ACNUR alerta de la falta de seguridad y acceso a los refugiados eritreos en la región etíope de Tigray
El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Filippo Grandi, ha alertado este jueves de la falta de seguridad y de acceso humanitario a los refugiados eritreos que se encuentran en la región etíope de Tigray, en el norte del país.
En un comunicado, Grandi ha lamentado la situación en la que se encuentran los refugiados y ha expresado que se encuentra «profundamente preocupado» por el impacto que está teniendo en los civiles que residen en la zona, además de los refugiados eritreos.
Si bien ha destacado que recientemente se han registrado «avances positivos» mediante el trabajo conjunto con el Gobierno de Etiopía, ha manifestado que espera «volver pronto a garantizar la protección de la población en la zona y reanudar las actividades de carácter humanitario».
«Hemos podido asistir a poblaciones vulnerables y hemos distribuido comida entre unos 25.000 refugiados eritreos que se encuentran en los campos de Mai Aini y Adi Harush, en Tigray», ha especificado.
En este sentido, ha señalado que, a pesar de las peticiones, ACNUR «no ha tenido aún acceso a los campos de refugiados de Shimelba y Hitsats» en los últimos dos meses. «Me preocupa la situación de los refugiados. Llevan sin ningún tipo de ayuda semanas y sigo recibiendo informaciones que alertan sobre la grave inseguridad, abusos, malos tratos e incluso ejecuciones y secuestros registrados en la zona», ha dicho.
Grandi ha advertido así de que se han registrado «graves violaciones del Derecho Internacional» en la zona. «Etiopía lleva mucho tiempo dando cobijo a aquellos que huyen del conflicto y la persecución. El Gobierno ha ofrecido garantías de que se han tomado medidas para minimizar el impacto del conflicto sobre los civiles», ha explicado antes de indicar que «ha trasladado a las autoridades la urgencia de garantizar la protección de los refugiados y evitar una deportación forzada a Eritrea».
ACNUR ha denunciado asimismo que muchos de los refugiados que llegan a Adís Abeba son obligados a volver a Tigray contra su voluntad y se ha ofrecido a «trabajar con el Gobierno para buscar soluciones a los actuales problemas humanitarios» en la región.