Expertos dicen que la cirugía de la epilepsia es la opción de los pacientes que no responden a la terapia con fármacos

Expertos en neurocirugía han asegurado que la cirugía de la epilepsia, enfermedad que afecta en España a unas 400.000 personas y que cada año se diagnostican entre 20.000 y 22.000 nuevos casos, es la opción que tienen los pacientes que no responden al tratamiento con medicamentos.

Se trata de una enfermedad que se caracteriza por provocar dos tipos de crisis: parciales (en una parte delimitada del cerebro) o generalizadas (se originan de forma simultánea en todo el cerebro). Las primeras pueden ir desde alteraciones del movimiento y en la memoria, pero sin pérdida de conocimiento ni contacto con el medio; pasando por desconexión con el mundo que le rodea y mirada perdida con repetición automática de ciertos movimientos, hasta una crisis generaliza de tipo convulsivo.

En el caso de las generalizadas, el jefe del servicio de Neurocirugía del Instituto de Neurociencas Avanzadas (INEAMAD) del Hospital Nuestra Señora del Rosario, Rafael García de Sola, ha explicado que las crisis van desde la pérdida de contacto con el medio y mirada fija en un punto (crisis de ausencia); una sacudida brusca y rápida de las extremidades sin alteración de conciencia (crisis mioclónicas); y contracción de los músculos del cuerpo con hiperextensión brusca, que puede estar acompañada de pérdida de conciencia (crisis tónica).

Otros síntomas son la pérdida de fuerza muscular, por lo que la persona cae al suelo (crisis atónica); y la caída al suelo y rigidez corporal, seguidas de sacuidades rítmicas de brazos y piernas. Además, puede generar mordeduras de lengua, labios morados, emisión de espuma por la boca y relajación de esfínteres (crisis convulsiva).

La epilepsia cuenta actualmente con un abanico terapéutico para cada tipo de epilepsia y de paciente, incluso para aquellos en los que no funcionan los tratamientos más habituales. En este sentido, el 70-80 por ciento de los afectados encuentra solución en los fármacos antiepilépticos, si bien hay un 20-30 por ciento de pacientes en los que no es posible controlar su epilepsia.

«En un alto porcentaje de estos pacientes con epilepsia incontrolable o refractaria a tratamiento médico, la cirugía logra un claro beneficio. Cuando se logra localizar el foco epiléptico y es posible extirparlo, un 70 por ciento por ciento de estos pacientes van a quedar libres de crisis. En los casos en que no es posible eliminar el foco epiléptico o cuando se encuentran varios focos independientes, o si la epilepsia es generalizada, se puede reducir a más de la mitad la frecuencia e intensidad de las crisis en el 50 por ciento de estos casos más complejos gracias a técnicas quirúrgicas paliativas», ha dicho García de Sola.

La primera opción quirúrgica es la resección del foco epiléptico, que está indicada para pacientes que no han respondido a los fármacos durante dos años (farmacorresistentes) y que están diagnosticados con epilepsia parcial o focal (localizada en un área muy concreta del cerebro).

La cirugía consta de dos fases: un estudio prequirúrgico, en el que se registran las crisis epilépticas para conocer bien dónde se originan y cómo son, y la operación en sí, en la que se extirpa el foco desencadenante de las crisis. Los resultados son muy satisfactorios, con una media del 70 por ciento de los pacientes intervenidos quirúrgicamente que quedan libres de crisis y unos riesgos de secuelas neurológicas menores del uno por ciento.

«Hay también alternativas paliativas para los enfermos extraordinariamente graves, con múltiples focos epilépticos o con epilepsia generalizada. Aunque no consigan eliminar el problema, pues sólo el 10 por ciento se queda sin crisis, ayudan a que el tratamiento médico sea más eficaz», ha añadido el doctor.

Las técnicas quirúrgicas para los casos complejos, en los que nada ha funcionado, son la estimulación del nervio vago, indicada para epilépticos que no han respondido al tratamiento farmacológico, que no han obtenido beneficio de la cirugía convencional o a quienes no se les puede operar. Con esta técnica de nivel tecnológico muy sofisticado, el neurocirujano implanta un electrodo en el nervio vago (a nivel del cuello). A continuación, le envían estímulos intermitentes desde un dispositivo similar al marcapasos y logra reducir la frecuencia e intensidad de las crisis en más del 50 por ciento de los pacientes.

Otra técnica es la estimulación cerebral profunda, la cual consiste en implantar electrodos a nivel del tálamo y mantener una estimulación con un dispositivo parecido también al del estimulador del nervio vago. Consigue unos resultados similares, de disminución de más del 50 por ciento del número de crisis en más del 50 por ciento de los pacientes.

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