Advierten de la alta mortalidad de la enfermedad neumocócica invasiva en adultos causada por el serotipo 3
Un estudio realizado en el marco del Programa de Neumonía del área de Enfermedades Respiratorias del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER), que analiza la evolución de la enfermedad neumocócica causada por el serotipo 3 en España en las últimas tres décadas, alerta de su alta mortalidad.
El estudio, que ha sido publicado en The Lancet Regional Healthy , destaca que «la vacunación infantil no ha tenido un impacto de protección de grupo en la enfermedad neumocócica causada por el serotipo 3 en adultos por lo que este grupo de población necesita de protección directa por vacunación».
Este estudio cuenta con la colaboración de personal investigador del CIBER de Enfermedades Infecciosas (CIBERINFEC) y de los hospitales Gregorio Marañón (Madrid), Donostia (País Vasco), Vall d Hebrón, Parc Taulí, Germans Trias i Pujol y Bellvitge (Cataluña), así como del Laboratorio de Referencia de Neumococos, del Instituto de Salud Carlos III y del Barcelona Supercomputing Center.
Streptococcus pneumoniae , el neumococo, es un patógeno oportunista que coloniza las vías respiratorias y puede ocasionar infecciones graves como meningitis o neumonía. De hecho, S. pneumoniae continúa siendo la primera causa de mortalidad en enfermedades respiratorias a nivel mundial. Actualmente, se han descrito más de 100 variaciones genéticas distintas conocidas como serotipos, aunque existen diferencias en la capacidad invasiva y la mortalidad asociada entre ellos.
La enfermedad neumocócica invasiva (ENI) causada por neumococos del serotipo 3 se asocia a una elevada mortalidad y, aunque la vacuna conjugada 13-valente (PCV13) incluye este serotipo, su incidencia sigue siendo elevada.
El trabajo también realizó un estudio de secuenciación completa del genoma, revelando que los neumococos del serotipo 3 tienen dos linajes principales en nuestro medio, y que uno de ellos, el linaje CC180-GPSC12, ha ido aumentando en frecuencia a lo largo de los años. A pesar de que ambos linajes eran genéticamente homogéneos, el CC180-GPSC12 presentó una mayor diversidad genética con más presencia de profagos y elementos genéticos móviles.
«Algunos de estos elementos confieren resistencia a los antibióticos lo cual es preocupante», comenta Carmen Ardanuy, jefa de grupo del CIBERES y especialista del Servicio de Microbiología del Hospital Universitario de Bellvitge, quien ha coordinado el estudio.
La neumonía fue la principal forma de presentación de la enfermedad, y más de la mitad de los pacientes presentaban también alguna comorbilidad, siendo la diabetes mellitus la más frecuente. La mortalidad a los 30 días fue elevada, y se observó un descenso a lo largo del periodo de estudio del 32,4 al 16,7 por ciento. No se observaron diferencias significativas en cuanto a las características clínicas de los pacientes y la mortalidad de los casos causados por ambos linajes.
El estudio reveló que, la incidencia general de la enfermedad neumocócica invasiva (ENI) disminuyó de 21 a 12,9 casos por cada 100.000 habitantes entre los períodos antes y después de la introducción de la vacuna PCV13 demostrando la protección de grupo. Esto es debido a que la colonización por neumococo (portador asintomático) es más frecuente en niños, y la vacunación disminuye la concentración de los neumococos de los serotipos incluidos en la vacuna por lo que hay menos transmisión.
Sin embargo, la incidencia específica de la ENI causada por el serotipo 3, incluido en la PCV13, se mantuvo estable por lo que la protección indirecta de la vacunación infantil no tuvo impacto en la ENI causada por este serotipo en el adulto. La reciente introducción de las nuevas vacunas conjugadas (más efectivas) para la vacunación de la población adulta va a ser una herramienta importante en el control de las enfermedades neumocócicas del adulto.
«Se necesita incrementar las tasas de vacunación frente a neumococo en el adulto para tener una buena protección directa en los grupos de riesgo como mayores de 65 años, inmunodeprimidos, o pacientes con comorbilidades para conseguir la misma efectividad que ya se ha demostrado en niños» concluye Ardanuy.