Las leyes antiterroristas perjudican los DDHH de mujeres y niñas en todo el mundo, avisa una experta de la ONU
Una experta de la ONU ha advertido de que las leyes antiterroristas perjudican los Derechos Humanos de las mujeres y las niñas en todo el mundo, una situación que lastra los avances en materia de igualdad y limita el ejercicio de las libertades fundamentales de éstas.
En la presentación de un informe ante el Consejo de Derechos Humanos, la relatora especial de la ONU para la promoción y protección de los Derechos Humanos en la lucha contra el terrorismo, Fionnuala Ní Aoláin, ha lamentado que tras dos décadas de los ataques del 11 de septiembre en Nueva York, «la lucha antiterrorista se ha infiltrado en los espacios más íntimos de los derechos personales y la autonomía de las mujeres y las niñas».
«En muchos países, las políticas y las prácticas de la lucha antiterrorista tienen como blanco directo a las defensoras de los derechos humanos y a quienes reivindican los derechos sexuales, reproductivos y de igualdad de las mujeres y las niñas, y utilizan todas las armas de seguridad estatales para acallar y ahogar sus reivindicaciones», ha criticado.
El informe indica que «el ámbito de la lucha contra el terrorismo suele considerarse erróneamente como neutral en cuanto al género, tanto en sus prácticas como en sus consecuencias».
La relatora ha aseverado que se trata de una opinión «errónea» y ha señalado que la legislación y las políticas de lucha contra el terrorismo, «en particular en los entornos formales y de élite, nacionales e internacionales, se elaboran en espacios dominados por hombres y caracterizados por estereotipos de género».
Fionnuala Ní Aoláina ha apuntado a las sanciones, la detención, la privación de la ciudadanía, la devolución y la repatriación, el papel del derecho de familia y los tribunales de familia, como los retos a los que se enfrentan las defensoras de los Derechos Humanos en materia de políticas de prevención y lucha contra el extremismo violento, y el impacto que tienen la vigilancia y las nuevas tecnologías en las mujeres, las niñas y las familias.
«Los expertos en seguridad utilizan el lenguaje del género, no para empoderar a las mujeres y las niñas, sino para mercantilizar y socavar sus derechos mediante prácticas de seguridad, marginación y cooptación», ha insistido.
Asimismo, ha expresado su preocupación por el hecho de que las familias se hayan convertido en la nueva «frontera» de las normativas de seguridad, «afectando a las relaciones humanas más íntimas y fundamentales».
En este sentido, se ha referido a «desigualdades específicas y sistemáticas a las que se enfrentan ciertas familias, en concreto las familias y las madres musulmanas, a las que se presiona para que actúen como brazo de seguridad estatal en múltiples países».
Por ello, ha reclamado «protección total» para todas las familias y en igualdad de condiciones, así como acabar con las prácticas que excluyen, estigmatizan y convierten en desiguales a determinadas familias a causa de las normas de seguridad.
La relatora también ha urgido a las instancias de Naciones Unidas dedicadas a la lucha contra el terrorismo y al Pacto Mundial de Coordinación de la Lucha Antiterrorista a comprometerse «de manera efectiva con una agenda de derechos de la mujer y no se limiten a utilizar la palabra «género» a la hora de prestar apoyo técnico a los Estados en la lucha contra el terrorismo y en la creación de capacidades».
Igualmente, ha incidido en la necesidad de repatriar y reintegrar a las mujeres y a sus hijos que sufren condiciones inhumanas en los campamentos del noreste de Siria. «Son detenidos arbitrariamente y su situación se encuentra al límite de la tortura y los tratos inhumanos y degradantes en virtud del derecho internacional», ha criticado al respecto.