Amato aboga por las autonomías como «antídoto» de ese centralismo del que se han beneficiado los populismos
El que fuera en dos ocasiones jefe del Consejo de Ministros de Italia, Giuliano Amato, ha abogado este jueves por las autonomías como «antídoto» contra ese centralismo malentendido del que se han beneficiado los populismos actuales.
A su paso por Madrid para tomar posesión como nuevo académico de honor de la Real Academia de Ciencias Morales y Política, Amato ha alertado de que el descrédito de la clase política tradicional ha permitido el auge de movimientos populistas por toda Europa, aunque ha evitado mencionar el caso de Giorgia Meloni en Italia.
«Lo que más protege a las democracias contra el auge de los populismos es un crecimiento económico bien repartido», ha explicado Amato para Europa Press en un breve encuentro previo a su toma de posesión.
Amato ha puesto como ejemplo «esa suerte de compromiso social» que surgió entre las economías de mercado durante la posguerra de la II Guerra Mundial y las clases sociales «que necesitaban mayores salarios, protección social y un mejor futuro para sus familias».
«Esto dio un enorme resultado a nuestras sociedades», que vivieron «los treinta años dorados de la cohesión social», con «individuos que se reconocían a sí mismos como miembros de sociedades por las que estaban dispuestos a invertir», mientras que «con la ruptura de ese compromiso social con las economías de principios de este siglo» se produjo «una escala social de menor crecimiento».
Para Amato esto produjo «un gran descontento» entre los electores que tradicionalmente optaban por partidos de izquierdas, a los que se consideraban «los principales actores de este compromiso social».
«De alguna manera empezaron a reaccionar contra las élites y el sistema establecido» que de alguna forma «era cualquier tipo de liderazgo político existente, ya fuera de izquierdas o de derechas», ha ahondado.
Lo principal, señala, es que estas clases sociales dejaron de sentirse representadas y comenzaron a acusar a las élites políticas y gobernantes de velar por sus propios intereses. El caldo de cultivo perfecto, ha señalado, para estos grupos populistas.
«Esta es la revuelta contra las élites que se basa en esta falta de confianza hacia los grupos políticos preexistentes», ha expuesto quien hasta hace poco ha ostentado el cargo de presidente del Tribunal Constitucional de Italia.
No obstante, Amato ha alertado de que la «vía del centralismo» para aplacar este auge de los populismos, en caso de no ser bien aplicada, puede servir para empeorar aún más la cosas y «sea un victorioso movimiento populista» el que se beneficie y se erija «no solo en vencedor, sino en el único representante de la voluntad popular».
En caso de llegar a este extremo, «el uso del centralismo será el propio de los regímenes autoritarios» y cita el caso de Polonia y Hungría, donde «ciertas fuerzas políticas» se han hecho fuertes «desde el interior de la confrontación democrática».
El «antídoto» que propone Amato es fortalecer las autonomías, pues pueden aportar «ese rol cooperativo» que el centralismo malentendido «ha impedido ver y valorar».