Víctimas del terrorismo plantean que miembros de ETA arrepentidos ofrezcan testimonios en las aulas de Euskadi
Piden que se erradique, «de manera urgente, los homenajes públicos a terroristas y la exaltación de sus símbolos»
BILBAO, 10
El Consejo Vasco de Participación de las Victimas del Terrorismo entregará este miércoles al Lehendakari, Iñigo Urkullu, un texto en el que plantea la posibilidad de que ofrezcan testimonios en las aulas miembros de ETA arrepentidos. Además, pide que se erradiquen, «de manera urgente, los homenajes públicos a terroristas y la exaltación de sus símbolos», y que se entregue a cada víctima un documento oficial que declare «la injusticia padecida y la verdad histórica».
El texto del Consejo, al que ha tenido acceso Europa Press, recoge «pasos a dar en materia de reconocimiento y reparación de las víctimas del terrorismo, así como para mejorar y hacer más eficiente la contribución de estas víctimas tanto en el plano educativo como en los procesos de reflexión crítica sobre el pasado y, en general, en el diálogo entre diferentes».
Es resultado del debate mantenido durante los años 2017 a 2020 por el Consejo Vasco de Participación de las Victimas del Terrorismo, que hoymantiene una reunión a la que asiste Urkullu. A él entregarán el escrito, que alude, en primer lugar, de ETA y otras organizaciones afines, pero también del GAL, Batallón Vasco Español, Grupos Armados Españoles y entidades similares, «rechazando cualquier confusión de victimizaciones o instrumentación de unas vulneraciones de derechos humanos o de unas víctimas para justificar, compensar, diluir o minimizar otras».
Son cuatro los ejes fundamentales de las conclusiones que han aprobado. El primero es el «reconocimiento y reparación de las víctimas del terrorismo; el segundo, la aportación educativa de las víctimas; el tercero, víctimas y procesos de reflexión crítica sobre el pasado, y por último, víctimas y procesos de diálogo entre diferentes.
En cuanto al primero de ellos, se parte de «una valoración positiva» de lo realizado en materia de reconocimiento y reparación de las víctimas del terrorismo, «a pesar de sus déficit», e insiste en la necesidad de proseguir en esta tarea para alcanzar «una valoración clara y crítica lo más ampliamente compartida» de lo que ha supuesto la violencia de las distintas organizaciones terroristas».
También considera que hay que completar y mejorar los contenidos de las leyes de reconocimiento y reparación de todas las víctimas del terrorismo, y profundizar «en el conocimiento y reconocimiento de esta victimización y el padecimiento sufrido, a través de los correspondientes estudios».
Para ello, se propone el análisis por el Parlamento Vasco de una reforma de la Ley vasca de Víctimas del Terrorismo «para su mejor adecuación a la nueva realidad y formas del terrorismo internacional».
Además, plantea la promoción de acuerdos en el ámbito local «sobre la manera de dar respuesta a la reivindicación de recuerdo de las víctimas, incluyendo la señalización de los lugares de los atentados, siempre que se cuente con el consentimiento de las víctimas y suficiente consenso municipal».
Este Consejo reclama «el refuerzo del apoyo a aquellas víctimas que siguen sufriendo un déficit de reconocimiento o reparación», y que se potencie «el derecho a la verdad», a través del acceso a toda la información existente sobre las circunstancias del atentado terrorista, «en particular, aunque no solo, en el seno de la Audiencia Nacional».
Asimismo, pide que se impulsen medidas de reconocimiento personalizado de las víctimas, entre otras cosas, «continuando con la grabación de testimonios para su archivo en Gogora-Instituto de la Memoria, y el Memorial de Víctimas del Terrorismo».
Cree necesario, en esta línea, que se promueva «el desarrollo de un gesto institucional personalizado: en concreto, la entrega solidaria a cada una de las víctimas y sus familias de un documento de declaración oficial de la injusticia padecida y de la verdad histórica en que se enmarcó».
APORTACIÓN EDUCATIVA
En cuanto a la aportación educativa de las víctimas, el Consejo comparte «la valoración positiva» de la experiencia de los testimonios de las víctimas en la educación, que «debería extenderse a otros ámbitos».
En relación con el Programa de Víctimas Educadoras Adi-adian, propone «proseguir ampliando su desarrollo en el plano educativo, universitario, de la formación profesional y otros ámbitos educativos no formales». También plantea «extender las posibilidades de aportación de testimonios por parte de las víctimas, siempre de forma libre y voluntaria», por ejemplo, mediante grabaciones depositadas en Gogora y accesibles a través de ella, o abriéndolo a los hijos y nietos de las víctimas, y a otras víctimas: como heridos o amenazados, víctimas de violencia de persecución.
MIEMBROS DE ETA ARREPENTIDOS
Asimismo, considera que puede haber personas que, «habiendo ejercido la violencia, han realizado con posterioridad una profunda reflexión autocrítica de su propio pasado y del recurso a la violencia con fines políticos», en referencia a miembros de ETA arrepentidos. El Consejo señala que se puede analizar abordar «el integrismo radical de corte religioso».
En el tercer eje, sobre víctimas y procesos de reflexión crítica sobre el pasado, insta a que se preste «especial atención a las necesidades de cada víctima, pues no todas demandan la misma respuesta».
Para ello, plantea el apoyo de experiencias de reparación restaurativa, y generación de espacios que faciliten los encuentros entre víctimas y victimarios, «siempre desde el máximo respeto a las víctimas».
También subraya la necesidad de fomentar la línea restaurativa en las actividades de memoria. Para ello, las instituciones públicas deben «seguir potenciando el desarrollo de programas de acercamiento de las víctimas a la sociedad en primera persona», así como «continuar elaborando informes de clarificación del pasado para contribuir al derecho a la verdad».
Otras cuestiones son la promoción de «la utilización de los testimonios como herramienta de las unidades didácticas correspondientes la ESO y Bachillerato, y asegurar su necesaria difusión, tanto al conjunto de la sociedad -por su valor esencial para la convivencia y para la no repetición-, como especialmente en las nuevas generaciones».
DIÁLOGO ENTRE DIFERENTES
En el capítulo de Víctimas y procesos de diálogo entre diferentes , el documento destaca «la necesidad de promover una cultura de paz», basada en unos valores sólidos y la promoción del diálogo para resolución de conflictos.
Para ello, subraya que se debe «avanzar en la deslegitimación de la violencia terrorista, que debe traducirse en el reconocimiento, como mínimo ético insoslayable, de que toda acción violenta que provocó víctimas fue una injusticia».
A partir de esto, «debería apoyarse un diálogo en múltiples direcciones: entre víctimas del mismo terrorismo», entre víctimas del terrorismo de ETA y de otras formas de terrorismo; y entre víctimas y sociedad, «teniendo particularmente presentes a las generaciones futuras».
El texto concluye con una Reflexión final mirando al futuro , que rechaza «toda actitud de dar la espalda al pasado», defiende «la necesidad de potenciar esa imprescindible reflexión crítica que permita reconocer el sectarismo vivido en la actitud hacia las víctimas que, de algún modo, sigue perviviendo en la actualidad».
Para la convivencia pacífica, insiste en «la urgencia de erradicar, de manera urgente, la justificación de todo tipo de terrorismo y los homenajes públicos a terroristas y exaltación de sus símbolos: unas formas particularmente rechazables de victimización secundaria, retraumatización o revictimización, que constituyen claros síntomas de anormalidad democrática en una sociedad que declara reconocer la injusticia de la violencia terrorista».