España y Países Bajos apuestan por mantener la economía abierta en la búsqueda de la autonomía estratégica de la UE
Sánchez y Rutte defienden que en ningún caso debe significar «proteccionismo o aislacionismo»
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer ministro holandés, Marc Rutte, defienden la necesidad de mantener una economía abierta en la búsqueda de la autonomía estratégica de la UE en una propuesta que han hecho llegar a sus homólogos de cara al debate sobre este asunto en vísperas de la cumbre del jueves y el viernes.
En el documento de trabajo conjunto, que han remitido por carta al primer ministro portugués, Antonio Costa, en calidad de presidente de turno de la UE, Sánchez y Rutte enumeran los «principios generales que deberían guiar este debate» además de reflejar «las trece áreas políticas clave» en las que, según ellos, es necesario actuar.
Según sostienen ambos mandatarios en la misiva, a la que ha tenido acceso Europa Press, la pandemia y otros acontecimientos geoeconómicos y geopolíticos han puesto de manifiesto «los riesgos de dependencias asimétricas en sectores estratégicos» y la necesidad de fortalecer la autonomía estratégica de la UE para hacer del bloque «un actor global que sea resiliente y esté a cargo de su propio futuro».
«La autonomía estratégica no significa aislamiento o retirada sino, más bien, una reformulación de cómo entender la soberanía, avanzando hacia la soberanía operativa», defienden Sánchez y Rutte en su non paper , subrayando que la UE tiene que tener «capacidad de decidir y actuar por sí misma para salvaguardar sus intereses».
Asimismo, recalcan que la autonomía estratégica «tiene que ser el medio, no el fin en sí mismo» y sostienen que el objetivo no es otro que «garantizar la seguridad de la UE y un crecimiento sostenible e inclusivo, preservar sus valores y estilo de vida, y garantizar que la paz y la estabilidad internacional prevalecen».
Para alcanzar esta meta, subrayan, habrá que modificar las reglas y procedimientos, que se concibieron para que la actividad económica de la UE fuera separada de la geopolítica, pero al hacerlo el bloque debe mantener su «compromiso con economías y sociedades abiertas».
NO DEBE IMPLICAR PROTECCIONISMO
Así, insisten en que en ningún caso la autonomía estratégica debe «implicar aislacionismo o proteccionismo» sino que debe sustentarse en el multilateralismo, la cooperación y las reglas basadas en el libre comercio, sin minar los intereses de los países menos desarrollados».
Sánchez y Rutte defienden que las acciones deben ser proporcionales, racionales y adaptadas a los desafíos concretos y apuestan por que los estados miembros lleven a cabo un análisis en profundidad «para identificar aquellos sectores que son más vulnerables a las dependencias asimétricas».
De cara a avanzar en el debate sobre la cuestión, proponen entre otras cosas la realización de un «análisis exhaustivo para determinar las áreas en las que es deseable una mayor autonomía estratégica europea para la economía, incluir un primer análisis en la actualización de la estrategia industrial», prevista para abril, e «implicar más a los estados miembro en el proceso».
A continuación, ambos repasan los trece sectores que han identificado como claves: el mercado único; la transformación digital; la innovación; una política industrial orientada al futuro; capacidad para fijar estándares internacionales; salud; energía y clima; migración; papel internacional del euro; impuestos internacionales; política común de seguridad y defensa; relaciones exteriores; y multilateralismo.
«Fortalecer la capacidad de la UE de defender sus intereses públicos y aumentar su autonomía estratégica abierta requiere mecanismos de toma de decisión efectivos», advierten Sánchez y Rutte. Por ello, consideran que podría ser útil «explorar en qué áreas es posible extender el voto por mayoría cualificada, limitando, en lo posible y deseable, las instancias en las que la unanimidad frena la capacidad de la UE para actuar».
A la hora de hacer frente a los nuevos desafíos del siglo XXI, «la UE debe garantizar la seguridad y el bienestar de nuestros ciudadanos» y para lograrlo «debe preservar su autonomía estratégica al tiempo que preserva una economía abierta, con el fin de garantizar la estabilidad de Europa y confirmar su posición como un actor global clave», remachan.