Albares ve «preocupante» la situación en Malí e insiste en que la decisión sobre EUTM debe ser europea
El ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, José Manuel Albares, ha reconocido que la situación en Malí «es preocupante», en un momento en que Francia y otros países sopesan la retirada de sus tropas del país, al tiempo que ha recalcado que el futuro de la misión de la UE, en la que participa España, debe tomarse a nivel europeo.
«La situación es preocupante desde hace muchos años, precisamente por eso hay tropas españolas en el terreno igual que las hay de muchos países y hay una misión de formación de la UE», ha destacado en declaraciones a la prensa. España cuenta con más de 500 efectivos en la misión de entrenamiento de la UE, EUTM Malí, lo que le convierte en el principal contribuyente.
El pulso diplomático que mantienen Francia y Malí y que ha ido en aumento en los últimos meses ha llevado a París a plantearse su retirada del país, donde tiene tropas tanto en su operación Barkhane de lucha antiterrorista como en la fuerza Takuba que conforman fuerzas especiales de distintos países europeos.
Otros países, entre ellos Alemania, también han dicho que podrían replantearse la permanencia de sus soldados en Malí a la luz de los últimos acontecimientos. En el caso alemán, tiene más de 300 efectivos en EUTM Malí, además de un millar en la misión de la ONU (MINUSMA).
Todo ello ha generado incertidumbre respecto a la continuidad también de EUTM Malí. En este sentido, Albares ha recalcado que «las decisiones que tengamos que tomar al respecto las tomaremos todos los europeos juntos porque así fue como se tomó la decisión de llegar juntos a Malí».
Fuentes diplomáticas ya habían señalado a Europa Press que España «apuesta por un análisis realizado con la debida serenidad y objetividad» y está dispuesta a contribuir «activamente a las decisiones que se tomen al respecto» teniendo en cuenta el «interés de contribuir a la estabilidad de Malí y especialmente a la seguridad de nuestras tropas».
La situación en Malí, y en el Sahel en general, serán precisamente uno de los temas que Albares aborde este miércoles en Lyon (Francia) con su homólogo frances, Jean-Yves Le Drian, en los márgenes de una reunión de ministros europeos, después de la conversación telefónica que ya mantuvieron el viernes pasado.
En este sentido, el ministro ha indicado que reiterará una vez más la «solidaridad» del Gobierno con Francia tras la decisión de Malí de expulsar al embajador francés de Bamako la semana pasada, un gesto que en Exteriores consideran que contribuye al «clima de diálogo que debería prevalecer en un momento crítico para la seguridad y la estabilidad de Malí y de todo el Sahel».
PRESENCIA DE MERCENARIOS
Uno de los puntos de fricción entre Bamako y París ha sido la presencia de mercenarios rusos del grupo Wagner en Malí. Tras meses de rumores sobre su posible despliegue y después de que Bamako expresara su intención de recurrir a ellos para reforzar su seguridad, Francia y sus socios europeos, pero también Estados Unidos, han denunciado en las últimas semanas que ya hay mercenarios rusos en el terreno, algo que España considera «preocupante».
El Gobierno de transición de Malí que lidera el coronel Asimi Goita ha negado rotundamente que haya mercenarios rusos en el país, aunque sí ha reconocido la presencia de entrenadores militares rusos. Sin embargo, durante su encuentro de este lunes en Moscú con el presidente francés, Emmanuel Macron, el mandatario ruso, Vladimir Putin, vino a dar la razón a París.
Putin sostuvo que el Gobierno ruso no tiene nada que ver «con las compañías que trabajan en Malí», dando a entender con ello que Wagner está en el país africano. «Ellos negocian por sí mismos, las autoridades locales les invitan a nivel estatal y les dan las gracias por el trabajo que hacen», sostuvo.
Según el último informe del comité de la ONU encargado de hacer seguimiento a las actividades de Al Qaeda y Estado Islámico a nivel mundial, la amenaza yihadista en Malí se ha extendido ya a todo el territorio con la única salvedad de una pequeña «burbuja» en torno a Bamako, la capital, de unos 40 kilómetros.
En el país, junto a los vecinos Burkina Faso y Níger, operan el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM, filial de Al Qaeda) y Estado Islámico en el Gran Sáhara (ISGS). Según la ONU, estos grupos «han sabido aprovechar los agravios locales y la debilidad de la gobernanza para sumar cada vez más seguidores y recursos, a pesar de las divisiones y rivalidades internas».