Viróloga del CSIC recomienda a la población vacunada seguir utilizando la mascarilla
Las actuales vacunas de la covid-19 evitan que la persona que las recibe se ponga enferma, sobre todo muy enferma, y necesite ingresar en una unidad de cuidados intensivos, si bien todavía se desconoce si las aprobadas hasta el momento también protegen de la transmisión del virus, o hasta qué punto lo hacen.
Así lo ha avisado la viróloga del Centro Nacional de Biotecnología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CNB-CSIC), Sonia Zúñiga, quien ha destacado la importancia de que los vacunados sigan con todas las medidas de protección para evitar contagios: uso de mascarilla, lavado de manos, distancia de seguridad y ventilación de espacios cerrados.
Y es que, aunque las vacunas aprobadas en Europa son capaces de inducir una buena respuesta inmunitaria y tienen, en general, grados muy altos de eficacia, en los ensayos clínicos para demostrar su eficacia y seguridad, solo se ha observado si el fármaco previene de la Covid-19 y protege a las personas que tienen mayor riesgo de sufrir complicaciones, no se han publicado datos sobre si además detienen la transmisión del virus.
De hecho, los resultados de los ensayos publicados hasta ahora muestran que, por un lado, las vacunas contribuyen a que el sistema inmunitario fabrique anticuerpos neutralizantes, parte de las inmunoglobulinas IgG que detectan los test serológicos. Y, por el otro, también activan unas células específicas del sistema inmunitario (los linfocitos T_) entrenándolas para que sean capaces de atacar el SARS-CoV-2 en caso de infección.
Este despliegue inmunitario evita que el virus ataque los pulmones, donde se instala y causa la neumonía del síndrome respiratorio agudo grave. No obstante, la experta ha avisado de que faltan datos para saber si las vacunas también inducen una inmunidad parecida en las mucosas, por donde se el virus se cuela dentro del organismo.
En la nariz y la garganta habitan otro tipo de anticuerpos, las inmunoglobulinas IgA, que barren la entrada de virus respiratorios, como el SARS-CoV-2. Si el virus coloniza la parte superior del sistema respiratorio, el patógeno es capaz de sobrevivir, a pesar de que no cause formas graves de la Covid-19.
Por ello, la viróloga ha insistido en la importancia de mantener el uso de las mascarillas, el lavado de manos, las distancias y la ventilación, que minimizan el riesgo de que la nariz continúe siendo un foco de contagio para otras personas.
Además, en los estudios en animales tampoco se observa protección frente a la infección del virus en las fosas nasales, lo que sugiere que puede seguir habiendo transmisión. El patógeno sobrevivió en las narices de primates no humanos vacunados y posteriormente expuestos al virus, a pesar de que la carga viral era menor que en los no vacunados, según estudios preclínicos de Moderna.
«No sabemos cuánta cantidad de virus es transmisible. Además, no tenemos información sobre la inmunidad que producen las vacunas ante las nuevas variantes», ha añadido la especialista del servicio de enfermedades infecciosas y una de las investigadoras que lleva a cabo el ensayo clínico de la vacuna de Janssen en el Hospital Germans Trias i Pujol en Badalona, Beatriz Mothe.
Al mismo tiempo, Zúñiga ha explicado que datos preliminares de la vacunación en Israel, el país con el plan de inmunización más avanzado, sugieren que la transmisión del virus está bajando, a pesar de que aún se desconozca si las vacunas evitan los contagios. «Una posible explicación es que la carga viral sea menor y tengas menos probabilidades de contagiar, aunque todavía no está claro», ha zanjado.