Abren los colegios electorales en Israel para las cuartas legislativas en tan solo dos años
El Likud parte como favorito y el partido de Gantz podría quedar sin escaños
MADRID, 22
Los colegios electorales en Israel han abierto sus puertas este martes a las 7.00 para la celebración de unas elecciones legislativas que son ya las cuartas en cerca de dos años y que se producen tras el colapso del Gobierno de unidad pactado por el primer ministro, Benjamin Netanyahu, y el líder del opositor Azul y Blanco, Benjamin Gantz.
Los comicios, a los que están llamados a votar más de 6,5 millones de israelíes, se celebran ante la perspectiva de una Knesset nuevamente fragmentada y sin mayorías claras. Para ello, las autoridades han fijado un total de 13.685 centros electorales en todo el territorio y un centenar en el exterior.
El bloqueo político en Israel emana de las elecciones de abril de 2019, que se celebraron de forma anticipada a causa de las disputas en torno a un proyecto de ley sobre el servicio militar entre la comunidad ultraortodoxa –que llevó a la dimisión en 2018 de Avigdor Lieberman–, así como por las acusaciones de corrupción contra Bibi .
De las urnas salió un Parlamento dividido en el que el Likud de Netanyahu no logró ensamblar un Ejecutivo, lo que ocurría por primera vez en la historia del país y lo que le llevó a convocar otras elecciones antes de traspasar el mandato para intentar formar Gobierno a Gantz.
Así, se celebraron otras elecciones en septiembre de 2019, en las que en esta ocasión se impuso Azul y Blanco al Likud por un escaño. Sin embargo, el fraccionamiento derivó en nuevos comicios en marzo de 2020, de los que surgió un Gobierno de coalición por la decisión de Gantz de romper su promesa de campaña de no pactar con Netanyahu.
El acuerdo provocó una fractura en Azul y Blanco, mientras Gantz logró el cargo de ministro de Defensa y el compromiso de Netanyahu de que pasaría a ser primer ministro tras 18 meses, algo que finalmente no tendrá lugar, dado que se han convocado elecciones antes de eso por la falta de acuerdo en torno a los Presupuestos.
En este contexto, Gantz ha sufrido un varapalo en los sondeos, dado que su figura podría ser castigada por su acercamiento a Netanyahu, decisión que justificó a causa de la pandemia de coronavirus y la necesidad de sacar adelante unos Presupuestos.
Por su parte, Bibi figura como favorito y durante las últimas semanas ha intentado lograr apoyos con los avances en la vacunación contra el coronavirus, pese a que el país fue duramente golpeado durante la segunda oleada, que provocó un segundo confinamiento a nivel nacional.
El primer ministro ha jugado también durante la campaña la baza de los acuerdos logrados con EAU, Bahréin, Sudán y Marruecos para normalizar sus relaciones diplomáticas, gracias a la mediación de Donald Trump, y ha asegurado que al menos otros cuatro países se están preparando para dar el paso.
Netanyahu ha reiterado además su apoyo a la hoja de ruta propuesta por el expresidente estadounidense para un proceso de paz con los palestinos, rechazada firmemente por la Autoridad Palestina y el resto de facciones, sin que por ahora esté claro si Joe Biden se alejará de esta postura y abogará por reimpulsar las negociaciones en otros términos.
Los sondeos no reflejan que Netanyahu haya sufrido una importante pérdida de apoyos a pesar de su imputación por corrupción, que le convirtió en la primera persona en serlo mientras ocupa el cargo de primer ministro.
Netanyahu, que ha llegado a tildar el proceso de «caza de brujas», aseguró la semana pasada que se opone a «cancelar» el juicio y destacó que no cesará al fiscal general, Avichai Mandelblit, si bien defendió que «garantizará un equilibrio» entre el sistema judicial y el Ejecutivo.
A ello se han sumado las críticas por parte del presidente de la Knesset, Yariv Levin, contra la comisión electoral, a la que acusó de «sesgo», si bien rechazó todo paralelismo con las declaraciones de Trump antes de las presidenciales.
