Amnistía urge a poner fin a la «red de terror» de la seguridad egipcia que «destruye» la vida de activistas
Amnistía Internacional (AI) ha urgido este jueves a poner fin a la «red de terror» de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés) de Egipto que «controla» y «destruye» la vida de activistas políticos y defensores de Derechos Humanos a través de «citaciones ilegales, interrogatorios coercitivos y constitutivos de trato inhumano y medidas excesivas de vigilancia o libertad vigilada».
En el informe Nada de esto terminará mientras vivas , publicado este jueves, la organización detalla cómo la NSA, especializada en casos de terrorismo y políticos, recurre, cada vez más, a estas acciones en una «práctica perfectamente diseñada» con el objetivo de «hostigar e intimidar a los activistas.
«Destruyen sus vidas para que guarden silencio», ha lamentado Amnistía, que en el informe documenta cómo la agencia ha utilizado las medidas descritas para controlar la vida de 19 hombres y siete mujeres entre 2020 y 2021.
En concreto, los afectados han relatado que, cada vez que reciben una citación, los agentes de la NSA los «amenazan con detenerlos si no asisten a los interrogatorios, y que si alguien no comparece, los agentes allanan su domicilio».
Al menos una veintena de ellos ha expresado su «temor» a ser detenidos, lo que ha derivado en «depresión y ansiedad constantes» y les «ha impedido disfrutar de derechos clave», así como «ha entorpecido gravemente su capacidad para llevar una vida normal».
«Esta nueva táctica de la NSA, consistente en intimidar y hostigar a activistas, profesionales del derecho y personal de ONG, destruye vidas. Les impide trabajar y viajar, y les hace vivir con el temor constante a ser detenidos. Las preguntas y amenazas de la NSA dejan traslucir claramente un objetivo: asfixiar el activismo de Derechos Humanos y político», ha denunciado el director de Investigación y Trabajo de Incidencia de Amnistía Internacional para Oriente Próximo y Norte de África, Philip Luther.
Luther ha indicado que se trata de «un caso más de abuso de poder» por parte de la Agencia Nacional de Seguridad, que, como ha agregado, «niega sin disimulo las libertades y los Derechos Humanos básicos».
«La impunidad de las violaciones perpetradas (por la NSA) a lo largo de los años pone de manifiesto la falta de voluntad política para acabar con estas prácticas abusivas. Por eso, Amnistía Internacional insta a los miembros del Consejo de Derechos Humanos de la ONU a apoyar, con carácter de urgencia, el establecimiento de un mecanismo de supervisión y presentación de informes sobre Egipto, ha clamado.
INTERROGATORIOS
Amnistía ha concretado que la NSA ha interrogado a los activistas por sus opiniones, en algunas casos expresadas a través de redes sociales. En el proceso, les han formulado preguntas sobre las actividades y operaciones de grupos opositores, movimientos políticos u organizaciones de Derechos Humanos.
«Sospechan que están vinculados a estos grupos, y les han ordenado informar al respecto», ha indicado la organización respecto al relato de los afectados, que tampoco tendrían permitido comparecer acompañados de sus abogados.
Los interrogatorios han conllevado «preguntas invasivas» sobre la vida personal de los activistas y, además, en ellas se ha sometido a «abusos físicos y psicológicos» que podrían constituir «tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes», ha ahondado Amnistía.
Igualmente, ha apuntado que en el proceso se examina «sin autorización» los teléfonos y las cuentas en las redes sociales. «En la mayoría de los casos documentados, los agentes de la NSA han amenazado a la persona citada con la cárcel y con torturas y otros daños físicos a ella y a su familia si no revela información», ha advertido la organización.
Además, han conminado a los activistas a «no ejercer sus derechos a la libertad de expresión, asociación y reunión pacífica» tras el interrogatorio.
En este contexto, Amnistía Internacional ha avisado también de que la Policía ha ordenado a los activistas, que han pasado ya periodos de «hasta tres años recluidos por el ejercicio pacífico de sus derechos a la libertad de expresión, reunión y asociación», personarse periódicamente en las oficinas de la NSA en las comisarías de policía o en edificios independientes de la agencia.
En estos espacios, los afectados han «pasado horas y días privados de libertad», «sin base legal ni supervisión de las autoridades judiciales, y sin posibilidad de pedir reparaciones ni resarcimiento», según el informe.
«Estas medidas extrajudiciales de libertad vigilada constituyen casos de privación arbitraria de la libertad», ha dicho al respecto la organización, para lamentar que en muchos casos las personas detenidas han sido «torturadas» o sometidas a otros «malos tratos».
Como se trata de una práctica aplicada sin orden judicial, y no existe ningún registro oficial de ella, es imposible determinar el número de personas supervisadas por la NSA. Los abogados y abogadas entrevistados por Amnistía Internacional han afirmado que, ya en 2015, muchos de sus clientes habían quedado en libertad, pero que, desde 2017, éstos vienen siendo sometidos, «cada vez más», a las prácticas mencionadas.
«Las incontables víctimas de las abusivas prácticas de la Agencia de Seguridad Nacional son incapaces llevar una vida mínimamente normal debido a las permanentes intimidaciones y amenazas de cárcel que reciben. Así, se castiga por partida doble el activismo legítimo, puesto que los activistas en cuestión han pasado ya tiempo recluidos de manera arbitraria», ha añadido al respecto Luther.
De este modo, ha demandado al presidente de Egipto, Abdelfatá al Sisi, y al Ministerio del Interior poner fin al «hostigamiento extrajudicial de los defensores de Derechos Humanos y demás activistas».