El precio de la gasolina se encarece otro 1,4% y toca ya máximos de finales de enero de 2020
El precio de la gasolina se ha encarecido esta semana un 1,4% con respecto a la semana anterior y ha encadenado su decimoséptima subida consecutiva, tocando así ya máximos desde finales de enero de 2020 y acumulando una subida del 14,8% desde noviembre.
En concreto, el precio medio del litro de gasolina se ha situado en los 1,311 euros, su nivel más alto desde la semana del 27 de enero del año pasado, según datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea recogidos por Europa Press.
Por su parte, el precio del gasóleo se ha mantenido estable esta semana, después de acumular 16 subidas consecutivas, repitiendo los 1,173 euros el litro. No obstante, continúa en su nivel más elevado desde la segunda semana de marzo del año pasado.
Desde la segunda semana de noviembre, el precio del gasolina acumula una subida de en torno al 14,79%. En el caso del gasóleo, a pesar de haberse mantenido esta semana estable, es un 15,6% más caro.
Este incremento en el precio de la gasolina y del gasóleo en los últimos meses ha ido de la mano de una recuperación en los precios del petróleo en las últimas semanas.
El barril de crudo Brent, de referencia en Europa, cotizaba este jueves por encima de los 67,7 dólares, mientras que el Texas americano se intercambiaba a unos 64,3 dólares, ligeramente por debajo de los precios de hace una semana.
SUBIDAS DESDE LOS MÍNIMOS DE MAYO.
De esta manera, los carburantes consolidan las subidas que ya empezaron a registrar a lo largo del periodo estival, con incrementos desde el pasado mes de mayo, cuando descendieron a mínimos por el desplome registrado durante el confinamiento por el coronavirus.
No obstante, la gasolina sigue estando más barata en España respecto a la media de la Unión Europea (UE) y la zona euro, donde el litro cuesta 1,447 euros y 1,504 euros, respectivamente, al mismo tiempo que el litro de gasóleo cuesta de media 1,298 euros en la UE y 1,324 euros en la eurozona.
El menor nivel de precios finales con respecto a los países del entorno se debe a que España, pese a las subidas del IVA, a los mayores impuestos y a los gravámenes al biodiésel, sigue contando con una menor presión fiscal, en general, que la media comunitaria.