LAPID Y LOS RIVALES EN LA DERECHA
De cara a los comicios, la oposición –en esta ocasión con Yesh Atid, liderado por Yair Lapid, como principal partido– ha asegurado que Bibi busca crear un Gobierno «racista y extorsionador» junto con sus aliados del espectro derechista, ultranacionalista y ultraortodoxo.
Lapid, quien ha evitado decir oficialmente si busca ser primer ministro, ha abogado por aglutinar los votos en torno a su partido y ha dicho que «se necesita una gran fuerza para cambiar la realidad» y sacar a Netanyahu del poder, según Haaretz .
Asimismo, Lapid, quien ha aunado gran parte del voto izquierdista tras su salida de Azul y Blanco, ha acusado a Netanyahu de arrastrar al país a un ciclo de elecciones hasta lograr una mayoría que le permita gozar de inmunidad en el juicio, aplazado hasta abril.
Sin embargo, el primer ministro tendrá entre sus principales rivales a otros políticos del espectro derechista, que amenazan con recabar parte del descontento de los votantes conservadores y limar el número de escaños del Likud, lo que le dejaría en una posición más débil a la hora de encabezar una coalición.
Entre estos partidos figuran Yamina, encabezado por Naftali Bennett –antiguo aliado de Netanyahu–, y Tikva Hadasha (Nueva Esperanza), liderado por el exministro del Interior Gideon Saar, quien formó el partido en diciembre de 2020 y ha logrado desde entonces que se unan al mismo diversos miembros del Likud que abandonaron la formación.
Saar, se enfrentó a Netanyahu en unas primarias en el Likud en diciembre 2019 tras cargar contra el «culto a la personalidad» del primer ministro, ha conseguido que se unan a Nueva Esperanza algunos antiguos miembros de Azul y Blanco desencantados con Gantz, por lo que este partido queda casi sin expectativas de lograr escaños.
El surgimiento de Nueva Esperanza y el refuerzo de Yamina han llevado a Netanyahu a centrar parte de su campaña en socavar la figura de Bennett e incluso a vincular una poco probable victoria de Lapid a un acuerdo entre ambos para sacarle del poder, esperando con ello alejar de Yamina al votante derechista.
Sin embargo, Bennett ha defendido que busca ser primer ministro, en un esfuerzo por no perder tampoco los apoyos que ha logrado por parte de ciudadanos que se han alejado de Netanyahu. Lieberman, líder de Yisrael Beitenu, figura como otro miembro del espectro de la derecha que ha trabajado para buscar un frente alejado de Netanyahu.
FRAGMENTACIÓN EN LA KNESSET
Los partidos derechistas cuentan además con las candidaturas de Shas, liderado por Aryeh Deri; Judaísmo Unido de la Torá (UTJ), encabezado por Moshe Gafni; y el Partido Sionista Religioso de Bezalel Smotrich, que previsiblemente se sumarían al bloque que ensamble Netanyahu.
Por su parte, en el bloque izquierdista se encuentran Meretz, encabezado por Nitzan Horowitz; Telem, que se ha unido a Yesh Atid y no concurrirá por separado; y el Partido Laborista –históricamente líder de la izquierda israelí, si bien ha perdido peso en los últimos años–, liderado por Merav Michaeli.
A todos ellos hay que sumar la Lista Conjunta, que aglutina a varios partidos árabes y que en las últimas elecciones logró once escaños, convirtiéndose en el cuarto partido con más representación. Pese a ello, la negativa de cualquiera de los bloques a formar Gobierno con el bloque provocó que quedara nuevamente apartada de la escena política.
En esta ocasión, el partido Raam, presidido por Mansur Abbas, se ha salido de la coalición y ha llegado a apuntar a un posible apoyo a Netanyahu que podría volcar la balanza a su favor, si bien el bloque derechista reniega de su respaldo.
La Knesset está integrada por 120 escaños, por lo que cualquiera de los bloques tiene entre sus objetivos sumar al menos 61 para garantizar un Gobierno, algo que, según los sondeos, está nuevamente en duda en estas elecciones, lo que podría derivar en una quinta votación en los próximos meses.