hasta ahora se estimaba estaba capacitado para atender el equipo.
La réplica del 20 de febrero, de 6,4 de magnitud, demostró que se había infravalorado su capacidad, ya que el personal atendió a más de un centenar de personas en la hora y media siguiente y en los últimos días se han superado los 400 pacientes diarios. Esto solo ha sido posible, como reconocen todos, porque supieron reaccionar con calma y porque todo el mundo hizo lo que tenía que hacer y ayudó en cuanto pudo.
UNA BUENA ORGANIZACIÓN
La clave de este buen funcionamiento estriba en una buena organización. Lo primero que se hace, ya en la puerta, es preguntar los motivos por los que se acude al hospital, para poder hacer un cribado de los casos más urgentes y los que revisten menos gravedad.
Luego, los pacientes pasan a la sala de triaje propiamente dicha. Aquí las enfermeras, les toman todos los datos pertinentes y, en función de la dolencia, les remiten a donde sea necesario. En muchos de los casos, son remitidos al área de atención primaria, donde hay consulta de pediatría y otra para adultos.
La zona de hospital está compuesta a su vez por varias tiendas, en las que hay una consulta de ginecología y un paritorio, donde hasta ahora han nacido dos niñas, así como un quirófano, donde se han practicado una docena de intervenciones. Junto a este, está el área de recuperación y existe también una zona de observación y otra de reanimación.
A su lado, y conectada por la tienda de campaña que alberga el control de enfermería, se encuentra el área de hospitalización. Aquí hay una carpa para mujeres, otra para hombres y otra en medio para niños. Quienes están hospitalizados –hay capacidad para 20 pacientes– pueden tener un acompañante en todo momento con ellos.
El hospital lo completa una sala de rayos X, otra de traumatología así como una de rehabilitación. También hay una sala de curas y otra en la que profesionales de Médicos del Mundo brindan atención psicológica. El conjunto lo completa una carpa que hace las veces de farmacia con todos los medicamentos –en este caso muchos de ellos donados por distintas personas de Turquía– y su almacén al lado, donde trabaja una voluntaria de Farmamundi.
ZONA DE VIDA DEL PERSONAL
Por otra parte, el conjunto se completa con la zona de vida del equipo, compuesta por varias carpas con literas en las que duermen, un vestuario y una lavandería, así como las letrinas y las duchas. La única carpa distinta es el comedor, mucho más grande que el resto. Aquí es donde trabajan los voluntarios de la ONG CESAL, encargados de preparar las comidas para personal y pacientes, con ayuda de varias mujeres locales.
Del buen funcionamiento de todo se vela desde el puesto de mando, donde trabajan Yolanda Barrios, coordinadora de salud; Jesús Serrano, coordinador logista; y Paco Sigüenza, coordinador técnico. En su caso, no han sido relevados como el resto del equipo este jueves, sino que permanecerán para dar continuidad, mientras que sí ha habido relevo en el jefe de misión, que ha pasado de Roberto Arranz a Marta Catalinas, ambos de AECID.
El START se creó en 2016 y su principal seña de identidad es que está pensado para ser movilizado en un plazo de 72 horas. Para ello, hay toda una serie de profesionales del Servicio Nacional de Salud de distintas especialidades y categorías que, tras pasar por un proceso de selección, forman parte de una bolsa a la que recurrir en caso de que haya que proceder al despliegue.
En total, a Turquía viajaron en primera instancia 70 profesionales entre los que había cirujano, traumatólogo, médicos de urgencia, médicos de atención general, fisioterapeuta, ginecólogo, enfermeras o matronas, además de dos voluntarios de Médicos del Mundo para atención psicosocial y una farmacéutica de Farmamundi.
De la parte logística, es decir de que en el hospital haya electricidad y agua, funcionen los aires acondicionados y haya internet, entre otras muchas cosas, se encargan una docena de logistas de bomberos del Ayuntamiento de Madrid y del Summa 112.
EL HOSPITAL OPERATIVO EN 48 HORAS
No obstante, en el START todos ayudan. Gracias a ello, tras aterrizar en Turquía en menos de 48 horas tenían montado el hospital. El trabajo fue duro, obligó a sanitarios y logistas a un gran esfuerzo sin poder ducharse y con comida de campaña, pero también es motivo de orgullo para todos ellos haberlo logrado en tan poco tiempo, cuando otros equipos similares han tardado incluso una semana y con más logistas dedicados a ello.
«Esto se consigue a base de una buena planificación de despliegue y un buen empaquetado de todos los componentes», explica Paco Sigüenza. «Todo está ideado para que en cuanto se baja la primera caja del camión podamos trabajar con ella y tenerlo todo muy preparado de antes», añade.
El entrenamiento y la formación del personal permite que, «aunque todos seamos de nuestro padre y nuestra madre, al final somos capaces de trabajar todos juntos y hacerlo tan rápido», señala, admitiendo que es una de las cosas que como coordinador le llena de orgullo.
Además, como la experiencia es un grado, tras el primer despliegue en Mozambique en 2019 se han hecho algunos cambios. Ahora, todas las tiendas de campaña son del mismo tamaño, lo cual a la hora del montaje facilita el trabajo y permiten que el personal pueda alojarse rápidamente mientras se completa la instalación y también simplifica la adaptación al terreno.
Como Equipo Médico de Emergencia (EMT) reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), tiene que tener «capacidad de autosuficiencia para no saturar al sistema logístico del país» de despliegue en términos de alojamiento de personal y también de luz y de agua, si bien en esta ocasión han podido conectarse tanto al tendido eléctrico como a la red de agua y saneamiento turcas.